Y ahora ¿qué lees? Fue la pregunta que un afecto me hizo ayer.
El parque de Guadalupe, de Comitán, es un espacio íntimo. Provoca la gana de leer (claro, a las parejas que ahí se reúnen les provoca ganas del apapacho).
¿Qué leo? Dios me llena de bendiciones. Los últimos días he recibido varios libros (muchos, en realidad).
Jesús Morales Bermúdez me obsequió una recopilación de sus obras. Heberto Morales dejó para la biblioteca de la Universidad Mariano N. Ruiz varios ejemplares de sus libros. Asimismo Hernán Becerra Pino me dejó uno de sus libros con entrevistas. El otro día recibí un libro que mi amiga Socorro Trejo me envió desde Orizaba (sucede que dos afectos comitecos fueron a esa ciudad para asistir a un encuentro cultural y ahí se toparon con Socorrito. Cuando ellas volvieron a Comitán me entregaron el libro). También recibí el más reciente libro de Gabriel Hernández.
Así pues por el momento no puedo quejarme tengo varios libros de autores chiapanecos por leer.
Sí, pero, ¿qué lees?, insistió mi afecto.
Me he dado una vuelta (o dos) por la biblioteca de los padres Carlos y Raúl Mandujano García. Esta biblioteca tiene muchos libros. ¡Tanto por leer!
¿Qué leo por ahora? Bueno, aparte de que le estoy entrando al libro de Gabriel Hernández (Gabriel es un excelente narrador. Me está gustando su libro), me dedico a leer las nubes y lo más alto de los árboles de Comitán. ¿Qué leo? Trato de descifrar algunas paredes. Dejé Comitán por más de diez años. Ahora trato de recordar esta lengua para comprender, de nuevo, los mensajes que están colgados en las vigas y en los techos de las casas comitecas.
Uf, gracias a Dios, tengo lectura asegurada para muchos, muchos años.