viernes, 31 de agosto de 2007

Lluvias ácidas

El apodo es una nube que genera lluvias grises.
En Comitán apareció un chiste al inicio del trienio actual.
"- Oí, compa, ¿ya sabés que ahora Comitán se va a llamar CONSTANTINOPLA?
- Adió, ¿y por qué?
- Porque CONSTANTINOPLA es tierra de Constantino.
- Ah, qué mudo sos, entonces Comitán se va a llamar QUIRINOPLA"
El apodo es como un chubasco que dura apenas un instante, pero que humedece el espíritu del hombre.
Cuando un recién nacido recibe el nombre, recibe ¡la luz! Como el apodo sustituye el nombre, cada que un apodo sale a relucir cancela la luz.
El apodo, la mayoría de veces, hace referencia al físico. Si un hombre es gordo le dirán: barril y, si además de gordo, es chaparro, en Comitán le dirán: tumputz.
El apodo, pues, denigra a quien recibe el mote y a quien lo pronuncia, porque privilegia al cuerpo antes que al espíritu.
La sociedad acostumbra poner apodos a la personas públicas. Ahora, los candidatos a la presidencia municipal de Comitán ya son mencionados, en muchas ocasiones, por sus apodos.
¿Qué sucede en una relación de pareja en donde uno de ellos nombra al otro por su apodo, de manera constante y reiterada? Dos cosas pueden suceder: una, que el sujeto en cuestión se opaque y "se haga chiquito"; y, otra, que el sujeto anide el rencor en su corazón y busque la manera de "desquitarse".
Como el poder no acostumbra "hacerse chiquito", una vez que el político tiene el poder en sus manos se desquita. El pueblo paga los platos rotos.
Esto es un proceso que se da de manera inconsciente, pero es un elemento que está presente siempre en toda relación humana.
El pueblo, en la plática de café, detrás de la puerta, siempre se refiere al gobernante por su apodo; pero, de frente, siempre le llama "señor presidente". ¡Los extremos absurdos! Por un lado una señal virtual de supremacía, pero, por el otro lado, una práctica real de vasallaje denigrante.
Tal vez convendría ubicarse en el justo medio. Que Eduardo, que Hugo, que Alejandro y los demás candidatos recuperen su nombre. Que no sean rebajados ni tampoco ensalzados.
Tal vez una relación respetuosa de tú a tú (o de vos a vos, en este caso) entre el gobernante y el gobernado sea lo más conveniente.



















jueves, 30 de agosto de 2007

El universo que se expande




La poeta Mirtha Luz Pérez escribe: "No soy de Comitán / Comitán es mío";Rossy Velasco Alfaro escribió a mi correo personal y me confió lo siguiente: "El Comitán que es sólo mío, renace cada junio con el aroma del nance"; en el foro de Comitecos punto com, Obed Gordillo hace una "pequeña" aclaración a otro participante del foro y le dice: "El Tzapiola era Jorge Caralampio Guillén de León y no hay otro".
Tal vez en estas declaraciones hay señales del carácter comiteco; tal vez acá están cifradas las lianas que enredan nuestro cielo.
El pueblo moldea a cada uno de sus habitantes. Cada comiteco está hecho de viento y de calles como resbaladillas; cada comiteco tiene un corredor con pilares de madera y sus cielos están pavimentados con teja roja quemada. El pueblo es la placenta.
Mas un día el hombre descubre que tiene alas, corta el cordón umbilical y emprende el vuelo.
A partir de ese instante el pueblo es moldeado por el hombre. Miles de Comitanes brillan en el infinito.
No es raro, entonces, que existan Comitanes inverosímiles: pueblos en donde no hay nombres propios, en donde todo es un catálogo de apodos; pueblos en donde una canción de "U dos" es interpretada por una marimba orquesta.
Tal vez ahora mismo está naciendo otro Comitán. Algún joven se corta el cordón y reconoce por primera vez el Comitán que lleva dentro, un Comitán único, espléndido, ¡universo que se expande hasta el infinito!

