sábado, 18 de octubre de 2025

CARTA A MARIANA, CON LIBRINCILLOS

Querida Mariana: Comitán vivió la Décima Segunda Feria Internacional del Libro, de la Benemérita UNACH. Bueno, no todo mundo. Los universitarios ¡sí!, y esto fue ganancia, porque la juventud debe acercarse, más que nunca, al maravilloso mundo de la lectura. Si la UNACH creó esta fiesta de la inteligencia es precisamente para que sus estudiantes vivan la gran experiencia que vive el mundo cuando acude a la Feria Internacional del Libro, de Guadalajara; o la Feria Internacional del Libro de Fráncfort, Alemania. La nuestra, la chiapaneca, se ha posicionado como la feria del libro más importante del sureste del país. La sede Comitán participó por segunda ocasión. Paty Cajcam y yo estuvimos en algunos actos del día 14 de octubre 2025 y del día 15, a algunos, porque no se puede asistir a todos, como es siempre el deseo. Ya me conocés: no me gusta mojarme y no me desvelo, así que como hubo lluvia durante los dos días sólo acudimos cuando estaba medio escampado. Nos perdimos el magno concierto que ofreció la marimba de la Universidad de San Carlos, de Guatemala; asimismo nos perdimos la presentación del libro de cuentos “Dementiana”, de mi amigo Manuel Mandujano; su presentación estuvo programada para la tarde lluviosa del 15. Ahí será para la otra. Por suerte, ya leí su libro y si lo recordás hice mención de él en una carta que te envié. Pero estuvimos en la presentación del libro “Análisis Histórico de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de la Federación”, de mi querido amigo, el Doctor José Antonio Aranda Zúñiga. Y esa mañana sucedió el prodigio. El maestro Dahomey, quien es el coordinador de comunicación de la Facultad de Ciencias Administrativas, campus VIII, tenía un bonchecito de librincillos (editados por la UNACH) para obsequiar al alumnado, realizó algunas actividades para entregar ejemplares. Tu amigo, el Molinari, ya lo conocés, es chucho para los libros, así que, cuando el maestro Dahomey, preguntó quién quería uno de esos libros, levantó la mano como si fuera alumno aplicado (recordé la noche -todavía asistía a actos nocturnos- donde el poeta Efraín Bartolomé hizo lo mismo y yo levanté la mano, cuando él me vio dijo que sí, que le daría ejemplares de sus libros al tal Molinari). Así que el maestro Dahomey, generoso, en nombre de mi universidad, me hizo entrega de este juego de librincillos que ya comencé a disfrutar. Estoy seguro que los chicos y chicas que ganaron ejemplares también los están gozando. Un día antes (la mañana que Paty Espinosa y yo participamos con lecturas de las cartas que Rosario escribió a Ricardo) me despedí de la audiencia juvenil compartiendo con ellos una frase de Borges que me encanta repetir: “La lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”, concluí diciendo que para mí la lectura ha sido la suprema felicidad, la lectura me ha hecho feliz desde mis más tierna edad, ha sido mi fiel compañera desde ya casi sesenta años. Qué prodigio. Por eso, a Paty y a mí nos encanta compartir lecturas y motivar a las personas a que se acerquen a los libros, los disfruten y amplíen sus conocimientos. El librincillo “Lee UNACH” es una edición de la Secretaría de Identidad y Responsabilidad Social Universitaria, cuya directora es nuestra paisana Mónica Guillén Sánchez. El libro contiene una serie de textos literarios y busca incentivar la lectura, porque como dice el texto de contraportada: “Estamos convencidos de que leer hará tu vida mejor en todos sentidos”. Es una invitación a la lectura, como lo son los otros tres textos que recibí: “Poemas de Rodulfo Figueroa”, estudio y selección de textos de Gabriel Velázquez Toledo y de Silvia Álvarez Arana (Silvia es experta, además, en la vida y obra de Rosario Castellanos, a ella la conocí cuando estudió un rato en el Colegio Mariano N. Ruiz); “La guerra de los tres años. Emilio Rabasa”, estudio y selección de textos de José Martínez Torres (quien fue mi maestro en la profesional y también fue mi jefe, ello hizo que la cuerda de la amistad apareciera, con mi agradecimiento y mi admiración); y “Poemas de Joaquín Vázquez Aguilar", introducción y selección de Antonio Durán Ruiz (quien también fue mi maestro en la universidad, destacado investigador). Estos libros pertenecen a una serie que “ofrece una mirada profunda a lo más sobresaliente de la literatura chiapaneca”. Te he contado que conocí al gran Quincho Vázquez, poeta que nació en Cabeza de Toro, municipio de Tonalá. Quincho, lo sabe todo mundo, es uno de los grandes poetas de Chiapas. Él fue coordinador del Centro Chiapaneco de Escritores y estuve cerca de él cuando fui becario. Me encantaba su forma de ser, desparpajada forma de ser. A veces decía que la reunión de trabajo estaba muy solemne, así que sugería, en forma simpática, que nos trasladáramos a un espacio menos agobiante, tomábamos nuestras libretas, mochilas, y todos íbamos a una cantina donde se desarrollaba la sesión. Como él lo había sugerido la reunión se tornaba más alegre, menos de traje, más en mangas de camisa y él, con dos cervezas ya en su cuerpo, alentaba su espíritu luminoso. Quincho falleció en 1994, lo hallaron muerto en el pequeño departamento donde vivía en Tuxtla Gutiérrez, lejos de su estero. En un poema él escribió el siguiente verso: “me siento un poco más abandonado esta tarde”. Lo conocí así, abandonando, vivía solo, solo se bastaba para lidiar con el cemento de la ciudad, lejos de los caminos de arena de su pueblo, lejos de sus garzas, de su mar, lejos de su padre Emeterio. ¿Sabés cuál es el nombre de su madre? Ascensión. Pucha. Todo lo marcaba, todo cantaba cielo, todo espuma, todo etéreo. Posdata: disfrutamos los dos días de la FIL UNACH, en Comitán. Hubo participación de gente talentosa de nuestra región. ¿Algo para lamentar? Nada, pero sí algo como sugerencia para el próximo año, que las autoridades universitarias no concentren a los pesos pesados de la literatura en Tuxtla Gutiérrez, que algo de allá llegue a Comitán, que escritores de otras partes del estado de Chiapas y de la república y de otras nacionalidades vengan a gozar de nuestro aire y a comer pan compuesto, que vengan a compartir sus obras con lectores de nuestro Comitán, que no sean tan centralistas, en las demás sedes también hay árboles que esperan aves majestuosas. Digo. ¡Tzatz Comitán!