viernes, 22 de junio de 2012

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO HAY INVENTOS DE FIN DE SEMANA





Querida Mariana: Don Prudencio insiste en que el mundo está mal diseñado. ¿Por qué resbalan las escaleras?, se pregunta y luego, dándole un trago a la cerveza, se responde: ¡porque están mal diseñadas! E insiste: los seres humanos somos tan tontos que ni siquiera hemos podido diseñar un sistema adecuado para sustituir el cierre o cremallera. En primer lugar la palabra cierre es un absurdo. La gente dice: “subite el cierre”. ¿Subir el cierre?, bah, qué tonto. La cremallera se traba, en el mejor de los casos, y en el peor de los casos: ¡jala cueritos! (a la hora que los hombres tienen necesidad de hacer chis). Se cree que el invento de la cremallera fue ¡el gran invento!, porque sustituyó a los botones, pero Don Prudencio dice que los botones también son un invento atroz. Muchos chistes circulan donde los curas (con tanto botón en sus sotanas) sufren a la hora de ir al baño. Millones de cremalleras andan de arriba para abajo a cada minuto en el mundo. Millones se traban. Si el cierre de la chamarra se traba no hay mucho problema, pero cuando se traba el zipper de un pantalón puede ser motivo de agravio.
Mi amigo César dice que el mayor invento del hombre es la botella pet y “el taparrosca”. Cuando me lo cuenta yo recuerdo dos cosas, la primera es que Einstein dijo que el mayor invento del siglo pasado fue ¡el cerillo! (por la posibilidad de hacer fuego sin necesidad de frotar palitos o piedritas); y la segunda fue que en mis años de adolescente apareció una botella de cerveza que, en la parte de abajo (en el culito, diría Tía Minga) traía un sistema para abrir otra botella. Vos insertabas la otra botella, le dabas vuelta y lograbas quitar, sin problema, la corcholata (eran tiempos en que las botellas traían corcholatas y sólo podían abrirse a través de destapadores. Tenía amigos que destapaban las botellas con los dientes o colocándolas contra el filo de una mesa y dándoles un golpe certero). La aparición del taparrosca sí fue un avance, así como fue un avance la lata de sardinas con su abrelata integrado. Aunque don Prudencio, siempre bebiendo cerveza, dice que es un absurdo también que las latas tengan que ser hechas con “lata” (es una lata, dice y ríe). ¿Sabés -pregunta- cuántas muertes han provocado estas latas? Cientos de personas se cortan, sus heridas se infectan y mueren. Hay miles de personas que mueren de tétano. Pero ¿entonces, de qué material hacerlo? No sé, no sé, dice don Prudencio, pero de que el mundo está mal diseñado ¡lo está!
Bueno, explica, con decirte que hasta las máquinas de cortar el cabello están mal diseñadas, y lo mismo sucede con las navajas de rasurar. A cada rato millones de personas se cortan, se lastiman. Estos aditamentos parecen elementos de tortura, propios de la Santa Inquisición. ¡El mundo es una jodidez!, dice y bebe más cerveza.
¿Quién inventará el sustituto de la cremallera? Don Prudencio dice que para esto deberá cambiar la forma de los pantalones y chamarras. Alguien debe inventar un tipo de ropa que no necesite “ventanas”. ¿Qué usan los hombres y mujeres que usan túnicas?
Don Prudencio dice que el mundo, a medida que avanza el siglo, inventa chunches más complicados. Dice que debemos dar un retorno a lo simple.
Según Einstein el invento más grande fue el cerillo. ¿Qué diría del invento de la computadora personal? Querida Mariana, a propósito, a don Prudencio no le he preguntado qué piensa de la computadora. Tal vez el mundo no está tan mal diseñado. Un ser que es capaz de llegar a la luna y enviar sondas espaciales no puede ser tan simple como para no poder inventar algo menos absurdo que el “cierre”. Porque yo sí coincido con don Prudencio: “la cremallera es un invento mediocre”.