miércoles, 29 de agosto de 2007

Los cielos más altos

Hay actos mágicos que la razón no comprende.
¿Es una exageración decir que hay un Comitán en el corazón y en la mente de cada comiteco?
¿Quién es comiteco? ¿Sólo es comiteco quien nació ahí?
¿No es comiteco quien, a pesar de haber nacido en otro lugar, eligió a Comitán como su lugar de residencia?
¿No es comiteco quien sólo vivió una temporada en el pueblo, pero no puede olvidarlo porque se enamoró de su gente y de su clima?
¿No es comiteca María Eugenia Loranca, niña bella de trece años que nació en el defe, pero que sueña con conocer el pueblo donde nació y creció su papá?
En el corazón de María Eugenia, y en el corazón de cada uno de los comitecos desperdigados en el mundo, existe un Comitán.
Son miles de guijarros los que constituyen nuestra playa. A veces son nubes de papel de china, o pájaros con alas de chimbo, o colibríes que vuelan sobre cielos con aroma de juncia; a veces son ventanas con cristales de marimbas, o pétalos mojados en el agua de La Pila.
Cada comiteco en el exilio también vuela cada mañana los mismos cielos que vuela quien, físicamente, camina sus calles.
Las piedras bolas de Comitán siguen empedrando miles de calles en miles de sueños.
Cada Comitán es único y la suma de todos ¡conforma nuestro universo!





martes, 28 de agosto de 2007

Sin cuenta

La novela "Balún-Canán" apareció publicada en 1957, hace ¡cincuenta años!
Los comitecos siempre dicen que el turismo pasa de largo por Comitán, el turismo se concentra en San Cristóbal de Las Casas, desde ahí le preparan recorridos a Los Lagos de Montebello. Al retorno de la zona de Los Lagos el turismo baja en el restaurante "Tono Gallos", sube al autocar de nuevo y llega a San Cristóbal en donde pernocta y deja la derrama económica.
Es una pérdida para Comitán y para el turista. ¡Claro, San Cristóbal se pinta sola en su riqueza cultural, pero Comitán no canta mal algunas arias! El turista se enriquecería al conocer la tierra de los coletos y, además, la tierra de los cositías.
Rosario Castellanos podría ser el mejor amuleto y sin embargo Comitán ha despreciado esa herencia invaluable.
Rosario, tal vez más que ningún otro comiteco, puso a Comitán en la mente del mundo. La novela "Balún-Canán" ha sido traducida a muchas otras lenguas. Sin duda, muchos turistas estarían dispuestos a conocer más de esa tierra, siempre y cuando el pueblo ofreciera dicha posibilidad.
Pero, lo cierto es que en Comitán no existe un "circuito" que promueva dicha imagen. Tal propuesta sería, sin duda, la mejor promotora del turismo.
Desde hace muchos años existe el proyecto de crear un museo. A la fecha todo ha sido un sueño guajiro. ¿Por qué no abrir una sala en la Casa de la Cultura? ¿Por qué no colocar placas en las casas donde vivió Rosario? ¿Por qué no montar un espectáculo profesional que dé cuenta del mundo literario de Rosario, para que se presente todos los días en algún espacio especial? Muchas cosas pueden realizarse.
San Cristóbal, además de su riqueza arquitectónica, está conformada por gente de visión empresarial. Aprovechan todos los elementos que la vida les ha dado.
Comitán desaprovecha las ventajas que posee. El clima de Comitán es el más benigno de todo el estado, su conformación topográfica es única, su cocina es exquisita, y, por último, Comitán posee algo que no tiene ningún otro pueblo del mundo: el universo de Rosario Castellanos.
¿Qué esperan?
¿Se ha hecho algún festejo magno por los cincuenta años de Balún-Canán?
Sería muy triste que, igual que sucede con el turismo, el festejo por cincuenta años de Balún-Canán "pase de largo", de noche.
Desde acá, Rosario, mi modesto homenaje a vos, la creadora de Balún-Canán, el pueblo que te creó.

