lunes, 29 de julio de 2013



ALZAR LA PIERNA

Un edificio de tres o cuatro plantas, con antenas parabólicas. Al lado, una casa con techo de teja y tabanco; asimismo, al lado de una cortina metálica, una puerta de madera, tradicional. Esto no es más que la convivencia en este tiempo de otros tiempos. Por fortuna, el cemento y las estructuras de aluminio no han logrado erradicar a las vigas de madera y a las paredes maestras. En Comitán, diversos estilos arquitectónicos, se dan chance de convivir. De igual manera, viejas maneras de transportarse siguen vigentes. El tipo de camioneta que se ve en esta imagen es el transporte que da servicio de las comunidades rurales cercanas a la ciudad. Son camionetas que dan servicio, por ejemplo, de Los Riegos a Comitán. Es la gente de Los Riegos la que viaja, desde temprano, por todos los motivos habidos y por haber: visita médica, venta de huevos y gallinas de rancho, compra de fertilizante, venta de flores, ida a la Central de Abasto, compra de la “mudada” para estrenar en la feria, ir a la Plaza Las Flores o compra de refacción para la bicicleta.
El local de la cortina metálica es una carpintería, el local de la puerta de madera es una talabartería. Ambos son oficios tradicionales en una calle tradicional (bajada a San Sebastián). De igual manera, la forma en que viajan estas mujeres y hombres es tradicional.
El “natural” de esta camioneta era tener una góndola abierta al aire libre, pero ¿y la lluvia? ¿Y el viento? ¿Y el sol? Las camionetas que son utilizadas para transporte público (¡sic!) cambian de vocación. Les colocan un plástico para que sus viajantes se resguarden de las inclemencias. Esto hace que la góndola se convierta en un ligero horno. El calor se concentra, pero todo se olvida cuando el pasajero ve que el cielo toma otra tonalidad. ¿Ya vieron la belleza de “cielo”? A pesar de que el plástico es grueso, el sol logra filtrarse y provoca una pantalla donde las sombras juegan a las escondidas.
La estructura metálica que soporta el cielo de plástico tiene una parrilla en la parte superior. La parrilla sirve para llevar las cosas. Ya dije que la gente de Los Riegos trae guajolotes, huevos de rancho, verduras, hatos de flores y mil chunches más. Luego regresan bolsas de plástico con ropa nueva, medicinas, devedés piratas y doscientos treinta y dos chucherías más. Para eso está la canastilla que tiene un espacio abierto para colocarse.
¿Cómo suben las personas? Es necesario emplear cierta destreza. La mujer (es simpático, pero siempre he visto más mujeres que hombres en este tipo de transporte, desde alumnas de bachillerato hasta señoras que van a la Central de Abasto) debe subir un pie (el derecho de preferencia sobre el primer peldaño, en el espacio reservado para la placa (que en este caso sigue “reservado”). Luego, en movimiento similar al que realiza un trapecista, debe colocar el pie izquierdo sobre el siguiente peldaño. A continuación viene el momento sublime: debe abrir la pierna derecha en ángulo superior a los noventa grados y salvar la altura de la tapa (cuando la mujer lleva falda, el movimiento exige una mano que detiene la falda sobre el muslo, para que los peatones no miren de más). Una vez salvado el obstáculo, la viajera se sienta en los asientos laterales, que no son más que dos tablones de madera empotrados en los extremos de la góndola. Ahí, la mujer sonríe tantito, a la mujer que lleva al frente y mira hacia abajo. A partir de ahí, todo será un juego interminable de miradas. La muchacha que le toca estar sentada al lado de la tapa debe estar acostumbrada a mirar a la banqueta. Si comete el error de mirar hacia atrás se topará, irremediablemente, con el chofer del auto que va detrás y esto es una posición muy incómoda, porque el chofer tiene la ventaja de estar aferrado al volante y esto le provoca algo como una ligera soberbia. La muchacha se “chivea”.
Quienes viajan de esta manera saben que no hay posición más incómoda que estar de frente con el otro. Algo nos enfrenta, algo nos dice que no nos gusta que nos vean como espejo. Por esto, la mayoría de transportes públicos usa el sistema de asientos de fila. En este caso, a lo más que nos enfrentamos es a tener un compañero al lado, pero siempre miramos de frente. En estas camionetitas cuesta trabajo mirar de frente.