viernes, 21 de junio de 2013
PARA CUANDO UNA MUJER SUBE A TENDER LA ROPA
A veces divido el mundo en dos. Ayer lo dividí en: mujeres que son como gotas de lluvia a medio día y mujeres que son como una sonata en madrugada.
La mujer gota de lluvia a medio día confunde la almohada con el árbol de durazno. Se entiende, la lluvia tiene a la madrugada o a la noche como terrenos naturales. Pero, a veces, le da por oír una orquesta o por jugar a que es un radio de bulbos.
Le gusta ir a los estudios de televisión sólo para espantar a los espectadores; sólo para sentir qué ocurre cuando una trompeta toca debajo del agua.
Cuando niña, este tipo de mujer acostumbra jugar a que se mete adentro de un refrigerador o a dar vueltas alrededor de las cajas de cereales. Por esto, el mundo cree que es una mujer frígida o juguetona, pero ¡no! Ella sólo lo hace para sentir el misterio de las olas a la hora del huracán o sentir el calor de una teja a la hora que el sol se deshace en los techos de Comitán.
Desayuna como toda la gente, pero si alguien mira con atención observará que ella acostumbra usar platos sucios; es decir, toma un plato de la comida anterior y coloca un poco de plátanos fritos encima del cochambre del cochito horneado. Si alguien pregunta por la causa de este extraño comportamiento puede que encuentre la respuesta en el sillón de la abuela o en los estambres que la madre usa para tejer suéteres. Todo, se sabe, tiene respuesta en los hábitos familiares. Ella puede tener, sin problema, un tío que coleccione pescados de dos o tres días de podredumbre o una tía que no deja de llamar por teléfono a las vecinas para enterarse de los chismes del día anterior.
Juega con las palabras, de vez en vez, por esto le gusta decir que ella ama a uno o a varios. O varios, dice y ríe, porque entonces completa que ella es una mujer de ovarios y ríe como si fuese una lámpara con un corto circuito.
Se encanta con los muebles de madera de cedro. No sólo tiene libreros, mesas de noche, trinchadores o bases de lámpara, también posee plumas de madera, cristales de madera y sueños, adivinaron, de madera. Los sueños de madera tienen la ventaja de que se llevan muy bien con quienes caminan por las banquetas de agua. Los sueños de madera poseen el don de que llevan integrados los pasamanos para no resbalar a la hora de bajar la escalera. Los sueños de madera tienen la cualidad de que nunca les da sueño.
Cuando prepara una ensalada lo hace a mitad de la sala, para que el aceite de oliva se sienta como en casa italiana, como si estuviese en medio de una duna de arena del Mar Adriático. Juega, la mujer gota de lluvia a medio día, juega, juega a que todos los pisos son como una pista de patinaje y ella necesita abrir los brazos para conservar el equilibrio.
A veces divido el mundo en dos. Mañana lo dividiré en: mujeres que son como un hueco en medio de la niebla y mujeres que son como un falso plafón a mitad del mar.