lunes, 27 de agosto de 2007

Casi el Paraíso

"¿Y cómo está Comitán?", pregunto cuando hablo por teléfono con algún afecto de allá. Y como lo usual es hablar del clima, el afecto, invariablemente, dice: "Bien, acá es la tierra de Dios".
Algo tiene Comitán que nunca ha sufrido embates mayores. A veces, y esto duele, alguna "culebra de viento" pasa y hace destrozos en la periferia o en algunas comunidades cercanas al pueblo. Pero no sucede mayor cosa. Algún valiente coge el machete, sale al patio, azota el machete contra el suelo, hace una cruz en el viento y así realiza un contraconjuro que cancela la amenaza. La culebra de viento cambia de piel.
La historia consigna las fechas en que ha "caído ceniza". Tal vez este fenómeno sea el que más inconvenientes ha causado en las casas comitecas. Pero no hay noticia de algún seísmo (la palabra suena medio mamila, sólo la consigno acá para decir que también se acepta como sinónimo de la palabra "sismo" que empleamos con más frecuencia). No hay noticia de que el río "grande" se haya salido de cauce ocasionando una severa inundación. El viento es una liana de selva pero nunca ahoga a Comitán.
En efecto, Comitán es la tierra de Dios. Todo mundo alaba la generosidad de su clima. Pero Comitán no es sólo su clima, sus nubes y sus calles. Comitán es, sobre todo, su gente. Y acá el pueblo ya no está tan bien.
El afecto me dice que, en franca negación del cuento de García Márquez, "en este pueblo SÍ hay ladrones". El monstruo de mil cabezas también tiende redes en el pueblo; es decir, el cielo de Comitán sigue siendo diáfano, pero algunas nubes comienzan a empañarlo. Y el problema es que este monstruo es más nefasto que mil "culebras de viento". No hay machete que pueda convocar a la armonía.
La delincuencia y la corrupción es el mítico árbol del bien y del mal. Cualquier humano puede caer en la tentación de aceptar la manzana.
"¿Y cómo está Comitán?"
Comitán es casi el Paraíso. Tal vez sea conveniente no olvidar el mandato de Dios: "Puedes tomar cualquier fruto, menos aquel que está suspendido en el árbol del bien y del mal".

domingo, 26 de agosto de 2007

Un sitio ll-amado Comitán

Muchas Arenillas que publico en el "Heraldo de Chiapas" hablan de Comitán. No podía ser de otra manera, mi vida está enredada en esos cielos.
En el mes de abril de este año reuní varias Arenillas y edité un modesto librincillo. El título es: "Un sitio ll-amado Comitán" (el guión es propositivo).
La palabra "sitio" casi casi resume la vida del hombre. Todo lo que al hombre significa se mueve en un sitio.
En la contraportada del librincillo aparece escrito lo siguiente:

"Armando Alfonzo escribe que la casa comiteca de 1940 contaba con un SITIO >... gran extensión de terreno inculto en el que crecían varios aguacates, algunos matasanos, anonas y cuajilotes<
En 2007, Carlos Gordillo Alfonzo -sobrino de Armando- tiene un SITIO en Internet que se llama COMITECOS PUNTO COM"

Así pues, el SITIO es el punto de referencia al que los comitecos siempre vuelven -y lo mismo sucede con los hombres de todos los pueblos de todos los tiempos. Un sitio es la memoria y un sitio es el corazón, y en todos los sitios donde ha caminado el hombre están su memoria y su corazón.
Para la portada del librincillo busqué una imagen que sintetizara Comitán. ¡Fue difícil hallarla! No podía ser una imagen muy "mostrada", tenía que ser algo inédito y mágico. Un buen día hallé una fotografía de Ariel Silva y ¡supe que esa era la imagen adecuada! Ariel, generoso, me permitió no sólo que su fotografía ilustrara el libro, sino, además, me dejó que yo le diera un giro de noventa grados. La fotografía muestra una aldaba con un ojo inquietante. Supe que eso resumía la connotación de sitio.
Ariel tiene un blog, ahí muestra una serie de fotografías en donde el espectador corrobora que la mirada del artista es un sitio para la emoción.
Porque sé que hay gente que hace un hueco para alimentar su espíritu; porque sé que hay gente que siempre tiene un sitio donde el asombro aún tiene cabida, anoto la dirección de la página de Ariel.
http://arielsilvafoto.blogspot.com/




