jueves, 7 de agosto de 2008

Instante

La vida es un instante. A veces este instante nos abruma. Hay tanto por hacer que nos olvidamos de lo más importante.
Todo mundo tiene sus prioridades. Una escala de valores lo determina. ¿Qué es lo más importante de la vida? ¿El trabajo, la familia?
Ayer, un afecto me dijo que la pregunta es: ¿Para qué? y no ¿Por qué?
¿Para qué la vida?
El día pasa casi casi sin que nos demos cuenta. Son tantas actividades las que demandan nuestra atención. Son tantas las prioridades que ya no alcanzamos a distinguir cuál, en realidad, es lo más importante.
Cada hombre tiene su propio código. No obstante, la mayoría de hombres no destina el instante a su prioridad. El ritmo de vida es un tobogán que nos impulsa a realizar actividades insulsas de manera inconsciente.
Ayer, después que mi afecto me dijo la pregunta me senté un instante y pensé ¿Para qué?
¿Para qué la vida? ¿Para qué mi vida?
Salí al patio y, por un instante, no más, vi el cielo y el árbol que se movía al ritmo del viento. Supe que por ahí está enredada la respuesta. Creo que, también el día de hoy, debo dedicar un instante para tratar de hallar la respuesta.