domingo, 19 de agosto de 2007

El anónimo que se ocupó de mi persona

En la página de "Comitecos punto com" un lector anónimo se ocupó de mi persona. No me resultó extraño. Como escritor, artista plástico y periodista estoy acostumbrado a recibir críticas de mi obra y, en ocasiones, de mi vida personal.
El anonimato es un práctica común en todos los pueblos del mundo. En la propia página de "Comitecos punto com" de manera constante se hace el llamado para que se deseche dicha práctica. A la fecha no ha sucedido así y todo parece indicar que será imposible erradicar el anonimato.
Pero, ¿qué tan pernicioso es el anonimato? De principio, quien "tira la piedra" y esconde la mano podría decirse que es un cobarde, pero ¿de veras lo es? Quién sabe.
Reconozco en "el anónimo" una ventaja sobre aquél que no dice nada. Es cierto, el anónimo tiene la mancha de la sombra y de la oscuridad, pero tiene la audacia de gritar lo que "otros" comentan por bajito.
Desde el principio de los tiempos el anonimato ha sido protagonista de la historia. El anónimo se erige en un Dios sin nombre y juega a ser perfecto. Se cree libre de culpa, por eso "tira la primera piedra". No sabe que esta clase de piedras son "bumerangs" que la vida se encargará de regresarle con la fuerza del movimiento prolongado en el tiempo y en la distancia.
Sé que el anónimo quiere llenar de lodo a las personas, lo hace por perversión o simplemente para divertirse.
La página de "Comitecos punto com" siempre ha merecido mi atención y mi reconocimento. Carlos, su creador y principal motivador, navega contra corriente a fin de que en Comitán los temas de interés se expongan a la luz pública. Claro, es inevitable, a veces aparece la diatriba, el encono, la maledicencia, lo intrascendente, pero también, a veces, aparece la luz. Cada que un hombre dice su verdad y lo hace sin esconder la cara, la sociedad avanza. La página de "Comitecos punto com" es una ventana que se ha fortalecido. Al fortalecerse ha fortalecido el diálogo y la discusión y, ¡ya lo dijo el clásico!, de la discusión ¡nace la luz!
Somos más los que prendemos cerillos que aquellos que se empecinan en apagarlos. A los que se esconden en el anonimato se les acaba el aire porque siempre están adentro de cuevas.
Bienvenido el diálogo, a pesar de los pesares.
Sé que algún día la gente se ocupará de responder al diálogo que invito a través de mis escritos y de mis obras plásticas. ¿Mi vida personal? No creo que sea trascendente, la mía es una vida más, igual de imperfecta que las demás. Quien tenga una vida perfecta que se atreva a "tirar la primera piedra".