lunes, 10 de septiembre de 2012

POR LOS CAMINOS DEL SUR




La mañana del jueves 6 de septiembre, el Presidente Municipal de Comitán se reunió con integrantes del Consejo de la Crónica e integrantes del Consejo Ciudadano de Cultura. Por ahí se me ocurrió decir unas palabras. Paso copia.
¿Recuerdan la presentación de los dos primeros títulos de la Serie Editorial “La lectura más cerca de ti”? Esa tarde leí un texto. Al término, el maestro Julio Avendaño se acercó y me dijo algo más o menos así: “Me gustó tu participación, pero debes tener cuidado con las declaraciones políticas que haces y de las cuales luego te puedes arrepentir”. El maestro es un hombre bien intencionado, por esto le dije: “No se preocupe, Maestro. Sé lo que digo”. Se refería a las líneas donde escribí que José Antonio Aguilar Meza, nuestro Presidente Municipal, estaba empecinado en ser lo que ya comenzaba a ser: el Presidente que más había apoyado el desarrollo literario de este pueblo. Hoy, que el Contador Aguilar Meza está a punto de dejar la Presidencia, el balance en fomento del arte ¡es positivo! Hoy, si me equivoco, ustedes, gente ilustrada, pueden desmentirme y yo echo reversa, el apoyo que el Presidente Municipal brindó al fomento del arte no tiene parangón con lo realizado en administraciones anteriores. La fundación del Centro Comiteco de Creación Literaria y la Colección Editorial que impulsó, más todas las demás ediciones que se realizaron, refrendan su compromiso.
Algunos analistas preguntan: si esto hizo en un año nueve meses que duró su gestión, ¿qué hubiera logrado en tres años? ¿Quién sabe? Los sabios recomiendan no hacer chaquetas mentales, a la vez que insisten en realizar análisis objetivos. Un amigo me dijo: “José Antonio (así lo trata él, muy en confianza) supo que tenía poco tiempo y debía aprovecharlo al máximo”. Un poco como decir que echó toda la carne al asador. Pero, digo, lo importante no es echar toda la carne al asador sino cuidar que esa carne no se chamusque. Digo que, a pocos días del término de su gestión, don José Antonio puede sentirse satisfecho por lo realizado. Hablo de lo que me apasiona: la literatura. En el área del arte logró sembrar una semilla que, sin duda, tendrá que ser cuidada con amor por las administraciones venideras. ¡Tiempos halagüeños se advierten en el cielo comiteco! ¡Ya nunca más un retroceso en este camino! El día de mañana, ¡hoy mismo ya lo hacemos!, Comitán dirá que fue el Contador Aguilar quien colocó la primera piedra.
Los mismos analistas vaticinan el futuro del actual Presidente (en realidad, el título de analistas se los concedo de manera honorífica, porque ellos no son más que huevoncitos que andan en el café todo el día, pero, por lo mismo, andan enterados de todos los arguendes del pueblo, incluidos los amorosos y los políticos). Estos analistas cafetómanos dicen que nuestro Presidente actual seguirá enredado en la política y, menos tarde y más temprano, nos enteraremos de nuevos encargos. ¿Esto es cierto? ¡Saber! Los de siempre ¡lo aseguran! ¿Por qué digo esto? Porque, entonces, estamos seguros que esa siembra continuará. Si ya se encargó de poner la primera piedra fue pensando en que un edificio se debe construir. ¿En dónde la columna para colocar la placa que consigne el hecho? ¿Lo debemos hacer nosotros? Sí, parece que nos toca esa encomienda, pero no estaría de más que él nos eche la mano en la cuestión económica. Todo mundo sabe que es experto en bajar recursos. Qué término tan feo, pero así lo dicen: bajar recursos. ¿Acaso esos recursos están en el cielo? Parece que sí, y parece que nuestro Presidente, todavía, tiene una escalera grande y otra chiquita y que eso de subir al cielo para bajar recursos es cosa que a él le da risa. En fin, esto es para decir que confiamos en que su amor por Comitán sigue intacto y que este árbol que sembró puede dar frutos para Gloria de este pueblo. Mientras tanto puedo afirmar que (sin temor a que alguien me prevenga por la temeridad de mis palabras) don José Antonio volvió la mirada a un terreno ignorado por los políticos: el terreno del arte, y el arte, lo sabemos nosotros, es un Dios generoso con sus fieles seguidores.
Termino preguntando: ¿nuestro presidente es un lector obstinado? No lo creo, no creo que destine dos o tres horas diarias en leer literatura. Y qué bueno que no lo hace, porque si no, ¿a qué hora destina sus capacidades para solventar los problemas de esta ciudad? Pero él ya demostró que no es fuerza ser un apasionado de la literatura para entender lo que el arte hace por un pueblo. Él ya demostró que se puede ser humanista con sólo entender que el arte, la educación y el deporte son la triada que hará mejor a esta nación. Va pues, ya me callo.