La comida fue en el restaurante "La Montura". Fue ahí, tal vez porque nuestra generación es un corcel de viento.
Lulis comprobó nuestra condición de aire milonga cuando dijo: "¿Saben que quisieron vender el terreno de la prepa?".
Todos los que ahí estábamos coincidimos que no lo permitiríamos.
No lo permitiríamos porque nuestra generación fue la que hizo el movimiento de paro para conseguir esas instalaciones. Anita dice que nuestra generación, la 71-74, es la mejor generación que jamás existió (tal vez cada generación piensa lo mismo de la suya). Nunca entendí por qué, si amábamos el edificio donde estudiamos (donde ahora está la Casa de la Cultura) nuestra generación luchó por un nuevo edificio.
A pesar de que nuestra generación fue la primera que tuvo dos mesas directivas y, por consiguiente, dos bailes de graduación, existe una certeza que nos une: la convicción de que fuimos una generación soñadora y que cada uno, en su cielo, hoy vuela sobre el corcel del viento.
Anita llevó dos playeras con un estampado del edificio de nuestra prepa al frente. Una la llevó puesta, Zoraida ganó el derecho de llevar la otra.
Roberto dijo que el próximo año cumplimos treinta y cinco años de haber salido de la escuela, por lo que Lupita "comisionó" a Anita para que realice las playeras de la conmemoración. Necesitamos que el próximo año estemos, si no todos, cuando menos la mayoría de compas egresados. Para que, con el permiso de Dios, nos tomemos la foto en las gradas de la hoy Casa de la Cultura, lugar donde un día de 1974 nos tomaron la foto de la generación.
Roberto se comprometió a subir una página en este chunche que sea como la página oficial de nuestra generación. Marirrós ofreció realizar el diseño de las invitaciones, también ofreció el ranchito de Lety, en Tzimol, para que ahí hagamos el festejo. Rafa, entonces, dijo que ponía a nuestro servicio dos camionetas cerradas con chofer para que nadie se preocupe por el traslado.
Cándido, a su vez, se comprometió a llevar a la banda que es más cercana a su corazón: Carlos, Hugo, el compa Ruiz y el compa Penagos.
Tal vez Irene grabará un disco con su voz y nos lo entregará; tal vez Javier construirá un puente para que por ahí caminen todos los que este año nos hicieron falta. ¡Nos hacen falta!
Cuando el maestro pasa lista siempre hay un vacío inexplicable a la hora en que dice un nombre y no se escucha el acostumbrado ¡presente! Es un vacío que no se llena con nada. Hoy ya no hay pretexto para irse de pinta, ya no es válido enfermarse porque sí.
Ayer fue como entrar al viejo salón de química y hallar a los compas. Doña Lenchita, siempre que se refería a los años de su juventud, decía: "Cuando éramos jóvenes y bellos". Ayer que me encontré con mis compas de prepa, los hallé así: llenos de juventud y plenos de luz. La juventud, comprobé, es una actitud ante la vida; la belleza tiene que ver con ese río donde más que agua corre luz, mucha luz.
¡Que Dios permita a esta generación seguir cabalgando, con montura o sin montura, sobre nuestro imparable corcel de viento!