sábado, 25 de agosto de 2007

Un ave sobre el árbol

Chiapas es tierra de pájaros cantores. El silencio de las madrugadas se abre a través del canto de una tiuca o de un cenzontle. En la carretera de Comitán a San Cristóbal vuelan unos pájaros azules. ¿Cantan estos pájaros? No lo sé, pero son como corcheas azules en los pentagramas de los postes de luz.
Chiapas es tierra de aves que cantan. Leticia Zepeda es el ave más espléndida de los Altos de Chiapas. Lety es hija del empresario Juan José Zepeda Bermúdez, y es nieta de Fernando Zepeda, un águila que ya vuela por otros cielos.
Mi papá llenaba su corazón con juncia el día que llegaban Fernando Zepeda y Ramiro Ramos Ruiz. Ambos radicaban en San Cristóbal y llegaban a la casa de Comitán. Mi papá, para recibirlos, disponía sobre la mesa la botella de ron, el chicharrón de hebra, los frijoles refritos con chile de simojovel, el guacamole con aceite de oliva y las tostadas. Los corredores de la casa se iluminaban con música de un acordeón francés que salía de la "consola". Esta música permanecía hasta que mi papá me ordenaba quitar el dísco para que cantara Ramiro Ramos, él se colocaba la mano derecha sobre la garganta y con los dedos hacía un especie de "vibrato" para ayudar a la voz grave que emitía. Yo los veía desde la puerta, los veía disfrutar esos instantes en que la música imponía su jerarquía sobre la plática y la carcajada. Algo maravilloso ocurría, la casa se llenaba de una luz como la que aparece después de una tarde de tormenta.
Mi tío Fernando jamás se imaginó que muchos años después, una de sus nietas iría a un concurso de canto en Alemania. La soprano Leticia Zepeda fue elegida por el Instituto Nacional de Bellas Artes de nuestro país para que represente a México en "La Competición de Ópera 2007" que se efectuará en Dresden, Alemania, en la primera semana del mes de septiembre.
¿Cantan los pájaros azules de la carretera que va de Comitán a San Cristóbal? No lo sé. La niebla hace prodigios. Tal vez hay duendes enredados en los pinos y en los huipiles de las mujeres que cargan leña; tal vez Lety vuela sobre un pájaro azul.

viernes, 24 de agosto de 2007

La edad de piedra

Los hombres cargan un peso. Los hombres siempre miran hacia abajo, patean piedras y las levantan. No saben que al levantar piedras incrementan su carga. Los veo caminar ya doblados, como pegados al suelo.
Por esto, los poetas son pocos. A los poetas los veo caminar ingrávidos, casi casi como si levitaran.
Muchos que escriben se dicen poetas. Es bueno que haya muchos escritores. Un número creciente de escritores no hace daño. Los que se dicen poetas no causan daño, lo único que hacen es colocar una piedra más sobre el espíritu doblado de los hombres. No pasa nada. Un grado de más o un grado de menos no hace la diferencia en el ángulo de miseria que cargan los hombres.
Por esto, los poetas son pocos. La verdadera poesía es como una nube o como un hilo de viento.
Sé que hay más, pero yo, por cuestiones generacionales, tengo preferencia por algunos poetas chiapanecos. Hoy mencionaré a cuatro. ¡No más! Un día de estos abriré la ventana y descubriré otras nubes en el cielo.
No están todos los que son, pero los que están ¡sí son! Marirrós Bonifaz, Gustavo Ruiz Pascacio, Carlos Gutiérrez Alfonzo y Leticia Bonifaz Alfonzo.
A ellos siempre los he visto caminar con una alforja liviana. En su camino levantan piedras pero no las asumen como propias, las trituran y las convierten en algo que es como una flama.
Tal vez a los hombres les convenga hacer una pausa, abrir el costal, sacar una piedra de las que cargan, sentarse sobre ella, abrir un libro y descubrir que se puede mirar hacia arriba.
Como siempre caminan viendo el suelo, los hombres no saben que también en la tierra hay algo que se llama cielo.
El poeta Carlos Gutiérrez, oriundo de Comalapa, tiene una página electrónica en donde "cuelga" fotos de cielos.
Ayer abrí su página.
Por si alguien ya está fastidiado de mirar el suelo, coloco el enlace:
www.flickr.com/photos/10130243@N05/

De tu arte a mi arte, prefiero tu arte

El próximo jueves 28 de agosto el Museo de Arte de Comitán cumple años. Hace diecinueve años que se inauguró.
Fui testigo presencial del momento en que Isabel Arvide, directora de comunicación del gobierno del estado en ese momento, dio a conocer la noticia. En la biblioteca Rosario Castellanos, Isabel le comunicó al gobernador que Comitán tendría un museo y dicho museo llevaría el nombre de la mamá del general Absalón Castellanos. Isabel, que siempre ha sido una mujer polémica y muy lista en enjuagues políticos, le dijo que no le estaba pidiendo permiso, le comunicaba que el museo se llamaría Hermila Domínguez de Castellanos. El general se emocionó con el gesto y sus ojos se humedecieron. Y así se llama el Museo de Arte. El veintiocho de agosto de 1988 se inauguró.
El hecho de que Comitán tenga un museo de arte es una nota importante. No obstante, dicho museo no ha cumplido con las expectativas. No se ha aprovechado en todo su potencial.
En principio, dicho museo no cuenta con el suficiente acervo de pintura chiapaneca. Quien recorre sus salas tiene la impresión de estar en presencia de un muestrario de pinturas de la denominada escuela oaxaqueña. Por otro lado, su acervo es más bien pobre. Su riqueza se sustenta en nombres famosos como Toledo, Tamayo, Cuevas y demás fauna artística de relevancia, pero, la mayoría de obra de los mencionados es litografía.
Aunque el escritor dijo que "veinte años no es nada", puede serlo todo. El próximo año el museo de arte de Comitán cumplirá veinte años. Será fecha relevante. Debe festejarse con emoción.
Ojalá se destine para entonces una sala en donde la plástica chiapaneca tenga presencia permanente; ojalá se imprima una memoria que dé cuenta "de la memoria"; ojalá haya un programa para incentivar la asistencia de escolares, y se implementen verdaderos talleres que introduzcan a los niños al fascinante mundo del arte plástico.

