miércoles, 8 de mayo de 2013




LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE EXISTE UN ATRAPAMIENTO

Hubo un tiempo que el alma pudo moverse en libertad. A pesar de que era un alma en pena vagaba por todos los callejones. Algo sucedió y quedó presa. ¿Ya vieron el alma en pena que acá se muestra? Observen las líneas, con atención. Estas líneas están sobre una banqueta de cemento, en la ciudad de Comitán. El albañil hizo la mezcla; al cemento y a la arena le agregó piedritas de río (¿si las ven?). Están en los caminitos, en la flor de las líneas. Pero ahí, en medio de los caminos ¡está un alma en pena, detenida para siempre!
Me produce cierta “pena” ver el alma en pena ¡detenida! Ella lo sabe, ella sufre. Sus manitas las tiene en su regazo, en forma de nudo. Sus ojos y su boca se abren como si fuesen pozos profundos, como si quisieran beber algo de libertad. Pero no es posible. ¿Quién sabe cómo ocurrió este atrapamiento? El término atrapamiento lo emplea un amigo médico, lo usa cuando hay un nervio atrapado. Este atrapamiento causa dolor y puede provocar una parálisis. El alma que acá está atrapada tiene dolor y acusa parálisis.
¿Quién sabe cómo quedó atrapada en el cemento de esta banqueta? Tal vez se confundió con el absurdo cambio de horario. Tal vez, a la hora que debía estar oculto detrás de una tumba continuó vagando por la calle y el albañil, a la hora que echó el cemento, con ayuda de la cuchara, lo atrapó para siempre. El alma quiso volar, pero ya no pudo. Por eso su rostro muestra el terror del encierro. ¿Qué penas estará purgando?
Por lo regular, el alma pena porque dejó un pendiente en la vida, uno o varios. Por esto, los que tienen insomnio escuchan ruidos en los cuartos cerrados o en los callejones oscuros. Esos ruidos provienen de los pasos “silenciosos” de un alma en pena. El alma no encuentra sosiego hasta que alguien se apiada de él y reza tres padres nuestros, a mitad del patio, justo cuando son las doce de la noche. El piadoso debe prender, asimismo, tres velas: las dos grandes quedan en los extremos y la pequeña en medio. Cuando la vela de en medio se consume por completo, las otras dos deben seguir alumbrando el camino por donde el alma encontrará el camino del descanso eterno. Pero, ¡Dios mío!, esta alma banquetera, fraguada en el cemento, ¿cómo podrá hallar el sosiego? Miles de pies lo han pisado, refregado más contra el suelo. Esta es una de las penitencias que tiene que cumplir. Pero, de acuerdo con lo que se ve, está condenado a pagar sus culpas por toda la eternidad. Ahí se quedará hasta el fin de los siglos.
Ethel me preguntó: “¿No es posible que le ayudes?”. Dije que no sabía cómo. “¿Por qué no agarras una barreta y abres un hueco en el cemento?”. No, no creo que esto sea la solución. Podría dañar parte de su cuerpo (perdón, de su etérea forma) y entonces, tal vez, ello complicaría la situación. ¿Qué sucede cuando un alma queda fragmentada? Pienso, a veces pienso, que las grietas existentes se deben a almas que están, como trozos de carne en carnicería, desmembradas en el infinito.
Ahora, cada vez que paso por esa banqueta, rezo un padre nuestro por el alma encerrada. Veo cómo me ve con esos ojos de agujeros negros; escucho su lamento. Me detengo y espero que dejen de pasar los carros y pego mi oído a la banqueta para tratar de oír qué es lo que pide. Tal vez ahí está el secreto, tal vez él posee el conjuro para lograr que su celda se abra. ¿Qué tal que, como pajarito, basta que se le ponga alpiste? ¿Qué tal que, como presidiario, basta un vaso de agua y un pedazo de pan? ¿Le ayudará el ritual de las tres velas prendidas?
A veces, a la hora que me acuesto, la figura de la banqueta se asoma en mi memoria. “¿Qué?”, pregunto en voz alta. Paty me ve y pregunta si me pasa algo. “No, nada”, digo. Pero ella sabe que sí pasa algo. “¿Es lo del alma, verdad?”, pregunta y yo cierro los ojos. Soy tan frágil que, cuando me siento atrapado, cierro los ojos y dejo que Dios actúe. Tal vez ese es designio de Dios y yo debo acatar el encierro del alma que ni mi pariente fue. Aunque, ¿quién puede asegurar que no fue algo mío y que por esto Dios lo puso en mi camino?