jueves, 9 de octubre de 2008

Sepia

Ayer, como a las once de la mañana, subí al parque de Comitán (digo que subí porque donde trabajo está por el rumbo de San Sebastián, un lugar por debajo del nivel del parque. Para llegar al parque debo subir y esto es como una práctica de vuelo). Subí a comprar el periódico El Heraldo de Chiapas. Aproveché para tomar fotografías de paredes, de balcones, de banquetas, de pilares y de techos de casas. Estos tiempos de ahora permiten la fotografía instantánea. En cuanto regresé a mi trabajo conecté la cámara a la computadora y logré ver las fotos. ¡Cincuenta en total y a todo color! En mis tiempos de juventud era necesario esperar casi un mes para tener las fotos a color en las manos. Llevaba el rollo con Hermilo Vives y él me entregaba un talón que desprendía de un sobre con el logotipo de kodak, el maestro Hermilo metía el rollo adentro del sobre, rotulaba éste y lo sellaba. Ese sobre realizaba un periplo. Imagino que llegaba a la oficina de "La Colón", viajaba hasta la ciudad de México (o tal vez Guadalajara, lugar donde está la fábrica de Kodak) y una vez que el rollo era revelado y las fotos eran impresas, algún empleado del estudio llevaba el sobre a la colón y, un día (veinte o más), llegaba a Comitán. Hoy todo es instantáneo. A veces me cuesta trabajo acostumbrarme. Estos tiempos me llenan de gozo, pero también extraño un poco aquel tiempo de pausas, aquel tiempo -mucho antes- en que la fotografía era en tono sepia.