viernes, 17 de febrero de 2012

MUJERES QUE NO ALCANZAN A LLEGAR




A veces divido el mundo en dos. Ayer lo dividí en: mujeres que son como palma bendita y mujeres que son como palmeta para matar moscas.
La mujer palmeta contra moscas es más peligrosa que el “Raid”. Como el lector ya se dio cuenta, lo más aterrador es que a todos sus pretendientes los ve como insectos alados molestosos. Su relación lo basa en hallar el instante en que el pretendiente (o amado) se vuelve insistente (como mosca en pastel) y le asesta un palmetazo.
Se las da de mucho “Soy totalmente Palacio” sin aceptar que ella también frecuenta los lugares en donde las moscas juegan: basureros, comida y pasteles de excremento.
A final es una mujer frustrada, porque ella, a pesar de todo y con todo en su pesar, no tiene alas. Estudios sicológicos han demostrado que padece el “síndrome de la ausencia del vuelo”. A pesar de que es una mujer muy hermosa, con muslos como de pasarela, manos de renuevo de menta y labios de hoja de oro para retablo, el pretendiente siempre le encuentra un parecido a esas mujeres que pepenan objetos en los basureros.
Todos sus afeites son artificiales: luz de neón sobre el escenario, donde el cantante destroza una guitarra. Se sabe que las alas de las moscas tienen una semejanza con la retícula Divina, por esto, la mujer palmeta contra moscas viste vestidos a cuadros, come sangüiches bien cortados y prefiere ver la televisión en pantallas cuadradas y no en pantallas led rectangulares.
El cuadrado define su vida, por esto se dice que tiene una forma “cuadrada” de ver la vida. Le molesta que el ala de la mosca no tenga la forma de una ventana.
Sus sueños son sueños de globo aerostático, por eso no acepta con facilidad los chunches tecnológicos contemporáneos. Le gusta emplear palabras como: preservativo, videocasetera y bolígrafo. Asimismo en su casa conserva las colecciones de aviones de plástico que venían en las cajas de los cereales, y sobre la repisa de la sala tiene una colección de muñecas de porcelana de Lladró y otra de alas de mariposa (los que la conocen dicen que en medio de esas alas aparecen las alas de moscas de todos los amantes que ha consumido).
Le gusta modificar la relación natural de los objetos, por esto juega billar con un palo de golf, voleibol con una pelota de fútbol americano y entra a ver cuadros a museos con una venda que le cubre totalmente los ojos.
Ha descubierto que el color favorito de las moscas es el naranja (¿será porque este color incita a comer?). Como las moscas viven no más de veinticuatro horas, sus relaciones son de muy poca duración. Cuando alguien le gusta de más, juega a que es un juguete de pilas y le pone baterías “duracel”, sólo para que la relación dure hasta que se agote la pila.
Ahora mismo el lector se pregunta: ¿por qué, entonces, los hombres se acercan a este tipo de mujer? ¡Ah!, la respuesta es muy sencilla: porque su piel huele a sudor de mujer que ha hecho ejercicio durante más de una hora. El aroma de esta mujer ¡es fatal! Es fatal porque conduce a los hombres a la fatalidad y porque tiene la misma secuencia del camino engañoso que sube al cielo de Dante.
A veces divido el mundo en dos. Mañana lo dividiré en: mujeres que son como el ritmo del tambor y pito, y mujeres a quienes les mueven el tambor a ritmo de pito.