miércoles, 30 de mayo de 2012

PARA LA ALACENA




I.- Don Elías se acostó, sin cenar. La noche era fresca. Su esposa le colocó una cobija y le dio un beso. Don Elías comenzó a soñar. Soñó el patio de una casa, soñó que había un guateque: marimba, juncia, parejas bailando y bebiendo. Su compadre Armando lo llamó. La mesa tenía un mantel blanco y estaba llena de viandas y una botella de tequila, de cinco litros. Don Elías se sentó al lado de su compadre, sonriente. Su comadre Esperanza le sirvió un plato rebosante, con frijoles charros, chicharrón de hebra, dos chiles rellenos, rodajas de butifarra, chorizo y dos tortillas con asiento. ¡Salud!, dijo su compadre y él bebió, de un solo trago, el caballito de tequila. Comió y bebió como si no lo hubiera hecho en mucho tiempo. Terminó el plato y pidió más, le sirvieron otro plato rebosante y siguió comiendo y bebiendo. Entonces, por esas veleidades que tienen los sueños, soñó que estaba adentro de un cuarto, trastabillante se recostó sobre un catre, su durmió y soñó. Soñó que sentía una aflicción muy grande, como si toda la comida le subiera a la cabeza. A la mañana siguiente su esposa entró a despertarlo y lo encontró muerto. El médico llegó diez minutos después y dijo: ¡murió de una congestión! “Pero -balbuceó su esposa- si no cenó”.

II.- Juanito es inventor. Ayer se le ocurrió inventar una máquina de sueños. Pedro le dijo: “¡Ah, eso no es novedad, ya en Japón te ganaron la idea!”. Juanito explicó que su máquina sería novedosa porque crearía sueños para terceros. Explicó: vos metés un billete de quinientos pesos y decís, en un minuto, el sueño que querés y anotás la dirección de la persona a quien se le enviará el sueño. ¿Mirás?, dijo emocionado, el sueño no será para vos sino para tu novia, para un amigo o para algún enemigo. Pedro dijo: ¡Ah, así cambia la cosa!
Cuando todos los de vecindario se enteraron aplaudieron la idea de Juanito y lo conminaron a terminar pronto el invento. Sí, dijo, doña María, yo haré que mi Pablo sueñe conmigo y sea un sueño bien bonito, donde estemos en la playa y me acaricie y me bese como cuando éramos novios. Juana dijo que programaría un sueño para su hijita Alondra, para que sueñe un baile de quince años ¡fabuloso!, como si fuera real. Así, todo mundo pensó en alguna persona amada para que soñara lindos sueños. Sólo doña Eugenia se puso triste, dijo que le hubiera gustado que esa máquina hubiese existido cuando su hijito Pancho estaba vivo. El muchacho murió hace dos meses en intento de cruzar al otro lado. Ah, dijo, a mi Panchito le hubiera gustado soñar con el mar y las gaviotas de este lado.

III.- Existe un país cuya moneda de cambio son los sueños. Los sueños sirven para adquirir todos los bienes y servicios. Es un país con pobladores felices (las pesadillas valen el doble).

IV.- Padecía de insomnio, porque como nunca fue a la escuela no sabía contar borreguitos.

V.- “Que tus sueños se cumplan”, le deseó el maestro a la alumna recién graduada. Ella sonrió, pero en su interior le mentó la madre, porque sus sueños siempre eran pesadillas.