viernes, 29 de junio de 2012
ARENILLA PARA URIEL IGNACIO PUIG
Uriel estudia en el Centro de Capacitación Artística, de la Asociación Nacional de Actores, en la ciudad de México. Llama mi atención cuando dice que su compromiso personal es “escucharse”. Es raro que un joven manifieste tal idea. Por lo regular, los jóvenes están dispuestos a escuchar el mundo, más que escuchar su dictado interior, pero Uriel va a contracorriente. Tal vez piensa que el mundo vocifera demasiado. Sí, debe ser muy pesado escuchar a todas horas miles de dictados. Todo mundo quiere opinar respecto al porvenir de los demás, pero no está dispuesto a escuchar. Uriel se “escucha”. ¿Cómo logra hacerlo en medio de tanto smog, de tanto grito en las plazas, en medio de tanto bocinazo? Debe ser difícil, pero si él tiene claro lo que desea, si ya no desvía en su proyecto de vida, estoy seguro que se oirá bien.
1.- Uriel, ¿sueñas con ganar el Ariel?
Por supuesto que sí, el trabajo que se hace con dedicación y esfuerzo siempre, psicológicamente, buscará una especie de reconocimiento, hablando específicamente de un premio como lo es el Ariel, podríamos entender que entonces ya no sólo es un reconocimiento sino un aporte especial al cine mexicano.
2.- Si en el restaurante te sirven de entrada a Fellini, ¿qué pedirías como plato fuerte?
Definitivamente completaría una comida memorable con Quinn, un toque de orgullo mexicano que le da aliento a mi sed de jugo del éxito.
3.- ¿Kieslowsky o simplemente sky?
Hablando de Kieslowski prefiero Rojo.
4.- ¿A qué hora el actor se pone la máscara de hipócrita?
Un actor se pone una máscara de hipócrita cuando pierde su compromiso y se vuelve peón de una empresa que no está comprometida por la verdadera esencia del arte, y entonces se pierde a sí mismo.
5.- ¿Qué clase de silencio vuela en el escenario después de una función?
Vuela el silencio de la energía, silencio de catarsis de personajes y silencio de emociones vividas.
6.- A pan y a tan tan suena Comitán, ¿a qué más suena?
A mí me suena a “Vos”; creo que si algo me marcó el tiempo que viví en Comitán fue esa forma peculiar de hablar el español, que es orgullosamente símbolo de distinción de su gente ante otros lugares del mismo estado y ¡qué de menos al resto de la república!
7.- La nostalgia por el pueblo ¿te pega, te acaricia o te es indiferente?
Me pega y fuerte; la pérdida de nuestro origen cada vez es más evidente y cada vez más grave, nuestra naturalidad humana, nuestra percepción natural de igualdad hacia otros seres vivos, es invadida por aparentes nuevos modelos de comunicación, resultado de una imagen del humano como ser productor económico de bienes para sobrevivir. “El ser humano ha dejado de vivir para trabajar su entorno, y ha permanecido trabajando para vivir”, he ahí para mí el origen de muchos males de la sociedad. Me preocupa la individualidad del humano, pero tengo fe en lo que hago y que podrá, en su tiempo, mover a gente de su estado de confort y así moverme del mío.
8.- ¿Denme un escenario y moveré el mundo?
Sí. El teatro tiene como objetivo poner al público en conflicto (un conflicto constructor) que entonces moverá su mundo de una o de otra forma. Mostrándole cómo los personajes concluyen su catarsis como un cuerpo vivo que pasó por una serie de eventos y lo llevó a “algo”.
9.- ¿Qué es más importante para el actor: la palabra o el gesto?
Son complemento. No existe razón de una sin la otra, pero, citando a Eugenio Barba, entonces entendemos que el Gesto es el que dispone del impulso, de la reacción de algún segundo; es parte de nuestro lenguaje corporal que sin el lenguaje hablado nos dice qué está pasando, y cómo debemos reaccionar: “una mirada dice más que mil palabras”.
10.- ¿Cómo se seduce a las piernas del escenario?
Con disciplina y completo amor a tu trabajo actoral. Podemos preguntarnos: ¿Qué pasa con uno cuando se enamora? La respuesta entonces nos dirá cómo debemos responderle, porque si de algo goza la carrera actoral es de la fama de ser celosa.