viernes, 7 de febrero de 2014

POR LOS QUE TIENEN QUE BAJAR O SUBIR





A veces divido el mundo en dos. Ayer lo dividí en: mujeres que son como vasija adentro de un pozo y mujeres que son como escalón de escalera.
La mujer escalón de escalera no tiene suegra, porque siempre la avienta desde el primer descanso. También dicen que no tiene madre, pero este dicho no está comprobado. Ella, la mujer escalón de escalera, dice que su mamá fue la escalera “chiquita” que los cantantes aseguran es necesario tener para subir al cielo; pero, los maldicientes, aseguran que ella proviene de los más bajos infiernos y que una cuerda de samaritano hizo que ahora se pasee, toda pretensiosa, por las calles de Tuxtla, Palenque, Tapachula, San Cristóbal y Comitán. En Comitán, se le puede ver en muchas banquetas y en plazas. Se cree mucho porque su piel no es la piel común de las muchachas bonitas. ¡No!, ella tiene la piel de piedra de laja, lo cual hace que la gente se confíe por el brillo que despide; pero al menor titubeo, la gente resbala, porque, las demás mujeres dicen que la mujer escalón de escalera es una resbalosa de lo peor. Dicen, dicen, que provoca muchas muertes en el mundo, por esto, los amantes expertos tienen cuidado a la hora que hacen el amor con ella. Dicen que, incluso, ha provocado grandes fracturas en el desarrollo unívoco del Universo. Dicen que el escritor José Emilio Pacheco resbaló con ella. Ese resbalón le provocó la muerte. Nadie puede asegurarlo. Ella, la mujer escalón de escalera, asegura que eso era antes, que ahora ya se reformó y que, si bien no es una escalera para subir al cielo o para subir al altar donde viven las virgencitas, tampoco es tan fatal. Asegura que ahora, gracias a las innovaciones tecnológicas, es una mujer escalón de escalera eléctrica y que quien quiera hallarla la encuentra en las grandes plazas comerciales y en los grandes edificios del mundo. Asegura que ya pasaron sus tiempos en que era escalón de escalera de hoteles de tercera o de madera apolillada en vecindarios en París. Como el lector inteligente ya intuyó sus relaciones son breves y rápidas, como si fuese una amante precoz; y el hombre debe estar atento a subir sobre ella que está en ascenso constante. El amante, dice ella, debe estar atento a dar el brinquito inicial, sostenerse bien en el pasamanos, disfrutar el ascenso (el amante puede, incluso, ver el paisaje mientras asciende) y luego estar atento a dar el brinquito a la hora que llega a la cima. Por esto es una mujer que no es muy buscada. Los expertos dicen que sólo la buscan cuando alguien (un político por ejemplo) quiere lograr un ascenso rápido.
Ella cambió mucho. Hubo un tiempo en que fue de madera sencilla y servía para colocar los regalos en los palos ensebados o para trastejar. Esto hacía que ella fuera bien vista en la sociedad, servía para la diversión y para mantener el hogar; pero cuando comenzó a tener sueños de grandeza, se perdió en su altura. Cuentan que una vez, incluso, sirvió para bajar al fondo de las tumbas para exhumar los restos mortales de un rey; cuentan que paseó por las plazas de todos los lugares del mundo con un cráneo en la palma de la mano, repitiendo, aquella frase famosa y pueril de “ser o no ser”.