viernes, 18 de marzo de 2011

DE POSTIZOS COMO AMANECERES




A veces divido el mundo en dos. Ayer lo dividí en: mujeres que son como garfios y mujeres que son como uñas.
La mujer uña viene desde el principio de los tiempos, está emparentada con los simios, por esto las alturas y los sueños hilados con lianas no le son ajenos. La pedicura es la profesión con la mujer más antigua del mundo.
La mujer uña debe tener cuidado porque, en un descuido, puede ser mujer uña de pie y esto es muy denigrante. Lo mejor es ser mujer uña de mano digna (hay que cuidarse de esas mujeres plásticas que hoy son muy dadas a colocarse uñas postizas. Los hombres verdaderos aborrecen a las mujeres que tienen pechos postizos y nalgas postizas, porque eso significa que tienen cerebros postizos. ¿A poco existe alguna mujer que no tuviera empacho en aceptar que su amado se pusiera un pene postizo?).
La mujer uña de pie es una mujer acostumbrada a estar encerrada. Ese encierro hace que huela mal, cuando está en su periodo menstrual se convierte en una mujer escándalo porque su olor provoca embotellamientos y cierres de fábricas y escuelas. Por eso se dice que esta clase de mujer causa contingencias ambientales.
No contenta con el olor embriagador, potencia su capacidad de psicotrópico, ya que acostumbra a pasársela en medio de hongos (muchos de éstos alucinógenos).
Lo simpático es su veta surrealista ya que, en medio de la oscuridad de su encierro, asume que posee ojos ¡y de pescado! (todo cocinero regular sabe que la frescura del pescado se detecta por el brillo de los ojos. Cuando un pescado tiene los ojos sin brillo significa que ya está en camino de la putrefacción. Es una pena que la mujer uña de pie no haya elegido tener ojos de pez. Su visión sería como la del pez vela).
Por esto es muy recomendable que la mujer uña decida ser uña de mano. Esta mujer es maravillosa; dada su costumbre detecta de inmediato al hombre pulga y, con movimiento exacto, lo exprime con sus dedos gordos. La mujer uña posee la vocación por tocar instrumentos musicales de cuerda. Esta capacidad la convierte en una amante casi perfecta. Cuando el amado está afinado, la relación se convierte casi casi en un solo de violoncelo. Ya los lectores se dieron cuenta de la gentileza que debe poseer el amado para tratar a su mujer uña, porque si la hace enfadar, los rastros que deja un tigre son juguete comparados con la trilla que deja la mujer uña en el rostro del maleducado.
A veces divido el mundo en dos. Mañana lo dividiré en: mujeres que son tan calientes como reflectores de teatro, y mujeres que son tan calientes como risa de pingüino.