viernes, 12 de abril de 2024

CARTA A MARIANA, CON UNA TERRAZA

Querida Mariana: me gustan las terrazas. Ya dije el otro día que mi amigo el arquitecto Gómez Conde contó que, en tiempo de pandemia, el mundo descubrió la ventaja de poseer un balcón o una terraza. Estos elementos arquitectónicos permitieron, a sus propietarios, acercarse al mundo sin exponerse. Me gustan los espacios donde el aire corre libre. La otra tarde, Roberto, su hermana Paty y yo conocimos "Punto Beer. Café Bar”, que posee una terraza bellísima. El café bar está ubicado a un lado del bulevar de Yalchivol. Ya podés imaginar el privilegio que esto significa. Me senté ante una mesa y aprecié la belleza del lugar. Vos sabés que uno de los barrios tradicionales más hermosos de Comitán es Yalchivol, ver cómo se desenvuelve el día desde arriba es uno de los disfrutes más sublimes. Te he contado que en mi adolescencia me encantaba ir a la cantina “La Jungla”. En ese lugar preparaban unas papas y unas tortillas de frijol que no tenían competencia en el Comitán de los setenta, pero lo que más disfrutaba del lugar (además de la compañía de los amigos de la palomilla) era el piso de tierra, y unos muretes de un metro de altura, hechos de madera costera. Esta altura permitía que la mirada, igual que el aire, volara libre y se posara en las ramas y frondas de la arboleda que tenía el terreno. Me gustan los espacios que no están limitados por paredes. De igual manera te he contado que hay un restaurante que ofrece una botana exquisita, exclusiva, donde preparan una lengua en pebre de esas que uno se come un plato, dos, tres; pero, el espacio es claustrofóbico. No me gusta ir. La combinación de las dos sustancias hace el prodigio de la vida alegre. Como ahora soy muy estricto en mi dieta, pues el espacio es el que llena mi entusiasmo. No tolero los lugares cerrados, para eso mejor me quedo en casa. Así que conocer la terraza de Punto Beer me causó una gran emoción. El café bar es atendido por tres chicas: Dulce, Karina, Mariola, comitecas de cepa. Me encantan los botaneros donde uno se siente a gusto y disfruta una cerveza con los amigos. Te he platicado que me encanta estar en el 340 Jardín Botanero que está a la orilla del bulevar con rumbo a La Plaza. Ah, disfruto que la mirada se pierda en el azul del cielo y en el verde de los arbustos. El 340 Jardín Botanero es una burbuja llena de aire que es un estímulo afectuoso. Bueno, tampoco le hago el feo a las casas, también me siento muy bien en el botanero de Javier, que está en una hermosa casona, frente al estacionamiento Ulises. Y esto es así, porque siempre pido a los amigos que nos sentemos en una mesa de los amplios corredores, porque estar ahí me remite a los recuerdos de mi niñez, cuando la casa donde vivía tenía cuatro corredores, donde daba vueltas con el carrito de pedales que me regaló mi papá. Lo que digo es que los espacios abiertos son toboganes para el espíritu. Conocí el café bar Punto Beer, en Yalchivol, y hallé una terraza increíble. Cuando estuvimos ahí llegó un joven, solo, pidió una michelada, se sentó, revisó su celular y al recibir la bebida vi su cara de satisfacción al degustarla. Ah, me dio tanto gusto su gusto. Sé que todo mundo disfrutará ese espacio que da servicio de 2 de la tarde a 11 de la noche. Comprobé que el espacio bien puede disfrutarlo una persona sola o una pareja o un grupo de amigos o familiares. A las dos se puede pedir una michelada, un coctel, una ensalada de camarones, unas alitas y más tarde un café con waffles, un capuchino o unas papas a la francesa con un refresco. Posdata: me conocés, nada probé de la carta, me limité (es un decir) a vivir la experiencia de estar en un espacio agradabilísimo. Con eso se llenó mi cuerpo y mi espíritu. Esa terraza es un privilegio que debemos aprovechar todos los comitecos. Ya dije que el otro día me senté en el portalito que existe en el bulevar y pensé que eso es uno de los grandes privilegios del pueblo; hoy agregué a la relación de grandes privilegios tomar una bebida en la terraza del Punto Beer. ¡Tzatz Comitán!