sábado, 4 de octubre de 2008

Segundos pisos


¿En qué momento aparecieron los segundos pisos? Imagino la cueva del primer hombre y la imagino horizontal con el gran patio afuera. Tal vez, en el transcurso del tiempo, algún hombre halló un montículo adentro de la cueva y se pensó puma, se sintió tigre y subió y desde sus ramas de arena miró a los que dormían en el suelo y se supo más cerca de los dioses. Y desde entonces construyó su casa del árbol y sólo bajó para proveerse de lo necesario. Así imagino el nacimiento de los segundos pisos. De ese momento a la construcción de las torres gemelas no hubo más que un paso, más que un simple estornudo de guacamaya.
Vivo en la contradicción, me gusta vivir en una casa de un solo piso, en una casa donde siempre estoy en contacto con el suelo; pero, a veces, sueño (y he vivido) con casas que tienen más pisos. Estas casas son como árboles, como palomares donde puedo imaginar algo como un ligero intento de vuelo. Tiene su gusto de paleta de chocolate, abrir la cortina y mirar, desde arriba, a todas las hormigas que afanosas van hacia el trabajo, hacia la escuela. Tiene su encanto de cucaracha voladora acercarse a la ventana y mirar desde arriba a los ríos que desbordan el pavimento de la calle.
Sí, tiene su encanto mirar a las nubes muy cerca de los ojos. Hay algo de pegasso en el sueño de sacar la mano y sentir el aire que está por encima del polvo.