jueves, 23 de agosto de 2007

Sólo para comitecos

Hace tiempo, en Comitán, discutíamos con un grupo de amigos la necesidad de defender las tradiciones del pueblo. ¿Qué hacer para que Comitán no perdiera su esencia, su habla, sus costumbres? En el calor de la plática me atreví a decir que el libro "Sólo para comitecos" debía ser empleado como libro de texto en el bachillerato de Comitán, a fin de que los jóvenes conocieran de dónde vienen. Uno de los que estaban en la mesa, en aquella ocasión, tomó de manera literal mi comentario y ¡pegó el grito en el cielo! ¿Cómo era posible que yo propusiera tal barbaridad?
Yo me refería a la necesidad de hacer algo a fin de revalorizar lo propio.
Mi comentario era una exageración, pero no exenta de buena intención. El libro de Armando Alfonzo tiene secciones que pueden ocasionar un escozor en las buenas conciencias, pero es un libro que, con la picardía característica del carácter comiteco, expone mucho del modo de ser. Ahí están los orígenes de nuestra idiosincracia.
En la presentación de un libro en la Universidad de Las Américas (en Cholula), una joven se paró, pidió la palabra y explicó que no hallaba el sentido de identidad a través del lenguaje que empleaba. Como era un comentario dirigido a mi persona compartí con el auditorio una anécdota personal.
En el año de 1974 salí de Comitán y fui, como muchos de mis amigos y compañeros, a estudiar a la ciudad de México. Allá encontré otro modo de ser, un modo de ser que me deslumbró. Yo tenía la costumbre de hablar "de vos", en la ciudad de México sentí vergüenza y comencé a usar el "tu". No sólo esto, adopté un "sonsonete" muy cercano a lo que en ese tiempo se llamaba "chico ibero" y que hoy suena muy "nice". ¡Me sentí realizado! Mas un día mis compas comitecos y yo nos hicimos amigos de un grupo de norteños y ahí, por primera vez, sentí la vergüenza real. Ellos hablaban como siempre lo habían hecho, se sentían orgullosos de su modo de ser y no se sentían menos ante los modos de ser de los capitalinos. Al contrario, los capitalinos reconocían el valor de su lenguaje y de su idiosincracia. Yo no había podido enseñar nada de lo mío, porque lo había botado quién sabe en qué baúl.
"¡Quiubo, bato, trépese en la troca!", me decía Chucho y yo subía a la camioneta. Con timidez comencé a rescatar mis palabras comitecas, con cierta pena balbuceé mi voseo original. Ese día, lo juro, sentí que volvía a ser yo, que recuperaba mi sentido de pertenencia. Boté el sonsonete "chavo ibero" (que no me pertenecía y que me obligaba a ponerme un traje que me quedaba grande y que me hacía parecer un pelele), y recuperé las nubes de mi árbol.
El día de hoy no tengo ningún empacho en usar el vos. Un amigo poblano me confiesa que al principio pensó que era yo un argentino que había perdido el "sonsonete". Ahora reconoce que soy comiteco y yo me siento muy bien.
Crecí con el uso del vos, no puedo negar mis orígenes, sería tanto como si me negara yo, como si quisiera ser polvo y no aceptar que soy nube.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Las paredes de estos tiempos

