martes, 15 de marzo de 2011

UN FRAGMENTO DE PAPEL


El artista Juan Ramón Lemus me invitó a decir unas palabras en la Exposición "Sólo en papel. Seis Fragmentos", que presentó en el Museo de Arte Hermila Domínguez de Castellanos.
La inauguración fue un día miércoles. Los miércoles estoy en la actividad del Centro Comiteco de Creación Literaria. Como no poseo el don de la ubicuidad debí optar por el Centro y abandonar la periferia de la luz. Pero, gracias a la generosidad de Angélica Altuzar Constantino -Directora del Centro Cultural Rosario Castellanos- que hizo la lectura de un textillo ¡estuve presente!
Una disculpa a Juan Ramón Lemus por no acudir a su invitación, pero me ganó el afecto cuando acepté y no tuve cuidado de revisar mi agenda.
Paso copia del textillo que Angélica hizo favor de leer.


Buenas tardes:
Me llamo Alejandro y digo que, de niño, no me gustaban los juegos de laberinto. Me seducen los juegos que van “por la libre”, a pleno sol.
Digo lo anterior porque ni estamos en Sojo ni sé, bien a bien, de qué se trata esta presentación. Una tarde el artista Juan Ramón Lemus me escribió a mi dirección electrónica para que yo estuviera esta noche con ustedes. Dije que sí sin titubeo, motivado por el afecto que le profeso al artista.
Estos comentarios, entonces, están dictados por el torrente y no por el cauce. Quise venir al Museo en la mañana para ver la obra, pero mi trabajo lo impidió, así que, en este instante, estoy igual que ustedes, expectante por ver la obra.
Así pues no asumo el papel de presentador. Asumo el papel del papel. Soy una hoja en blanco, ni siquiera un fragmento de los fragmentos. La exposición tiene un nombre sugerente: “Sólo en papel, seis fragmentos”, reconociendo que nada es la totalidad y toda obra siempre está inconclusa.
Dije al principio que no estamos en Sojo, y lo dije porque si estuviésemos allá esta exposición sería una más de los cientos que se presentan. ¡Qué pena que no estamos en Sojo! Pero ¡qué privilegio que estamos en Comitán, porque este pueblo tiene una luz que no tiene Sojo y esto, tal vez, inspira a Juan Ramón a convertir en este Museo como en su casa! Es decir, si Lemus no procurara este tipo de actos artísticos en este pueblo estaríamos en medio del desierto. Como que él se dio cuenta que la siembra de luz en un espacio lleno de luz no es contradictorio. No hace ni seis meses Lemus presentó en este mismo espacio otra propuesta artística. Los comitecos agradecemos su asiduidad.
Dije al principio que me gustan los juegos, me gustan los que son honestos, los que no están a mil años luz del misterio absurdo del engaño. Por esto mismo me gusta ver la obra de los artistas, porque no necesitan más que un papel en blanco -o un fragmento- para invitarnos a jugar, a descubrir el universo.
Soy una hoja en blanco, con manchas que se confunden con letras y se creen palabras. Me llamo Alejandro, pero Angélica me tiene en sus manos y ahora ella me suelta como si fuese una hoja seca, hoja de árbol. Ya no soy más. Lo único que existe es el papel de la exposición, en seis fragmentos. ¡Era previsible, sólo la obra de los artistas perdura! ¡Siempre es un juego al aire libre, con el sol pegando por todos los costados! ¡Larga vida a ellos y a sus obras!