domingo, 21 de noviembre de 2010
LOS SEGUIDORES
Hay afinidades. A Mariana le gusta el color fiusha y a mí ¡tampoco! A mí me gustan los cuadros de Chagall. ¡Me gustan las películas de Woody Allen! Me gustan las muchachas bonitas que caminan por el parque de Comitán. Me gustan los atardeceres, el atole agrio, el aroma de la vainilla, las líneas que terminan en curva, los camiones que no se mueven, los viejos que sonríen, las muchachas que usan escotes, los muchachos que dan serenatas con marimba a sus muchachas bonitas. Hay afinidades. A veces veo que hay nubes que se llevan mejor con algunas montañas. Alguna afición común los une.
Me gusta Modigliani, Picasso y Tamayo. Me late el viento sosegado (se da, se da, al menos acá en Comitán ¡se da!).
Sé que los lectores de este cuaderno lo hacen por afinidad. Hay blogs de todos los sabores y hay algunos que prefieren el sabor de chocolate, por encima del de fresa.
Como todo mundo yo también tengo "seguidores". Ellos deben encontrar algo en este cuaderno por darme ese privilegio. Ayer me topé con Laura Maldonado. Apenas ayer supe que ella es seguidora. Porque nobleza obliga seguí sus huellas y hallé que ella es una muchacha bonita de Colombia. ¡De Colombia! ¡Que García Márquez y Maqroll, el gaviero nos bendigan!
Antes, digamos en los años setentas del siglo pasado, era imposible que Julio Cortázar, por ejemplo, se enterara del nombre de todos sus "seguidores". Hoy, ¡Dios mío, qué bendición!, la Mastretta, por ejemplo, puede saber los nombres y nacionalidades de sus seguidores.
Sé que Laura entró a este cuaderno como entramos a la vida de medio mundo, por ¡azar!, ahora, ¿qué piedra halló? Ojalá que Laura encuentre acá algún aire que pueda ayudarla a volar sus propios papalotes.
Mientras tanto le envío un abrazo.