Jorge Rojas, destacado periodista, se tomó el tiempo para entrar a leer esta libreta de apuntes. Hizo más. Dejó un comentario del que entresaco algunas líneas que mueven a la reflexión: Jorge dice: "...las pintas de la palabra COTZ han ido desapareciendo y con ellas la identidad de nuestra generación (...) ahora resaltan más las pintas de graffitis y de signos que presumo (...) provienen de una cultura diferente...".
Jorge reflexiona sobre algo que es signo ineludible de estos tiempos: la pérdida de identidad.
La cultura es algo vivo, no puede permanecer estática. Comitán en su desarrollo, igual que cualquier pueblo del mundo, adopta y adapta modos diferentes de ser. La vida es un permanente intercambio de ideas. Así como Comitán toma elementos de otras culturas, otras culturas se enriquecen de la cultura comiteca. Dijéramos que es el intercambio natural de dos entes que están vivos y que se relacionan. Esto no es malo, lo malo aparece cuando el nativo (en este caso el comiteco) relega su cultura por el deslumbre de una cultura ajena. Cuando el hombre cancela su propia cultura y adquiere otra se convierte en un ser invisible, porque jamás será lo otro, nunca lo logrará.
Jorge advierte que algo de Comitán se está perdiendo. No es la pinta de la palabra Cotz, es algo más: es la capacidad de sentirse orgullosos por ser diferentes.
Al mundo lo acecha un grave peligro: la uniformidad.
La riqueza del mundo es precisamente la diversidad, los diferentes modos de ser. Comitán es un pueblo único por sus peculiaridades.
El día que un restaurante Mc'Donalds abra una sucursal en Comitán, ¡Comitán no acabará! El pueblo acabará el día que cierre sus puertas el restaurante que vende butifarras o desaparezca la cantina que sirve Tzizim como botana.
Jorge tiene razón. Al defender nuestras tradiciones defendemos nuestra identidad. Y no hay cosa más importante para un hombre que saber quién es.
Creo que las reflexiones inteligentes, como la que Jorge hace, dan luz. Y luz es lo que necesita el pueblo. El ignorante es un ciego y un ciego no puede ver el brillo de un diamante.
Aún tenemos una pared limpia, aún hay un cielo auténtico, aún late una flama en el corazón de Comitán. ¡Bien vale la pena su rescate y difusión!

Los monólogos de la inteligencia

Sucedió algo impresionante. Hace unos días el Coneculta Chiapas dio a conocer los resultados del Certamen de monólogos a nivel estatal. La mayoría de concursantes fue comiteca. Las comitecas Rosa Hortensia Aguilar Trujillo y Teresa de Jesús Melgar Figueroa obtuvieron el primero y tercer lugares, respectivamente.
¿Qué lectura debemos hacer ante este fenómeno? ¿A qué se debe que en Comitán prolifere de tal manera esta técnica de representación teatral?
No tengo los antecedentes, pero asumo que Rosa Hortensia (actriz excelente) tiene mucho que ver. Sé de su afición por esta técnica y de su entrega y compromiso. La obra que representó en este certamen es una obra que ha estado trabajando durante varios años. Asumo que su representación debe tener ya el grado de excelencia que le permitió obtener el triunfo. Tal vez ella contagió a los demás o estos se contagiaron de algo que, sin duda, no es casual. En alguna parte existe la semilla y parece que la cosecha comienza a ser muy fructífera.
Sucedio algo impresionante. Cuando leí la nota recordé, de inmediato, a Carlos Ancira y su representación del "Diario de un loco" de Gogol, que por más de veinte años realizó en teatros de la ciudad de México y de otras partes del mundo.
El monólogo es intenso y riesgoso. Dentro de las artes escénicas es lo más parecido al cuento en la literatura. Un ligero trastabilleo hace que el cuento se caiga, lo mismo sucede en la puesta en escena de un monólogo. El actor debe estar, durante toda la representación, con un nivel de actuación que no permite ningún titubeo. Escribir un cuento redondo ¡es muy difícil! Representar un monólogo a nivel de excelencia ¡debe ser muy difícil!
Los críticos de todo el mundo reconocieron la capacidad de Ancira. Muchos periodistas le preguntaron cuál era el secreto para lograr la atención permanente del espectador.
¿Cómo es posible sostener el mundo con un simple punto de apoyo? ¿Cuál es la palanca?
Sucedió algo impresionante. Cuando leí el acta del jurado del Certamen y leí los nombres de tantos comitecos participantes pensé en un prodigio. Nada es casual. No es casual que los actores comitecos se presenten ya como un grupo que trabaja con pasión el monólogo teatral.
El monólogo posee la ventaja del ahorro de escenografías y de escenarios complicados. Sé que esto es algo que los actores comitecos han tomado en cuenta, pero también intuyo que hay algo más. La forma de ser del comiteco está implícita en esta inusual afición. Por un lado, el comiteco no es hombre que haga equipo fácilmente; por otro lado, el comiteco es un hombre que siempre está dispuesto a tender la mano. El actor de un monólogo debe reunir ambas cualidades: se planta solo en el escenario y sus lluvias son internas pero compartidas.
Sucedió algo impresionante. Por obra y gracia de estos actores Comitán ya se volvió el referente de la representación de monólogos en Chiapas. ¡En buena hora!
Un abrazo a cada uno de los actores participantes y uno especial a Rosa Hortensia. Creo que el lugar de Rosa Hortensia no está en una silla de Dirección sino en la nube del escenario. Desde ahí hace más bien al mundo.

