viernes, 31 de octubre de 2008

El Molcas

Acabo de toparme con Héctor. Yo estaba en el baño y lo hallé en medio de un libro. Y ahí, ¡prodigio!, volví a hallar, también, a "El Molcas".
En los tiempos en que fui maestro de escuela acumulé cientos de apodos, pero por alguna extraña razón ninguno de los apodos prosperó. Por más ingenio y entusiasmo que los alumnos ponían a su "noble" esfuerzo mis apodos no se popularizaron. Eran como globos que, al paso de los días, se desinflaban. Nunca supe por qué era así.
Un buen día propuse a mis alumnos de ese tiempo un ejercicio contrario. Ya que querían ponerme un sobrenombre a fuerza, pues podían decirme "El Molcas". Acababa de leer el cuento de Héctor en donde aparece dicho personaje. Según yo, el personaje no tenía nada especial que me asemejara con él, pero, como se trataba de "ponerme" un apodo, pues nada mejor que eso. ¿Y qué creen? Pues ¡pegó! Varios de mis alumnos de esa generación comenzaron a decirme "Molcas", y aún ahora, muchos, pero muchos, años después tengo compas exalumnos que me dicen así.
El cuento de Héctor Aguilar Camín se llama "Mañana lloraré", y ahora que acabo de toparme con el texto de nuevo lo reeleré y tal vez ahora entienda quién es El Molcas.