lunes, 3 de junio de 2013



LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE SE VE CÓMO EL TECHO ESTÁ EN EL SUELO

Las definiciones no siempre son exactas. ¿Quién se atreve a definir el suelo cuando ve que un borracho, por ejemplo, lo usa como cama? Asimismo, la calle no tiene una definición precisa. La calle sirve para que transiten los autos, las carretas, las motos (acá se ven dos motos estacionadas. Por esto, la calle no sólo es vía de tránsito, sino también espacio para estacionarse).
El niño que camina en la banqueta, tampoco sabría dar una definición precisa de la calle o de la banqueta, por esto lleva una mano en la bolsa y la otra ¡libre! Ve hacia la otra banqueta, como si lo cotidiano fuese lo importante y no lo insólito. Porque imagen novedosa es la que otorga un tercio de tejas sobre el suelo. ¿Por qué estas tejas están colocadas en este espacio, cuando su territorio natural es el techo?
En Comitán es común hallar sillas plegables de madera en la calle. Los dueños de los locales comerciales las colocan para “apartar lugar”. En Comitán es común hallar suéteres tendidos en las bancas del templo o del teatro del pueblo para “apartar lugar”. Los comitecos creen que es posible, aunque sea de manera temporal, apropiarse de los espacios públicos. No entienden que, por definición, lo público significa para todos.
Estas tejas (imagino) las colocó un comerciante para “apartar lugar” (bueno, sí, tienen razón, ¡tres lugares!). ¿Un montón para su auto, otro para el auto de su esposa y uno más para el junior? Tal vez la explicación no sea tan simple y tan elemental, tal vez no es para tres autos sino para tres camiones que llevan mercancía. “Uh, no lo imaginás, es muy difícil encontrar lugar para bajar mercancía. Me la enviaron ayer de Laredo. Sí, de Laredo, Texas”. Tal vez, por esto, ¡las tejas!
¿Y si no es una cosa utilitaria? ¿Y si esto va más allá? ¿Puede ser algo como una manifestación de tejas? ¿Intento de que la gente, la que a diario pasa por ahí, reflexione acerca de la extinción de tejas en los techos de Comitán? Lo que por esencia es objeto de techos, por única vez está en el suelo, a mitad de la calle, para decir que estos tiempos globalizadores las están dejando fuera de la tradición. Tal vez por esto el niño mira hacia otro lado. Este niño es posmoderno y no tiene mucho que ver con tejas; sus tiempos son de losas de cemento.
¿Y si no es ni una ni otra historias? Marianita, en cuanto las vio, dijo: “Mira, mira, las casitas de las tortugas”. Entendí. Hubo una vez que un niño preguntó: “Papi, papi, ¿por qué las tortugas caminan tan lento?”, y el papá, que estaba más interesado en ver el partido de fútbol en la televisión, respondió sin pensar mucho: “Ah, porque cargan el techo de su casa”. Entonces, el niño, para ayudar a las tortugas, les quitó el caparazón a todas. Puede ser que estas tejas sean las casitas de aquellas tortugas. Y la pregunta entonces no tiene algo que ver con las tejas arrumbadas, sino con el destino de las tortuguitas. Por esto, entonces, el niño que camina en la banqueta no mira hacia donde están las tejas, sino hacia la otra banqueta, en intento de hallar a las tortuguitas pelonas. ¿Con qué se cubren las tortugas en tiempo de frío?
Por esto digo que las definiciones no siempre son exactas. A veces, las calles no sólo son para que transiten los autos o para que los hombres la crucen en intento de alcanzar la otra banqueta. A veces, las calles sirven para que naveguen barquitos de papel, en tiempo de lluvia; o para que los caparazones de tortugas tomen el color de las tejas de barro.