lunes, 26 de marzo de 2012

¡HABEMUS LIBRINCILLO!




Marvin Lorena Arriaga Córdova ¡cumplió su palabra! Mis lectores conocen la historia donde solicité la impresión de mi novelilla: “Yo también me llamo Vincent”. Según yo, lo hice en términos correctos y con el derecho que me corresponde al ser un creador Chiapaneco. ¿Coneculta es una institución pública que tiene, entre otros objetivos, la encomienda de apoyar y promocionar la obra de creadores de Chiapas? Este fue el juego que jugué y al que invité a jugar a los funcionarios Coneculteros. La Directora (hoy ex) me recibió y, con amabilidad, comprometió su palabra. Me dijo que publicarían la novelilla y que sería -primero Dios- en el mes de marzo. Y cumplió, porque ¡ya está lista la edición de mil ejemplares!
“Me voy, cumpliéndote mi palabra”. Este fue el mensaje que Marvin me envió el 26 de febrero. Medio mundo en Chiapas sabe que ella está ahora metida en otros ajos. Dejó la Dirección de Coneculta, pero ya había realizado el movimiento de la varita mágica para que mi textillo fuera publicado.
Y ahora, la nueva Directora de Coneculta, Angélica Altuzar Constantino, me informó en días pasados que la novelilla ya está lista.
¿Me permite, el lector de estas Arenillas, hacer tres comentarios como consecuencia de esta aventura? El primero alude a la posibilidad de diálogo entre el ciudadano común y corriente y el funcionario público. Éste último tiene el compromiso laboral de atender todas las peticiones, siempre y cuando se hagan en términos correctos. No siempre la respuesta debe ser positiva, pero sí debe haber una respuesta. Ningún funcionario puede hacerse tacuatz ante la petición de un ciudadano. Escribí una carta abierta a la Directora de Coneculta, ella me respondió y, en este caso, por fortuna para mí, la respuesta fue inmediata y a mi favor.
El segundo comentario tiene sustento en la propia obra. Fundamenté mi petición en un mínimo de calidad en el texto. Si la novelilla pasaba (¡no de panzazo!) era deber de la institución cultural más importante de Chiapas ¡publicarla! Si el textillo estaba muy jodido, pues que lo botaran al basurero. En este caso mi textillo pasó la prueba y ahora será el criterio del lector quien decidirá si tiene algún mérito literario o no (espero que sí; espero que a los lectores que me han dicho en la calle, a través de correos o en mensajes, que les gustan estas Arenillas reciban con benevolencia mi segunda novelilla corta, la primera se llama “Dios también resuelve crucigramas” y, de igual manera que “Yo también me llamo Vincent”, es un novela sin pretensiones, sencilla).
Y el tercer comentario responde a la pregunta: ¿Y ahora qué? Pues ahora a realizar un “Tour Mundial” que comience en ciudades y pueblos de Chiapas, para charlar con los lectores. De la misma forma que realicé una Firma de Libros con el librincillo “Conjuros”, ahora estaré en el lobby del Centro Cultural Jaime Sabines, de Tuxtla; en la cafetería del Parque, en La Trinitaria; en el Kiosco del Parque, en Las Margaritas (gracias a la intervención del profesor Salazar, del Consejo Ciudadano de Cultura); en el “Café, Canela y Candela”, de Comitán; y en la Cafetería “Las Nubes”, en San Cristóbal de Las Casas, firmando libros. Espero que lleguen mis amigos, mis lectores y compren la novelilla y la lean. La paga de la venta será destinada al Centro Cultural Rosario Castellanos. La “Gira Mundial” se desarrollará en la segunda semana de abril y ya pronto serán publicados las fechas y horarios.
Soy un convencido de que las presentaciones de libros son aburridas (con sus honrosas, breves, humorísticas e inteligentes excepciones). ¿Qué van a decir de mi librincillo los amigos que lo presenten? Pura cosa bonita, mentiras piadosas. Es más simpática una firma de libros en donde los lectores platican, toman café, fuman (no cerca de mí, por favor), echan desmadre y, de paso, platican con el autor y tienen la posibilidad de conversar con la obra, así, de primera mano, sin intermediarios.
¿Cuántos llegarán a las firmas de libros en las diversas ciudades y pueblos? ¡No lo sé y no me preocupa! Yo debo cumplir con el deber moral de acercar este objeto cultural a las manos de los lectores. ¡Gracias, Chiapas, por permitir jugar en mi pueblo! Marvin ¡cumpliste! Angélica ¡sé que me apoyarás!