martes, 21 de agosto de 2007

¿Y si hemos estado equivocados?

La cultura de Comitán, como la de cualquier pueblo del mundo, tiene influencia ajena. Gente de muchas partes del mundo ha llegado a radicar a Comitán. Pero, sin duda, el pueblo que más ha influido es el pueblo tojolabal. Ambos pueblos han sido vecinos desde hace siglos.
A finales de los años sesentas del siglo veinte una pareja de alemanes con dos hijos llegó a radicar a Comitán. Vivieron allá durante varios años. Su estancia permitió que Carlos Lenkersdorf, en el año de 1979, escribiera un diccionario tojolabal-español.
Muchas palabras que se usan en el habla diaria de Comitán tienen acusada influencia tojolabal. "Cotz", tal vez la palabra más famosa de Comitán tiene su origen en dicho idioma.
En el libro de "Arcaísmos" de Óscar Bonifaz y en el libro "Glosario" de José Luis González Córdova se da cuenta de dicha influencia.
José Luis González Córdova dice: "COTZ. Toj; acto sexual. Guajolote (tzot; cots: gallo)".
Durante años y años, la palabra Cotz ha aparecido escrita en paredes de casas, en divisiones de madera de baños públicos, pupitres y pizarrones de escuelas.
La maestra Carol, de origen estadounidense, daba clases de inglés. Un día, uno de los alumnos escribió "Cotz" en el pizarrón. Ella, que desconocía tal palabra y desconocía la picardía de los comitecos, preguntó qué significaba tal palabra y un alumno dijo que significaba "Felicidad", Carol sonrió y dijo a todo el grupo: "Entonces, cotz parrra todos".
Pero sucede que, según el diccionario de Lenkersdorf, la letra "C" no existe en el alfabeto tojolabal. Todo aquello que suena a "C", Lenkersdorf lo consiga con "K".
¿No será entonces que hemos vivido en el error?
Escribimos México y no Méjico por nuestra herencia náhuatl. ¿No será que por la herencia tojolabal deberíamos escribir KOTZ en lugar de hacerlo con C?
Tal vez Amín Guillén Flores, estudioso de la lengua, pueda dar luces al tema.



lunes, 20 de agosto de 2007

La medalla Rosario Castellanos

El Congreso de Chiapas entregó recientemente la medalla Rosario Castellanos.
La Comisión Dictaminadora se quejó de ausencia de nombres de mujeres en las propuestas. Yo agregaría que hizo falta más propuestas que incluyeran a chiapanecos. Tal vez el nombre chiapaneco más sonado fue el de Mario Nandayapa. Al final, la Comisión se inclinó por Monsiváis.
Coincido en el reclamo de la Comisión, la inclusión de mujeres talentosas como aspirantes fortalecería el reconocimiento.
Con frecuencia se habla de Rosario como una mujer a favor de las causas feministas.
Mario Nandayapa sabía en lo íntimo que no le darían el reconocimiento. No por falta de méritos, ya que, en los últimos tiempos, se ha mostrado como un estudioso dedicado. Le falta tiempo. Estas preseas están destinadas a gente que ha dedicado "toda una vida" a la creación. Llegará el tiempo en que Mario poseerá el mérito del "tiempo". No hay muchos elementos que apuntalen lo dicho, pero la vida así es y a veces no tiene muchos argumentos racionales que la justifiquen.
Creo que en Chiapas sí hay un hombre que ya merece este reconocimiento. Óscar Bonifaz, además de ser íntimo amigo de Rosario Castellanos, ha dedicado muchos años al estudio de la vida y obra de Rosario. Ricardo Cuéllar Valencia y otros destacados intelectuales han tenido acercamientos deslumbrantes en cuanto al conocimiento de la obra de la escritora, pero, sin duda, nadie tiene la cercanía que posee Óscar.
Ojalá que el próximo año, las instituciones culturales de Chiapas, y de Comitán sobre todo, propongan a Óscar Bonifaz para recibir tal distinción.

