sábado, 18 de septiembre de 2010

ENTRE LA REALIDAD Y LA FICCIÓN


La literatura, fruto de la imaginación, es la que se acerca más a la verdad. La ficción permite recorrer caminos que la historia, por ejemplo, tiene vedados. Y ahora resulta que en este ejercicio de reflexión por el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicanas un nuevo camino apareció. Algunos de nuestros héroes no fueron lo que pensábamos o nos habían asegurado que eran. Ahora resulta que muchos no existieron y son fruto del Mito, hijos de la ficción; otros han resucitado y los hemos visto como simples seres humanos, muy lejos del Olimpo donde los habían colocado. Los nichos especiales se han desmoronado. A quien considerábamos paradigma del "macho" resulta que tenía tendencias homosexuales. ¿Se cae el mito o se crea una historia más verídica?
Si algún beneficio hemos obtenido de estos festejos es precisamente el de revalorar nuestra historia. Los líderes fueron hombres de carne y hueso. Los padres de la patria también fueron seres susceptibles al error.
Queda la enseñanza para entender que los actuales protagonistas de la historia también son hombres imperfectos. ¡Ay de aquél que hiciera un ídolo de barro del presidente de la república o de los gobernadores! ¡Ay de aquél que escribiera hazañas extraordinarias de ellos! En México tenemos de Presidente de la República a un simple mortal que se equivoca más de lo que deseáramos! ¿Quién le advierte que es un hombre imperfecto, muy lejos, de veras muy lejos, del territorio donde viven los espíritus grandes?