sábado, 25 de agosto de 2012

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA DEL UNO AL UNO




Querida Mariana: dicen que a toda capillita le llega su fiestecita. A Comitán, ¡por fin!, le tocó el guateque del Festival Internacional Rosario Castellanos, en su edición número 12. Tardó poco, cuatro días, apenas. María Elena Jiménez Guillén, Directora del Centro Cultural Rosario Castellanos, dijo que el presupuesto de este año fue de un millón de pesos. En años anteriores la cantidad ha sido mayor (de varios millones).
El Nuka llamó al programa de radio “Crónicas de Adobe” y comentó que un señor de apellido Crócker (en otro programa radiofónico) propuso que los comitecos exijan a los gobiernos federal, estatal y municipal la permanencia del Festival. ¿Cómo? Destinando un fondo que garantice, cada año, un monto para su organización y desarrollo.
¿Qué tal estuvo este Festival? Bueno, vos sabés que cada quien habla según llueve en su milpita.
No sé qué digas vos, pero pienso que la propuesta del señor Crócker (secundada por El Nuka) es pertinente. Habría que agregar la inclusión de dos o tres personas, oriundas de este pueblo y comprometidas con el avance cultural, para que formen parte del Comité que diseña el programa. Hasta el día de hoy, son los Coneculteros Mayores quienes deciden por nosotros y esto es un exceso de Poder. Si la fiesta es en nuestra casa ¡cuando menos que elijamos la marimba! (ya de pasada ¿viste que ahora la marimba no fue incluida?).
¿Qué tal estuvo este Festival? Bueno, como en botica, hubo de todo. Desde lo malito hasta lo sublime. Gente de otras ciudades del estado acudió a escuchar la actuación de Lila Downs. Su inclusión fue un acierto. Fijate que tuve suerte. Andaba en la conferencia que dictaron Los Quijotes (escritores de Guatemala) en el Cabildo Municipal cuando escuché -a lo lejos- una voz de cenzontle. Eran las seis de la tarde, del domingo. “¡La Lila!”, pensé. Sí, ella hacía la prueba de sonido. Salí de la Sala (porque la conferencia fue de los actos que estuvo de regular tendiendo a malo). Fui al parque y disfruté la voz de agave que Lila embarró en los corazones de quienes estábamos ahí. ¡Ah, que borrachera de mezcal revuelto con comiteco! La voz de Lila es aguamiel, es pulque para el espíritu. Regresé contento a casa. Ya en la noche, una multitud disfrutó lo que yo pepené en tres canciones.
Angélica Altuzar Constantino, Conecultera Mayor, hizo mucho con poco. Como buena ama de casa logró estirar el dinerito y diseñó un Festival digno. Digo que presencié actos sublimes y otros medio jodiditos, pero el balance es positivo. Vos, ¿cómo viste el nivel del Festival? Se trata (esto es importante) que el Festival tenga un nivel cercano a la excelencia. Los chavos que lo presencian toman referencias de ahí. Algunas flamas vocacionales pueden prenderse en el instante que un acto toca sus corazones. Imagino que en el instante que Lila cantaba alguna niña comiteca se deslumbró y pudo pensar: “De grande quiero ser como ella”. En ese momento, el Festival cumplió su labor de generar luz. Pero, cuando nos traen a la Paquita del Barrio, ¿qué podemos pensar? ¿Será bueno que alguna de nuestras niñas bonitas quiera ser como ella y entone frases tan denigrantes como la de “rata de dos patas”? (permitime, ahora regreso, voy a vomitar).
El Festival contribuye a enriquecer nuestro pensamiento y a decirnos que hay formas más altas de ser humano.
Hablo de lo que presencié. Privilegio dos actos que me parecieron sublimes. Uno, la charla que nuestro paisano Roberto Culebro Jiménez impartió en la Universidad Valle del Grijalva; y dos, la exposición de obras en cerámica de Manuel de Jesús Aguilar Díaz (chavo oriundo de Yalumá, comunidad rural).
En el facebook leí un comentario en contra del gasto en el rubro del arte. Un compa lamentó que se gastara un millón de pesos, cuando existe una escuela primaria cuyas aulas presentan carencias y un estado lamentable. Él preguntó: ¿No es más urgente brindar un espacio digno a los niños estudiantes, en lugar de andar botando dinero en festivales? Digo que ambos conceptos son importantes. Vos y yo hemos coincidido en que, en la medida que el gobierno se interese por fomentar el arte, la educación y el deporte, esta nación puede salvarse. Diría a este ciudadano preocupado que comparto su opinión y apoyo su demanda: ¡que arreglen esa escuela y todas!, pero también digo que es necesario que se invierta en promoción y difusión del arte. Que la Secretaría de Educación destine el dinero para las escuelas y Coneculta-Chiapas aporte lana para el fomento del arte; es decir, que las autoridades cumplan con su responsabilidad.
Comparto el coraje del compa que emitió su opinión en facebook. Vemos, todos los días, cómo los funcionarios gubernamentales cometen dispendios y actos de corrupción. Lamentamos que el dinero del pueblo se destine para satisfacer gustos personales y se bote en gastos de “representación”. Lo que no comparto es que pida que no se destine paga para el cultivo del espíritu. Las naciones desarrolladas invierten en deporte, en arte y en educación y con ello logran una juventud más sana, una generación con valores humanistas. ¡Que nuestros muchachos estudien en aulas dignas, pero que, asimismo, unten el bálsamo del arte en sus corazones!
