jueves, 25 de septiembre de 2008

LA COLABORACIÓN DE JOSÉ ESPINOSA

LA CICATRIZ

Las relaciones con los hijos suelen ser un poco complicadas.

Hoy comeré pastel, y le daré el abrazo a la cicatriz que tengo en la frente, justo arriba del ojo izquierdo, el que cada vez ve menos.

Hoy, como a ti, le haré su fiesta, está cumpliendo quince años de haber nacido, de estar aquí y ser ella. En un arrebato de desesperación, de cólera, de ira, de impotencia, de inmadurez, de tontería -todo mezclado- me golpeé en un espejo y nació ella, horas más tarde nacerías tú, ambas el mismo día.

Hoy comeré pastel, y le daré el abrazo a la cicatriz que tengo en la frente, justo arriba del ojo izquierdo, el que cada vez ve menos. Al que me acompañó desde ese día y hasta hoy a ver lo que fui de cobarde. La que ha sido testigo de mi afán de abrazarte, de cobijarte, de quererte, pero que hoy día no ha sido posible; la que ha visto que, por orgullo y conflicto entre grandes, tú fuiste la menos comprendida, la más necesitada, la más afectada. Hoy comeré pastel, y le daré el abrazo a la cicatriz que tengo en la frente, la que nació el día que naciste tú, testigo de la impotencia de no poder acercarme, testigo mil veces de mi cobardía cuando las oportunidades se abrían. Hoy le haré fiesta a la cicatriz que tengo en la frente, justo arriba del ojo izquierdo, el que cada vez ve menos y me recuerda los días que no estuve a tu lado y que tú pedías; que yo debería.

Hoy comeré pastel y haré fiesta; hoy, te pido perdón por no estar el día de tu primera monta en bicicleta, el día aquél de tu primer día de escuela; del último antes de llegar a esta fecha. Por no cuidarte y tenerte el día que enfermaste de viruela o simple gripa. Perdón por no estar contigo cuando me necesitaste. Perdón por haber sido tan cobarde.

Hoy comeré pastel, y le daré el abrazo a la cicatriz que tengo en la frente, justo arriba del ojo izquierdo, el que cada vez ve menos, el que se ha dado cuenta que me duele cada vez que sé que lloras, cada vez que sé que sufres, el que ha visto mi impotencia y mis pocas ganas de tomar acciones, el que me ha visto mil veces jurar que tengo mi cuerpo y mi alma dispuestos a que me claves todas tus espinas, tus heridas.

Perdón por ser como soy, y no como debería de haber sido. Hoy comeré pastel, y le daré el abrazo a la cicatriz que tengo en la frente, justo arriba del ojo izquierdo, el que cada vez ve menos; el que nunca te vio cuando debería de haberlo hecho.

José Espinosa