miércoles, 25 de enero de 2017

COMITÁN Y PARÍS, CIUDADES GLORIOSAS





Comitán, ¿desaparecerá algún día?
Vila-Matas dice que “París no se acaba nunca”. El escritor español dice que esta frase la tomó de Ernest Hemingway, quien la escribió en su libro “París era una fiesta”. Esta frase es un poco como aquella muy conocida que, con tono de yucateco, decimos en México: “Si el mundo se acaba me voy a Mérida, lindo”. Hay lugares que, creemos, nunca terminarán. De hecho París estuvo a punto de acabar en la segunda guerra mundial. Los libros de Historia Universal consignan que en 1944, los nazis (claro, por orden de Hitler) tenía un plan perfectamente calculado para acabar con París. En puntos claves colocarían explosivos para terminar con los edificios más emblemáticos: la Torre Eiffel, el Jardín de Las Tullerías, la Catedral de Notre Dame, el museo del Louvre, entre otros. ¿Podemos imaginar a París sin estos edificios? ¿Alguien, ahora, puede imaginar a París sin el Louvre, sin la torre? Pero, tal como profetizan Vila-Matas y Hemingway, París ¡no se acaba nunca! ¿Podemos decir lo mismo los comitecos respecto a nuestro pueblo? ¿Podemos decir: Comitán no se acaba nunca?
La historia dice que los encargados de cumplir la orden de mutilar a París no la hicieron. Parece que imperó el amor y la admiración por esa ciudad magnífica.
No se descubre el hilo negro al decir que París es París no sólo por sus edificios sino por todo lo que le da su nombre; es decir, si los nazis hubiesen cumplido su nefasta amenaza, en este 2017 París seguiría viva, porque, no está de más decirlo, París es su identidad cultural. Los franceses, al término de la ocupación alemana, habrían reconstruido su ciudad. Si bien siglos de historia habrían zozobrado, muchos siglos más de esplendor habrían renacido. La capacidad humana es infinita. ¿Qué hicieron los japoneses cuando vieron devastadas Hiroshima y Nagasaki? Levantaron líneas de luz sobre el abismo de oscuridad.
Comitán, gracias a Dios, no ha sufrido la epidemia de la guerra, pero ¿podemos decir que no acabará nunca? La pregunta podría parecer gratuita y boba. Tal vez, el ánimo impelería a decir, al modo de Vila-Matas y de Hemingway, que ¡Comitán no se acaba nunca!, pero, quienes vivimos acá advertimos, sin advertirlo bien, que hay intentos soterrados de colocar explosivos en algunos lugares emblemáticos. No me refiero, por supuesto, a explosivos reales, sino a movimientos culturales que están socavando nuestra identidad. Iván Iváñez, chilango radicado en Comitán desde hace ocho años, dijo el otro día en la radio que advierte un fenómeno de extinción de nuestros modismos.
Todo mundo sabe que el lenguaje define a las civilizaciones. Es a través del lenguaje como damos existencia a los objetos y a las relaciones humanas. Sin el lenguaje recularíamos en la cadena evolutiva y los seres humanos seríamos simples changos.
Nuestros complejos están minando, poco a poco, nuestra torre, nuestro museo y nuestra catedral; es decir, lo que somos, por lo que somos.
Movimientos neo nazis aparecen en el mundo. Estos grupos (sin necesidad de usar explosivos reales) están destruyendo las identidades culturales e imponiendo su propia forma de pensar. Basta ver el rebumbio que se genera ahora con la presencia de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos. Pareciera que los intentos de este presidente son los de fracturar los edificios más emblemáticos de las ciudades.
Muchas voces en nuestro país nos alientan a volver la vista hacia lo nuestro, hacia lo mexicano, hacia lo que nos ha costado siglos y siglos construir. ¿Tendremos la capacidad, los mexicanos, para hacerlo, para evitar el derrumbe de nuestros edificios de identidad más simbólicos?
¿Y los comitecos? ¿Cuándo comenzaremos a apuntalar los edificios de nuestra cultura?
Cientos de historiadores han demostrado que los Estados Unidos de Norteamérica están hechos de retazos, que no tienen una historia que los soporte, como sí ocurre en el caso de nuestro país.
De igual manera, Comitán es un pueblo que tiene su cimiento en profundas raíces históricas. ¿Podemos ahora decir que Comitán no se acaba nunca? ¿De verdad?