miércoles, 14 de agosto de 2013

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DE DÍA DE FERIA





El 4 de agosto se celebra la feria de Santo Domingo, en Comitán. Esta fotografía fue tomada a las siete de la mañana, hora en que medio mundo prepara el festejo. Al fondo, el verde de los árboles, el azul del cielo (también la naturaleza siempre realiza el previo para la celebración de la vida. Siempre, a las seis de la mañana Comitán se viste de luz). En el medio plano: sillas para el Encuentro Internacional de Marimbas; juncia para vestir de lujo el patio de la casa; carpas para recibir a los comensales que disfrutan de la Muestra Gastronómica (en la mañana tamales de bola y de hoja; atol de granillo y jocoatol, bien calientitos. A mediodía un vaso de temperante con hielo, hueso asado y chanfaina. Para la merienda: panes compuestos y huesos, con un rico café, pero ¡con pan!). Si el lector ve con atención descubrirá el vestido de la fuente. Toda la periferia la cubrieron con mazos de nubes y el agua se llenó de pétalos de rosa. De nubes, claro, ¿de qué otra manera podía estar vestida la fuente de un parque en Comitán?
El piso de laja fue lavado una noche anterior, para que a esta hora ya estuviera seco y limpio. Para no resbalar. El piso de laja es resbaladizo, pero con cuidado, la gente camina como si fuese oruga a punto de volverse mariposa.
Siempre fue costumbre estrenar ropa el día del festejo. Aún sigue esa tradición. Cuando no es posible, buscamos nuestras mejores ropitas y nos la ponemos. El comiteco del primer plano camina chento, desde las siete de la mañana, emocionado por el festejo. Sus zapatos están bien lustraditos y viste un traje de color verde. Camina con rumbo al templo de Santo Domingo, pero, de soslayo, mira hacia la fuente para ver cómo va el arreglo, un poco como si él fuera el dueño del festejo y comprobara que sus órdenes están siendo cumplidas. Parece que todo va conforme lo diseñó. Mira que el cielo está matizado con banderitas de papel de china, papel picado. Comprueba que el viento tenga la dirección correcta y que mueva el papel en la orientación indicada. El traje le queda un poco grande. Sí, sus manos desaparecen debajo de la manga, pero debe ser, también, una estrategia para esquivar el viento helado que a esa hora corre por el parque.
Es hora de ir a misa. Después pasará a tomar un vaso de jocoatol, bien calientito, en un vaso de unisel. Pedirá un tamal de bola y se lo servirán en un plato de unisel, la cuchara será del mismo material. El hombre no hará requiebros. Sabrá que estos tiempos son otros, pero son los mismos. Antes, el vaso era de cristal y el cubierto de metal, pero, bueno, la luz sigue siendo la misma. ¿Cuántos años ha vivido esta tradición, este comiteco? Uno puede contar los años siguiendo la ruta de su frente, el camino que se eleva sobre la cabeza. Camina con gusto, checando que todo esté tal como él lo indicó, como le hubiese gustado mandar. El pie derecho avanza. Mira que el muchacho de la gorra y la chamarra de mezclilla al hombro, también dará el paso con el pie derecho. Todo empezó con el pie derecho. ¡Bendito festejo a Santo Domingo! Cielo lleno de papelitos volando, de verdes y azules en plegaria infinita. A partir de las diez, esos pies que ahora avanzan, se moverán al ritmo de la marimba. El cuerpo tendrá gusto, se moverá como si fuese un papelito volando a mitad del cielo.