lunes, 5 de marzo de 2012
CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO EL POZO TIENE SU ESENCIA EN EL AGUA
Querida Mariana: este año será la primera vez que votarás. ¿Por quién votar? ¿Qué candidato garantiza el desarrollo sano de la sociedad? Y digo garantiza porque si escribo la palabra “promete” caigo en un error.
¿Cómo elegimos? Digo esto porque a veces me topo con personas que me paran en la calle y me piden que les recomiende un libro. Yo no puedo recomendar algo, querida mía, porque cada persona tiene intereses diferentes.
Creo que la elección de lectura tiene que ver con el proceso electoral. En la democracia es necesario que existan opciones para que los votantes puedan elegir, dependiendo de sus intereses muy personales. Hay gente que reduce su espectro porque pertenece a un partido político. Se supone (enroques ideológicos aparte) que quien simpatiza con un partido político no tiene más opción que votar por ese partido que resulta congruente con su ideología. Lo mismo sucede con quienes trabajan en el Estado y comprometen su plaza a la hora de votar.
Son las personas de a pie, el que trabaja en su taller mecánico o la que corta el cabello en una estética, quienes tienen la real posibilidad de elegir. Ellos son los verdaderamente libres y quienes pueden cambiar el rostro de un país.
Los potenciales lectores deben optar por el abanico democrático de la inteligencia. Siempre recomiendo que acudan a una biblioteca (creo que para esto sirven estos reservorios de libros) y comiencen a hojear (y ojear) libros de historia, de geografía, de literatura y de cuanto conocimiento se les ponga enfrente. A la hora que un lector toma un libro y lo palpa y lo abre y mira las ilustraciones o lee dos o tres líneas de la novela o se asombra ante un verso, a esa hora la magia del libro ¡ocurre!
El lector debe enfrentarse a su propia experiencia vital: tocar y palpar los libros (o maravillarse ante los libros electrónicos).
¿Y por quién votarás, querida mía? Vos, gracias a Dios, no tenés mayor compromiso que el de aspirar a un país menos convulso. Vos tenés la posibilidad de soñar y advertir un país más luminoso. ¿Es posible, a través del voto, modificar la inercia violenta en que México está metido? ¿Es posible, a través de tu decisión, dar un rumbo más halagüeño a Chiapas?
Mientras exista la posibilidad de elección ¡existe la posibilidad del cambio! El país no camina en la senda correcta. Esto significa sólo una cosa: es necesario abrir nuevas sendas para cambiar el rumbo.
¿Qué me recomienda leer?, me preguntan. Y la pregunta suena como si me dijeran: “¿Por quién me recomienda votar?”.
Vos debés acercarte al abanico de posibilidades y pensar cuál es aquella que garantiza un México más digno, un Chiapas más luminoso.
¿Cuántos millones de jóvenes tienen en su mano la posibilidad?
Hay que hacer una lectura consciente y objetiva. No pensar en la opción que promete un cambio sino en aquélla que garantiza un mejor modo de vida.
Pd. A veces, Mariana mía, el mejor libro para cada lector no está a la vista, a veces está oculto en la parte más alta del librero. A veces, la mejor opción para el país tampoco está visible, permanece iluminada con la tenue llama de la esperanza.