lunes, 7 de abril de 2014

PALABRA VIEJA JOVEN





Fer Trejo, organizador de “Carruaje de pájaros”, me invitó a participar. “Carruaje de pájaros” es un Festival Nacional de Poetas Jóvenes que ya está en su séptima edición. Fer tuvo el buen tino de incluir a Comitán. Así, el 4 de abril, Comitán recibió a jóvenes poetas de todo México que compartieron su talento. Paso copia del textillo que leí:

Esto es un carruaje de pájaros y participan jóvenes poetas. Yo no soy joven y no estoy seguro de ser poeta, pero los organizadores del encuentro, generosamente, me invitaron y acepté, porque, como dijera Sabines, la juventud se logra por contagio. ¡Qué tal que en lugar de ser un viejo chinchibul me es otorgada la gracia del vuelo del colibrí! Lo dudo, pero en fin.
El diccionario es muy preciso. Define a la palabra conjuro de esta manera: “ruego o invocación de carácter mágico que se recita con el fin de lograr alguna cosa”. A mí siempre me sorprende esta capacidad de la palabra que pareciera poseer el don de la magia. No nos damos cuenta, pero estamos más cerca del conjuro que del milagro. El milagro pertenece a entidades supremas; en cambio, el conjuro está a la vuelta de la esquina, o más bien dicho: a la vuelta de la palabra de cualquier mortal. No cometo una irreverencia si digo que los poetas son quienes están más cerca de ser hechiceros y de realizar el prodigio invocado.
El diccionario no consigna la palabra contraconjuro, pero mucha gente la pronuncia. Entiendo que se aplica cuando alguien quiere revertir el efecto del conjuro. Hay gente, la conozco, que hace contraconjuros para cercenar la voz del poeta. Se sabe, hay gente murciélago que no soporta la luz.
Por esto, porque a veces hay necesidad de revertir el orden de las cosas escribí dos anti contraconjuros.

ANTI CONTRACONJURO PARA EVITAR QUE UNA MUCHACHA SE HAGA POLVO EN EL DESIERTO

Sobre la arena tierna, tus muslos eran como frutos. Ante el conjuro, tu mar se abrió en dos y ¡sucedió el milagro!

ANTI CONTRACONJURO PARA EVITAR QUE QUIEN NADA ¡VUELE!

Coriades era un pez; Alfira era un ave. Alfira deseaba ser pez; Coriades ¡ave! El pez intentó el vuelo, se desgajó a mitad del cielo. Alfira se zambulló y voló, en el agua, a contrapelo.
¡Más vuela quien vuela, que quien nada vuela, que quien sólo nada y no vuela!