domingo, 19 de agosto de 2007

El anónimo que se ocupó de mi persona

En la página de "Comitecos punto com" un lector anónimo se ocupó de mi persona. No me resultó extraño. Como escritor, artista plástico y periodista estoy acostumbrado a recibir críticas de mi obra y, en ocasiones, de mi vida personal.
El anonimato es un práctica común en todos los pueblos del mundo. En la propia página de "Comitecos punto com" de manera constante se hace el llamado para que se deseche dicha práctica. A la fecha no ha sucedido así y todo parece indicar que será imposible erradicar el anonimato.
Pero, ¿qué tan pernicioso es el anonimato? De principio, quien "tira la piedra" y esconde la mano podría decirse que es un cobarde, pero ¿de veras lo es? Quién sabe.
Reconozco en "el anónimo" una ventaja sobre aquél que no dice nada. Es cierto, el anónimo tiene la mancha de la sombra y de la oscuridad, pero tiene la audacia de gritar lo que "otros" comentan por bajito.
Desde el principio de los tiempos el anonimato ha sido protagonista de la historia. El anónimo se erige en un Dios sin nombre y juega a ser perfecto. Se cree libre de culpa, por eso "tira la primera piedra". No sabe que esta clase de piedras son "bumerangs" que la vida se encargará de regresarle con la fuerza del movimiento prolongado en el tiempo y en la distancia.
Sé que el anónimo quiere llenar de lodo a las personas, lo hace por perversión o simplemente para divertirse.
La página de "Comitecos punto com" siempre ha merecido mi atención y mi reconocimento. Carlos, su creador y principal motivador, navega contra corriente a fin de que en Comitán los temas de interés se expongan a la luz pública. Claro, es inevitable, a veces aparece la diatriba, el encono, la maledicencia, lo intrascendente, pero también, a veces, aparece la luz. Cada que un hombre dice su verdad y lo hace sin esconder la cara, la sociedad avanza. La página de "Comitecos punto com" es una ventana que se ha fortalecido. Al fortalecerse ha fortalecido el diálogo y la discusión y, ¡ya lo dijo el clásico!, de la discusión ¡nace la luz!
Somos más los que prendemos cerillos que aquellos que se empecinan en apagarlos. A los que se esconden en el anonimato se les acaba el aire porque siempre están adentro de cuevas.
Bienvenido el diálogo, a pesar de los pesares.
Sé que algún día la gente se ocupará de responder al diálogo que invito a través de mis escritos y de mis obras plásticas. ¿Mi vida personal? No creo que sea trascendente, la mía es una vida más, igual de imperfecta que las demás. Quien tenga una vida perfecta que se atreva a "tirar la primera piedra".


sábado, 18 de agosto de 2007

El don de la palabra

Empleamos miles de palabras al día. Cientos de palabras como bandadas de pájaros a la hora en que platicamos, a la hora en que pensamos, a la hora en que escribimos.
Tal vez la palabra es el don óptimo del hombre. Cada vez que usamos una palabra: ¡nombramos! Al nombrar damos sentido a los objetos y a los seres.
¿Cuál es la primera palabra que usamos al despertar? Pocos son los hombres que usan las palabras a conciencia.
Imagino un costal inagotable lleno de palabras. Me basta meter la mano y sacar diez, veinte o más palabras. El costal es infinito, es un surtidor inagotable de luz (diría el poeta).
Me gustaría poseer la paciencia que posee mi madre cuando separa los frijoles buenos de aquellos que tienen gorgojo.
Me gustaría, cada amanecer, sacar un bonche de palabras del costal; me gustaría, a la hora en que el aroma del café se extiende por toda la casa, colocar las palabras sobre la mesa y elegir las más apropiadas para bendecir el día.
El mundo es oscuro, la palabra lo ilumina.
No hay palabra maldita, incluso la misma palabra "maldita" posee la iluminación. Lo que sí hay: son tiempos y espacios adecuados. Cada palabra es un río y cada río tiene un cauce, cuando la palabra se desmadra; es decir, cuando sale de su cauce ¡provoca inundaciones sobre las orillas del espíritu!
A veces, las palabras se llenan de gorgojos, porque se contagian de la humedad de las bodegas.
Por eso, es preciso invocar la palabra adecuada para cuando la vida nos reclama nuestro aliento.