martes, 23 de noviembre de 2010

ARTÍCULO DE JUAN CARLOS GÓMEZ ARANDA

Estimados amigos. Además de saludarlos, les envío mi artículo que esta semana se publica en el periódico Fuerza Roja que difunde las actividades de la Senadora María Elena Orantes.


EL LARGO CAMINO DE LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES EN LA TOMA DE DECISIONES SOCIALES


La creciente influencia de las mujeres en la toma de decisiones de la sociedad si bien en los últimos cien años ha sido exponencial, aún falta mucho por andar. Son muchos los factores que explican las dificultades de la participación de las mujeres en los puestos definitorios en los órdenes de gobierno, la política y en los cargos de dirección del comercio y de la industria.



El camino ha sido muy largo si consideramos el rol conferido a las mujeres desde hace aproximadamente diez mil años, en los comienzos de las sociedades primitivas: entre otras cosas, mantener el fuego del hogar y cuidar a los niños, considerando el extenso período de infancia de la especie humana.



Sin embargo, fue hasta el siglo pasado que las mujeres dieron pasos agigantados para lograr importantes conquistas cívicas y sociales que están transformando al mundo. Estos avances ocurrieron porque dijeron ¡basta! pero también porque las grandes guerras y la muerte de millones de hombres jóvenes propiciaron que las mujeres se desarrollaran profesionalmente para ocupar los sitios vacíos en todos los campos.



Si bien el espíritu feminista recorría el mundo provocando cambios sociales a lo largo del siglo XX, fue hasta 1953 que se concede en nuestro país el derecho de voto a las mujeres y en algunas naciones de África y Medio Oriente es hasta la década de los sesenta cuando confirmaron el sufragio femenino. Antes, en 1924 Felipe Carrillo Puerto como Gobernador de Yucatán reconoció el derecho de las mujeres a participar en elecciones municipales y en la estatal, mientras que en Chiapas, Florinda Lazos se convirtió en la primera diputada chiapaneca en el Congreso local en 1926.



En particular, la incorporación de las mujeres al ámbito de la política ha avanzado muy lentamente. La composición de las legislaturas del Congreso de la Unión da muestra de ello pues en los últimos 10 años, el porcentaje de senadoras se incrementó 6.3 puntos porcentuales, y el de diputadas aumentó 11 puntos: pasó de 20 senadoras en el año 2000 a 28 en 2010, y de 80 diputadas a 135 en los mismos años.



Mientras que en los congresos estatales, para julio de 2010, las mujeres representaban 21.7 por ciento de los diputados. En las presidencias municipales, la participación de las mujeres es mínima pues para julio de 2010 su representación era de apenas 5.3 por ciento. Lo mismo ocurre en la Administración Pública Federal y en la mayoría de las estatales.



Sin embargo, la llegada de Dilma Rousseff a la presidencia de Brasil el próximo primero de enero, fortaleciendo la presencia de las mujeres que gobiernan países, nos lleva a pensar si las féminas están tomando un nuevo aire en América Latina pues la lista se hace más larga. Aparecen ahora y en tiempos recientes Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica; Cristina Fernández en Argentina; Michelle Bachelet en Chile; Mireya Moscoso en Panamá: Rosalía Arteaga en Ecuador; Violeta Chamorro en Nicaragua y Lidia Gueiler Tejada en Bolivia.



A nivel mundial, también hay lentos avances pues en 1995, de los parlamentarios en el mundo, el 11.3 por ciento eran mujeres y en 2010, lo son el 18.8. Considerando a la brasileña, actualmente son 17 los países -de los 192 Estados reconocidos por la ONU- que cuentan con una presidenta o primera ministra.



No ha transcurrido mucho tiempo desde que en 1960 fuera elegida la primera mujer para dirigir un Estado en el mundo –Sri Lanka- y destacaran Indira Gandhi y Golda Meir. Fue en todas las áreas de la actividad humana que las mujeres empezaron a brillar más y a darle vuelta a la página de la secular sumisión: desde Valentina Vladimirovna que como voluntaria fue la primera mujer astronauta, hasta Simone de Beauvoir, Oriana Fallaci, Juliet Mitchel o Rosario Castellanos en las letras.



Mucho ha cambiado en el mundo si recordamos que todavía en 1964, Shirley Crisholm, primera mujer de raza negra en el Congreso de los EU afirmara que en política era más discriminada por ser mujer que por ser negra y este mes, Eufrosina Cruz Mendoza, tomó posesión como presidenta de la Mesa Directiva de la LXI Legislatura del Congreso de Oaxaca, cuando hace tres años en su municipio zapoteca no se le permitió gobernar por ser mujer.



Seguramente que los ciudadanos estamos valorando cada vez más el papel de las mujeres en la vida pública con base en sus méritos, capacidades y compromisos y por ello, es posible afirmar que el siglo XXI será el de las mujeres, incluyendo los desafíos que enfrentan como madres, en muchísimos casos proveedoras y responsables del hogar, y además profesionistas.