lunes, 20 de enero de 2014

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE EL TRIÁNGULO ES MÁS QUE EL CÍRCULO





¿Cómo se construye el Universo? ¡Es muy sencillo! Tomen un listón de papel y dóblenlo hasta lograr la forma que tiene este murete, luego unan los extremos y ¡formen una estrella!, con tantos picos como quieran. ¡Ahí tienen el secreto!
En Comitán, así como en muchas otras ciudades del sur de México, este tipo de celosías es tradicional. Era tan sencillo levantar un muro que delimitara la propiedad sin cancelar el paso de las miradas y del aire. Por su sencillez, por su minimalismo, por su dignidad y por su humildad, en muchas casas de Comitán se usaba esta celosía. Las personas que caminaban sobre la banqueta y miraban estas filigranas de barro las untaban en su mente y en su corazón. Tal vez, después del techo de teja, del balcón de hierro forjado o de madera, del corredor lleno de helechos y del sitio de la casa llena de árboles de anona, esta celosía es la que mejor representa la arquitectura de Comitán. ¡En esta estructura está contenido el espíritu de Comitán: las nueve estrellas!
Ese elemento arquitectónico provee luz al espíritu del comiteco. Por esto, los comitecos, sobre todo las comitecas, permiten que la mirada y el aire de los otros se paseen como Pedro por su casa.
Para quien dude de la energía que emana esta celosía, basta que vea con atención esta fotografía. ¿Qué elementos la conforman? Una base de bloques de cemento, un montículo de grava revuelta con arena, un bote, algunos puntales de madera, un árbol, un poco de mezcla y una pala. ¿Ya vio, el lector incrédulo, que el arbolito está lleno de vida? Es por la cercanía del murete de ladrillos. Ahora, pido al lector, sobrino de Santo Tomás, meta el dedo en el hueco de la mezcla. ¿Ya vio cómo la pala levita? En el momento que tomé la fotografía, la pala se levantaba. Acá está a punto de pararse en forma completa. Acá está suspendida en el aire. ¡Es la fuerza del murete trenzado, a la manera en que los hombres tojolabales, tzeltales y chujes tejen la palma. Los hombres y mujeres de esta región acostumbran tejer el “pechulej” y los hilos de luz que el cielo derrama. No podía ser de otra manera. El cielo de Comitán es diferente a los demás cielos del mundo. Cuando el cielo se llena de nubes, que le dicen cielo “aborregado”, en Comitán no se llena de “borreguitos” ¡se llena de bordados!
Cuando un comiteco se acerca a un murete con bordado, siente que su espíritu, igual que la pala, ¡levita! Todo es ingrávido, todo es como un cielo bordado.