viernes, 1 de septiembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON LA EMOCIÓN DEL REGRESO

Querida Mariana: en esta fotografía estamos todos, aunque no estemos. Están Adriana, Anita, Dorita, Chely, Doris, Rubén, Tania, Víctor Hugo, Magaly, Karla, Daniel. Ellos son compañeros de trabajo, son catedráticos del nivel secundaria en nuestro Colegio Mariano N. Ruiz. Nos vemos todos los días. Camino por los pasillos y los veo en el aula, frente al grupo de alumnos. Estamos todos. La tomé días antes del inicio de clases del nuevo ciclo escolar. Ellos estaban en el laboratorio de química, preparando un periódico mural de bienvenida. Somos todos. Si bien hay personas que nunca han sido maestros (lo dudo, porque casi siempre todos enseñamos algo, sin estar dentro de un salón de clases), todos hemos sido alumnos (en algún momento de la vida) y todos vivimos la emoción del primer día. A mí me encanta esa posibilidad que nos da la vida de vivir muchos primeros días. Todos vivimos la emoción al entrar a una escuela por vez primera. No recuerdo mi emoción de la escuela primaria (tenía seis años y mi memoria es endeble), pero sí tengo recuerdos del primer día que asistí al Colegio Mariano N. Ruiz, al ingresar a educación secundaria. El padre Carlos nos formó en el patio a los alumnos de primer grado, lo hicimos por estatura y por sexo. Primero las mujeres y luego los hombres. En la primaria no llevaba uniforme todos los días, en el colegio sí. El padre se paró en la puerta de entrada del salón, enorme salón, porque éramos más de sesenta alumnos, y fue indicando cómo nos sentaríamos. Mis nuevas compañeras entraron para tomar su lugar, las niñas menos altas en las primeras filas y las más altas en la última fila (para mí este primer día fue maravilloso, porque en los seis años de primaria asistí a salones donde sólo había hombres, acá estábamos “revueltos” hombres y mujeres, una maravillosa revoltura). Cuando las chicas quedaron sentadas, el padre indicó que pasáramos los hombres, de igual manera, los de menor talla adelante y los más langaruzos al final del salón. Ya te conté que me tocó justo detrás de Lety García Pinto y de María de los Ángeles Figueroa (Lety Pinto, la actriz que participó en cintas al lado de uno de los famosos Almada y del hijo de Pedro Infante, quedó sentada delante de mí). Vos te seguís preparando, llevás cursos en línea. Cuando te inscribís a un diplomado sé que la emoción del primer día te invade, porque conocerás nuevos contenidos científicos, nuevos maestros y maestras y nuevos compañeros y compañeras. Qué bendición de estos tiempos. ¿Ya te conté que Paty, editora ejecutiva de Arenilla-Revista, lleva el taller “El viaje como destino literario”, que imparten en línea desde la Casa del Lago, UNAM? El pasado 28 de agosto inició en el país el nuevo ciclo escolar. En los noticiarios avisaron que más de 24 millones de alumnos volvieron al aula. ¡Más de veinticuatro millones! Muchos llegaron por primera vez a un plantel escolar, otros continuaron la secuencia escolar, pero todos, ¡todos!, vivieron la emoción del primer día, donde hubo encuentros o reencuentros. Los maestros que acá aparecen estaban emocionados. Ellos también viven la emoción desde su palestra. Todos ellos vivieron la emoción al ser alumnos, ahora están en el otro lado. Saben que, para muchos, serán modelos a seguir, ellos podrán sembrar conocimientos, valores y, sin duda, más de dos alumnos abrirán la ventana de la vocación, porque hay muchos maestros que inspiran, que transmiten emoción al impartir su cátedra y algún alumno o alumna piensa estudiar esa ciencia. Caminaba por el pasillo y los vi reunidos, les pedí que dejaran un tantito los materiales que usaban para el periódico mural; les pedí que posaran para la foto, vean el pajarito, dije y todos rieron y bromearon. Ellos son jóvenes, tal vez no saben que antes los fotógrafos decían eso para llamar la atención de todos. Posaron. Agradecí el recuerdo y ellos continuaron con la preparación del periódico mural. Así, en todas las escuelas del país, maestros y alumnos se prepararon para el primer día del inicio de clases. Escuché que varios alumnos ya estaban nerviosos, emocionados, por volver a estar con los amigos y compañeros. Posdata: me encanta esa oportunidad de vida. El otro día leí el mensaje de un amigo que compartía su felicidad por cumplir más de veinticuatro años de haber dejado de beber. Alguien escribió el lema de Alcohólicos Anónimos: sólo por hoy. En la vida, cada día, es el primer día. ¡Tzatz Comitán!