viernes, 29 de septiembre de 2017

CARTA A MARIANA, DONDE SE PROPONE LEVANTAR UN MURO EN LOS TERRITORIOS DEL PRESIDENTE




Querida Mariana: ¡Un muro para el presidente! Y no me refiero al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, ¡no!, me refiero al presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Veo que muchos mexicanos se mofan de los dislates del presidente Peña Nieto. Hay videos que registran los errores que comete, con pasmosa regularidad. ¿Recordás aquello de los tres libros, ocurrido en una Feria Internacional del Libro? Todavía hay gente que hace burla de ello. El famoso Layín, aquel que dijo que robó poquito cuando fue presidente municipal de San Blas, Nayarit, también le entró a la pachanga porque a la pregunta del periodista de los tres libros que han marcado su vida, se limitó a “inventar” tres “títulos”: “Que nos vaya bien a todos”, “No ser ratero”, y “Tener sentido común”, y con esas respuestas “brillantes”, con humor involuntario, sin hacerlo a propósito, dejó al presidente de la república como un tipo carente de “sentido común”, porque Peña no logró decir tres títulos de libros leídos.
El sexenio de Peña Nieto (bueno, los cinco años que han transcurrido) se ha limitado a ser un muestrario de dislates del presidente. Medio México se ha dedicado a registrarlos con precisión y a recordarlos a cada instante para burlarse de ello. Esto es una pena. El fallecido Rius diría: “Es una peña”.
Si reflexionás tantito, en los últimos tiempos esto ha sido recurrente. ¿Qué no pasó lo mismo con Vicente Fox? Muchos mexicanos hicieron chanza de sus chiquillos y chiquillas, así como de sus tepocatas o de su “Cenas y te vas”.
¿Cuál fue el dislate más reciente de Peña Nieto? El del tiempo. El presidente dijo: “Estamos a nada de aterrizar en Oaxaca, estamos a un minuto; no, a menos, como a cinco minutos”. Vos has visto en las redes sociales miles de “memes” que hacen burla de tal error. La burla se concentra en lo de “un minuto, ¡no!, menos, cinco minutos”. Nadie ha reflexionado en lo primero, en lo de: “estamos a nada de aterrizar…”
Yo tampoco lo haré, porque mi propuesta es que levantemos un muro a este tipo de juegos que no contribuye en NADA a la reflexión seria y objetiva.
Cuando medio mundo cae en el juego de la burla le hacemos el juego al gobierno. Ellos mismos no tienen necesidad de levantar cortinas de humo que desvíen la atención de lo realmente importante. El pueblo cae en su juego y es el propio burlador quien sale burlado.
¿Qué gana México cuando sus propios ciudadanos se burlan de los errores del presidente de la república? El país nada gana. Los poderosos sí. Porque ellos saben que la atención del pueblo se centra en lo periférico, en lo soso, en lo elemental.
Una vez escribí que hay políticos que tienen veladoras prendidas para que el destino haga el “milagro” de que ocurra un desastre natural, porque saben que ante una tragedia, los fondos fluyen para la reconstrucción y todo mundo sabe que buena parte de ese dinero se desvía a los bolsillos de esos políticos sátrapas. Ahora pienso que también hay muchos políticos que tienen prendidas sus veladoras para que cada día (lo más frecuente posible) el presidente de la república cometa otra de sus acostumbrados desatinos, para que la atención nacional se vaya por ese camino y el pueblo comience a burlarse y olvide lo realmente importante.
Por esto y más digo que el pueblo de México debería levantar un muro en los territorios del presidente; que cuando Peña Nieto cometa una imprudencia verbal, el pueblo ignore su ignorancia y continúe pendiente de lo significativo y no pierda la atención de las jugadas que los poderosos hacen preparando las próximas contiendas electorales.
¡Que se levante un muro ante las cortinas de humo propiciadas por el humor involuntario de un presidente indocto!
Posdata: Las respuestas del tal Layín son de antología. No se quebró la cabeza, no se metió en callejones sin salida. El reportero le preguntó: “Cuáles son los tres libros que han marcado su vida”, y el personaje se concretó a mencionar tres de las frases que, sin duda, emplea en todos sus discursos. En la casa de Jorge, todos los viernes, a la hora del amigo, a la hora que toman la cerveza acompañada de costillitas doradas, hay un instante que se llama “El juego de Layín”, donde Jorge y sus amigos juegan a colocar autores a los tres “libros”. ¿Quién escribió “Que nos vaya bien a todos”? Este pasado viernes, Martín dijo el más celebrado: “El encargado de repartir las despensas que mandó la Cruz Roja”. ¿Quién escribió “No ser ratero”? Emiliano dijo: “Duarte, y no se mordió la lengua, porque chucho no come chucho”. ¿Quién escribió “Tener sentido común”?
¿Quién escribió este último título, mi niña bonita? ¿Quién lo escribe? México debería tener sentido común y dejar de celebrar los dislates del presidente de la república. México debería tener sentido común y levantar un muro en los territorios fangosos donde camina Peña. México debería tener sentido común y prepararse para que en el 2018 no llegue gente como Layín a ocupar las presidencias municipales y que en la presidencia de la república no llegue el que estás pensando.