La participación de Roberto salvó el Foro Académico. Él es un joven comiteco de veintidós años que estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Veracruzana y actualmente trabaja al lado de Sergio Pitol, excelente escritor mexicano.
El Foro Académico siempre ha sido el renglón torcido del Festival. ¿Cómo honrar la memoria de Rosario Castellanos? ¡Con una serie de charlas que hablen de su vida y de su obra! Sin embargo dichas pláticas no son apreciadas por los comitecos. Los Foros apenas convocan a diez o veinte personas. ¿Qué sucede? Una posible respuesta es que los ponentes no llaman la atención. ¿Por qué nunca se invita a un personaje de esos que convocan multitudes? ¿Por qué no (por ejemplo) invitan a Susana Alexander o a Elena Poniatowska a hablar de su amiga? Estoy seguro que tales nombres sí “jalarían” gente. Por esto llamó mi atención la participación de Roberto. Los alumnos de la UVG estuvieron atentos a la charla. Roberto mostró el gran conocimiento literario que posee y se reveló como un gran charlista, como un excelente conferenciante. Me dio mucho gusto que un comiteco tenga tanta calidad y que en su pueblo pueda reconocérsele y él pueda compartir su talento con los paisanos. El Festival fue el feliz pretexto.
En cuanto a la obra de Manuel de Jesús Aguilar Díaz te diré que, para mí, fue una revelación. Las piezas, expuestas en el lobby del Teatro de la ciudad, dieron luz a este Festival. Él trabaja la cerámica con maestría. Sus obras son bellas. Cuando entré al lobby quedé deslumbrado. Las piezas, expuestas sobre cubos de madera y diseminadas en toda el vestíbulo, eran como trozos de aire. Manuel de Jesús toca nuestro corazón, porque sus piezas tienen la transparencia de una hoja de eucalipto. ¡Ah, sus piezas son tan frágiles, tan a punto de alcanzar el vuelo! ¿Vos cómo definirías la risa de un niño? ¿Has visto cómo la risa de los niños es diferente a la risa comprometida de los viejos? La risa de un niño es como un papalote; como el vuelo de un colibrí; como una gota de agua suspendida en un techo de teja, a la hora en que el sol se derrama. Bueno, pues así es la obra de Manuel de Jesús. Con tierra logra la fragilidad de un rayo de luz. Me dio mucho gusto que el lobby del Teatro se abriera para abrazar la obra de este talentoso artista comiteco. La Directora del Centro Cultural Rosario Castellanos me platicó que Manuel de Jesús llegó a verla y le mostró unas fotos de su obra. Malena quedó deslumbrada, como queda medio mundo y le propuso que expusiera sus obras en el Festival. ¡Qué bueno que ya se dio el primer paso! Ahora sólo falta que la Conecultera Mayor impulse la obra de Manuel de Jesús por todo el mundo.
Estos fueron los dos actos que más me gustaron. Disfruté asimismo la presentación del libro de la poeta Marvey Altuzar Figueroa. Ella estaba conmovida, estaba contenta porque las autoridades de su pueblo le hubiesen concedido el honor de publicar su poemario. Disfruté la presentación de los dos artistas que conforman el grupo musical Guitakora (el hombre, con la guitarra y ella con un instrumento que nunca había visto y que era como una enorme calabaza con un sonido prodigioso). Disfruté las exposiciones de fotografías instaladas en el Corredor San José y en el Museo de Arte Hermila Domínguez de Castellanos. Lamenté que en el escenario a cielo abierto donde se presentó Lila Downs y los demás artistas no se colocara una carpa para que los espectadores lograran evitar la lluvia. A los organizadores se les olvidó la tradicional fama de buenos anfitriones que tenemos los comitecos. Cuando nosotros organizamos un guateque en nuestras casas, adornamos con juncia los patios y colocamos un manteado “por si llueve”. Como el Festival se desarrolló en época de huracanes, hubiese sido bueno colocar un “manteado” para conjurar la empapada.
El Festival de este año tuvo aciertos y el acierto mayor se debe en mucho a la sensibilidad de Angélica. ¿Ahora qué queda? Esperar a ver por dónde correrán los vientos en la nueva gestión que ya asoma su cara.
Posdata: ¿Buena noticia en Comitán? ¡Sí, hay una! Daniel Saborío y Antonio Barro, chavos talentosos, moviditos, que laboran en el Diario “C” tuvieron la ocurrencia de crear una revista cultural que se llama “Temperante”. Es buena noticia porque son escasas las publicaciones que privilegien esa utopía llamada “cultura”. ¿Es posible una revista donde la inteligencia esté por encima de caras bonitas o de caras ensangrentadas? Daniel y Antonio creen que sí y en ese intento de sembrar luz en lugar de oscuridades cotidianas prolongan su espíritu. Como dicen los clásicos, hago votos porque su propuesta tenga cabida en este pueblo generoso y su revista sea (como dijera la ignorancia de nuestra paisana Elba Esther Gordillo) temperante para dos mil treinta y cinco mil salvadillos.