jueves, 15 de marzo de 2012

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO QUEREMOS ENREDAR HILOS DE LUZ




Querida Mariana: el poeta Jorge Melgar Durán está malito. Él es Director de “Global”, revista digital donde apareció aquel poema que tanto te gusta. Desde diciembre del 2011 se la ha pasado en hospitales y postrado en su casa. Es una noticia que a Comitán no le hace bien. No le hace bien porque el maestro Melgar es un hombre que ha abonado a la literatura de este pueblo. No es monedita de oro pa’caerle bien a todos, pero muchos comitecos de bien reconocen su trayectoria. A veces, él y yo, hemos tenido diferencias con respecto al proyecto cultural de este pueblo, pero hemos respetado nuestras divergencias y alimentado nuestras coincidencias. Ahora, me cuentan, le cuesta trabajo respirar. ¡Dios mío! ¿Cómo poder darle un poco de aire en este pueblo donde él, como papalote, ha bailado en el aire?
Una tarde, hace no muchos años, una amiga me dijo que conoció la poesía de Raúl Garduño en los corredores exteriores de la Casa de la Cultura. Esa vez, un admirador la había citado en ese lugar. Ella llegó y vio unos paneles colgados en las paredes que tenían fragmentos de poemas de Raúl. El admirador la dejó vestida y alborotada, pero ella no se enojó, al contrario. Estuvo más de una hora leyendo los poemas. Se convirtió en una admiradora de la obra del poeta comiteco. Cuando me lo contó le dije que esos paneles los había colocado Jorge Melgar, siendo Director de la Casa de la Cultura. ¿De veras no te molestó que tu admirador no llegara?, le pregunté. “No -dijo ella- al otro día mi amiga Mariela me dijo que su primo estaba en cama, porque cuando iba a verme, se cayó y se fracturó un pie. Fui a verlo y le llevé un libro con poemas de Garduño, junto con una canastita de muéganos y chimbos. Ambos nos hicimos fans de la poesía de Raúl”.
Y es que uno no sabe qué puede hacer un acto. Jorge fue amiguísimo de Raúl en la infancia y en la adolescencia y, en prueba de fidelidad, siempre ha compartido la poesía de Garduño.
Además, cuando Jorge fue director de la Casa de la Cultura promovió el Primer Encuentro de Teatro Estudiantil. Varios grupos de teatro de escuelas de nivel medio superior se inscribieron y el concurso superó las expectativas. El teatro se llenó todas las tardes y el entusiasmo de los alumnos se manifestó con matracas, para apoyar a los grupos que representaban a sus respectivas escuelas, casi casi como si fuese un encuentro de fútbol. A mí me tocó dirigir al grupo de teatro de la Escuela Preparatoria. Cuando el maestro Melgar vio que el auditorio estaba lleno de muchachos con panderos, botes de tecate llenos de piedras y trompetas de la banda escolar, se acercó y me dijo que los calmara. Le dije que al iniciar la obra todos se calmarían. Así sucedió, cuando dieron la tercera llamada y la obra comenzó, los actores se impusieron y, minutos después, los espectadores se doblaban de la risa con los diálogos de la obra. En esa ocasión ganó el grupo dirigido por mi amigo Luis Felipe Gómez Mandujano.
La Casa de la Cultura no ha realizado mucho trabajo de edición. Tal vez las dos excepciones son Jorge Melgar y Luis Armando Suárez. La gestión de Jorge impulsó la edición de pequeños folletos poéticos. Por ahí todavía anda rondando el número uno, con poesía de María Luisa Macal.
Todo esto te lo cuento porque es una manera de recordar todo el bien que Jorge ha regado en nuestro jardín. ¿Es posible que una palabra lleve aire a su cuerpo hoy minado? ¿Es posible que estas líneas sean como el viento que impulse el papalote de su ánimo? ¿Es posible decirle a Jorge ¡que se levante ya!, que tres meses de andar en cama ya es suficiente?
Querida Mariana, hoy que está malito quisiera decirle al maestro Melgar Durán que me entristece saberlo postrado; quisiera verlo colocar los poemas de Garduño y los suyos en las paredes de este pueblo, porque la poesía hace bien a quienes hacen citas de amor en la Casa de la Cultura. Quisiera hacerlo, pero no lo hago porque no quiero interrumpir su sueño. Cuando despierte ¡lo haré! Le diré, entonces, que me alegra mirarlo sonriente y que agradezco verlo bordando los hilos de luz de este pueblo.


Nota del autor: Mis colaboraciones a El Heraldo de Chiapas las envío con días de anticipación. Esta Arenilla la envié el lunes pasado. Por desgracia, el poeta Jorge Melgar Durán ya no la leerá, porque falleció el día de ayer, jueves 15 de marzo. Como un abrazo para su familia no le quito ni le agrego una coma. La dejo tal como la concebí, como hubiese querido la leyera Jorge. Que descanse en el río de la luz eterna.