sábado, 30 de septiembre de 2017

CARTA A MARIANA, DESDE EL PARAÍSO




Querida Mariana: La biblia dice que Eva fue la primera mujer. Otros textos hablan de una tal Lilith. Si hacemos caso a estos últimos textos, Eva fue la segunda mujer.
En esta fotografía que te anexo aparece Eva, Eva Morante. Ella fue mi compañera en el Colegio Mariano N. Ruiz, mientras estudiamos la secundaria. Hace cuatro o cinco días, Manolo (hermano de Eva) me etiquetó de manera especial en el Facebook. Manolo escribió: “Alejandro, ¿Quién aparece en la lectura de esta fotografía?”. Manolo es lector de mis textillos (cosa que agradezco) y sabe que algunas Arenillas son Lecturas de fotografías. Tal vez con esta intención me envió el mensaje.
Hay amigos y amigas que, igual que Manolo, me jalan el brazo para que escriba una Arenilla a propósito. No acostumbro hacerlo. Sé, por experiencia, que las mejores Arenillas son espontáneas. Además, cuando alguien me hace un encargo ¡cobro!, y cobro bien, porque es parte de mi oficio. Todo mundo ha comentado que cualquier profesional cobra por su trabajo: un médico, un albañil, una costurera, una química… ¿Por qué un escritor debería regalar su trabajo? Pero, en este caso, el beneficiado soy yo, porque me sentí halagado con el guiño de Manolo.
Me sentí halagado porque fue como si Manolo supiera que su hermana ha sido motivo de serias y profundas discusiones en algunas tardes de café con amigos de la misma generación. Manolo alto intuyó.
Nuestra Eva (Eva Morante) aparece en los recuerdos de muchos como la primera mujer. Pero hay algunos otros que le arrebatan ese primer lugar bíblico y la colocan en el segundo lugar, porque, dicen, hubo una Lilith que estuvo antes en el Paraíso. Y digo Paraíso porque esto fue lo que vivimos en la etapa que coincidimos en la secundaria. No he hallado a algún ex compañero que diga lo contrario. Los años vividos en el Colegio Mariano tuvieron el sabor de una paleta de chimbo. No importaron los borradorazos que aventaba el padre Jorge cuando estaba enojadísimo, ni importaron los zapes del padre Carlos cuando nos corrió del colegio (sólo por un día), ni nos hicieron mella los desprecios de nuestras compañeras (Eva incluida) porque ellas preferían a los muchachos mayores, los preparatorianos, ni nos dejaron huella traumática los maldosos más viejos que nos hacían bromas pesadísimas a los más jóvenes. ¡No! Recordamos con liviandad los peores momentos en clase de química, donde tatarateábamos en el estrado al no saber escribir la fórmula del ácido sulfúrico y al doctor Robles se le subía la bilirrubina y se ponía fúrico, casi sulfuroso, con más azufre que agua.
¡No! Recordamos con afecto los juegos en la cancha, la hora del recreo dando vueltas en el parque de San Sebastián, las visitas al santuario del Niñito Fundador donde esperábamos que las madres se distrajeran para robar bolsas de hostias y botellas de vino de consagrar. Recordamos con gratitud las obras de teatro que dirigía doña Leonor Pulido para representar el fin de curso; y los hombres saboreamos el instante en que nuestras compañeras se subían la falda del uniforme y la convertían en minifalda.
¡Porque acá es donde Eva y la hipotética Lilith entran en discusión! Hay muchos que votan porque Eva fue la primera mujer en el paraíso del Colegio y otros (no pocos, pero tampoco tantos para superar a los otros) que votan por Lilith.
¿Quién fue nuestra compañera más bella? ¡Ah! Es polémica la decisión porque hay muchos aspectos a tomar en cuenta, pero, al término de la votación aparecen Eva, Consuelo, Minerva, María de Los Ángeles y Leticia. Las mencionadas siempre son las punteras. Digamos pues que, para efectos de mitología bíblica, Consuelo, Minerva, María de Los Ángeles y Leticia son Lilith y Eva es ¡Eva! (Claro, por favor, lo de Lilith es un mero símbolo de lugar, porque Lilith -de acuerdo a la tradición- era muy rebelde y se daba una gran paseada por todos los infiernos). No. Acá se menciona sólo como un mero ejemplo de cómo algunos compañeros dicen que Eva no era la más bella sino que tal lugar le correspondía a Consuelo (Ramiro estaba enamorado de ella y yo, su gran amigo, hacía apuntes de ella en el cuaderno donde su cabellera era la figura central. Ramiro agradecía mucho el detalle que le obsequiaba); otros (varios, sin mal ojo) insisten en decir que la más bella del salón era Minerva (quien, con el tiempo, andaría metida en las parcelas del Subcomandante Marcos y los indígenas de Las Cañadas la llegaron a identificar con el nombre de doctora Bárbara, porque Bárbara Minerva es su nombre completo). ¡No, no!, dicen otros (ya no muchos), la chica más bella era María de Los Ángeles (quien era mayor que Minerva, por ejemplo, y cuyo desarrollo era muy generoso, sobre todo del busto, lo que hacía que sus admiradores la adoraran). ¿Y Leticia? Bueno, ya vos sabés quién es. Ella llegó a actuar en el cine nacional, al lado de los Almada y de Pedro Infante junior (¡nadita!). Las cintas que recuerdo son: “La banda del carro rojo” (que fue muy taquillera en sus tiempos) y “Los desarraigados” (cuya temática era la de migrantes mexicanos en USA). En “La banda del carro rojo” actuaron los ahora famosísimos “Tigres del Norte”, y en la de “Los desarraigados”, Lety actuó, además de los mencionados, al lado de Rosa Gloria Chagoyán, la famosa trailera. Anoto estos datos para decirte que Lety era una niña de rostro bello.
Lo anotado da cuenta de los atributos de nuestras compañeras más bellas. Eva, en la opinión de muchos, se llevaba el primer lugar. Su cuerpo era casi perfecto. Romeo siempre decía que (en puro juego de imaginación) ella había sido la modelo para la escultura de la Diana Cazadora que había en la Ciudad de México. Era una exageración, pero era una idea que rondaba en la mente de Romeo cada vez que Eva subía al estrado a resolver alguna ecuación de segundo grado, en la clase de Matemáticas, con el maestro Hermilo.
Eva fue la primera mujer en el Paraíso, porque fue madrina de muchos equipos deportivos, donde los jugadores la elegían para sentirse orgullosos; asimismo, Eva siempre se apuntaba para conducir actos culturales. Si en el Comitán de aquel tiempo hubiese existido revistas de “socialité” al estilo de ¡Hola!, o de “Vanity Fair”, ella se habría llevado muchas de las portadas, porque tenía gran personalidad, poseía el “charme” de las divas del cine de Hollywood, que actuaban en cintas en glorioso blanco y negro.
En esta foto, querida niña, vos mirás que ella carga un ramo enormísimo de rosas. Así como Ramiro me pedía que dibujara a Consuelo, Juan, no sé de dónde obtuvo una fotografía de Eva y me pidió que le hiciera un retrato. Recuerdo que sacó la fotografía de su bolsa, la llevó a sus labios y me la dio. La fotografía era como ésta, en blanco y negro. En aquel tiempo era difícil hallar fotografías a color. La fotografía que Juan me enseñó la había tomado alguien en un desfile. Eva llevaba el uniforme de gala del colegio, que era un uniforme muy digno. Como ya dije, la moda de la minifalda estaba en todo su furor. Eva mostraba con encanto la belleza de sus muslos. Juan estaba emocionadísimo con la foto. Me pidió que yo le hiciera un dibujo, cuando acepté me dijo que no tenía dinero para pagarme todo de junto, que a diario me daría cincuenta centavos. Yo estuve de acuerdo. Cuando él se levantó de la mesa de la cafetería donde estábamos se inclinó sobre la mesa, colocó los codos en el tablero y me dijo: “Los labios, Alex, los labios pintalos de rojo fuerte. Los labios de Eva son los labios más bellos del mundo”. Yo cumplí con decoro la petición de Juan. Fue un momento sublime cuando terminé de dibujar el rostro de Eva y tomé el lápiz de color rojo y comencé a darle color a sus labios. Sí, sus labios eran los labios más bellos. No había duda, ¡Eva era la primera mujer en el Paraíso!
Quique me dijo el otro día: “Lo que es la vida. En la secundaria, Eva nunca te peló y ahora te lee seguido”. Sí, la vida es así. Ya lo comenté el otro día, con Maricruz me topaba en los corredores de la prepa cuando ella estudiaba secundaria y yo prepa y nunca nos hablamos y ahora ella comparte mis textillos y los lee, casi a diario. Por fortuna, muchos seguimos en El Paraíso. Todos los que no fuimos expulsados de manera permanente (ya dije que el padre Carlos nos expulsó sólo una mañana) seguimos disfrutando de los frutos del árbol del bien y del mal.

Posdata: No hice el encargo de Manolo. No hice una Lectura de Fotografía. En este caso usé la foto como pretexto para contarte cómo Eva fue una mujer que, sin saberlo muy bien a bien, fue la primera mujer del Paraíso que motivó sueños y deseos en algunos de sus compañeros que esperaban el momento sublime en que el doctor Robles decía: “Eva Morante, pase al frente” y Eva subía con su falda a mitad de los muslos. Eva, como si fuera una reina, levantaba un pie y subía un escalón y luego hacía lo mismo con el otro pie y de nuevo para salvar los dos escalones hasta llegar a lo alto de la tarima. La sección de varones permanecía en silencio, atenta. Todos trataban de controlar la respiración. Todos sabían perfectamente la fórmula del Cloruro de Sodio, porque todos tenían la sal enredada en las manos llenas de sudor