miércoles, 20 de octubre de 2010

ARENILLA PARA OMAR RUIZ GORDILLO (publicada en El Heraldo de Chiapas, el 20 de octubre de 2010)



Me da pena decirlo, pero de Omar tengo dos referentes: su hermanita Sergia fue una adolescente muy bella, y su papá tenía una funeraria. Ramiro (igual que diez o más chavos del pueblo) estaba enamorado de Sergia. Por esto, a veces, como a las siete de la noche, Ramiro llegaba a la casa y me decía: “¡Vonós a ver a Sergia!”. Yo me ponía un suéter, tejido por mi mamá, y salía de casa. Caminábamos hasta llegar frente a la casa de Sergia -la casa de Omar- y nos sentábamos en la banqueta de enfrente. Ramiro sacaba los cigarros y fumábamos, mientras el aire de La Ciénega nos helaba. Veíamos la ventana que daba a la calle o mirábamos a través del portón. A veces el universo hacía el prodigio y Sergia, como una aparición, pasaba por el patio o se asomaba al ventanal y Ramiro se paraba y adoptaba su mejor pose de galán. Yo miraba que Sergia reía y regresaba a sus quehaceres. ¡Eso era todo! Fumábamos otro cigarro y luego regresábamos a nuestras casas. El trato era que Ramiro me pasara a dejar a casa (aún cuando mi casa estaba más lejos que la suya). “Mamá, ya regresé”, avisaba y ella me servía un vaso de café con leche y dos quesadillas, con queso de hebra. Después prendía la radio y escuchaba Radio Nederland. Al otro día, Ramiro me contaba que había soñado con Sergia. Ramiro soñaba también despierto. Nunca supe si ellos llegaron a ser novios; es decir, si echaron a perder esa maravillosa relación que se daba desde la banqueta de enfrente de su ventana. Siempre pensé que esa era la relación más pura y más intensa. Muchos años después cuando vi la película “Cinema Paradiso” comprobé la certeza de mi pensamiento.
Cuando en la ciudad de México vi la película “Los Caifanes” pensé de inmediato en la casa de Omar. Recordemos que, en la película, la banda de Óscar Chávez y del talentoso actor Sergio Jiménez, con los agregados de Julissa y el hijo de María Félix, entra a una funeraria y echa relajo en medio de los “estuches”. Pensé en la casa de Omar porque ahí, un poco al estilo de Los Caifanes, Ramiro, como si jugara, encontró en el espacio del crespón negro el manto blanco de la ilusión.
Ya no me apena decirlo, porque ahora sé que Omar, también, halló en el patio de su casa (al lado de su bella hermanita y de sus papás) una vocación de vida. Actualmente es un reconocido investigador y, también, como si fuera uno de Los Caifanes, camina en la noche y busca un rastro de identidad que nos muestre el México enredado en la vida y en el tzompantli.
Omar participó en el acto celebratorio dedicado a Oscar Bonifaz, por sus ochenta y cinco años de edad. Ahí me topé con Omar y lo invité a jugar con la palabra. Yo me senté en la banqueta del frente de su espíritu y, junto con Ramiro, fumé un recuerdo de vida.

1.- ¿Padece osteoporosis el esqueleto de la Historia de la humanidad?
La osteoporosis es una enfermedad que disminuye minerales en los huesos y vuelve a éstos quebradizos. El esqueleto de doña humanidad está bien llena, ¿o vacía?, de agujeros. Pero hay dos densitometrías: la de los héroes y la de los villanos. El problema es dirimir sobre cuándo dejan de ser villanos para convertirse en héroes. La historia muestra que es cuestión de maquillar el cadáver de la humanidad, de héroe a villano y de villano a héroe. Depende del momento del diagnóstico.

2.- ¿Te has topado con algún fauno en el campo de la vida?
El fauno, popular y antiguo cada rato está cruzándose en el campo de la vida, desde su advocación agrícola al sembrar de vida mi transcurrir y desde su lado de creador de cazador, al lanzar –y atinar- múltiples flechas que han sangrado mis recuerdos.


3.- La juventud ¿es una etapa de masturbación o de turbación? ¿Por qué?
De masturbación porque en la juventud está uno turbado por aprender a vivir. Cuando la juventud se está alejando del principio vemos las delicias pasadas de la masturbación y, posiblemente al llegar a viejo ignoremos, por estar en ella, la turbación, al no tener ya juventud y tampoco más turbación.

4.- ¿Quién es más sabio: el que exalta la lengua o el que con la lengua exalta?
Es sabio el que con la lengua exalta y excita a la lengua a exaltar. La lengua es mucho más que un órgano sexual, es el vínculo entre la mente y la acción. En nuestra tierra, la exaltación por la lengua está adherida a la historia, lo mismo en hechos de gran valor como en momentos de cobardía. Sólo los ancianos son sabios, ellos callan, meditan y aman.

5.- ¿Cómo sería un calendario con días redondos?
Haría los días menos cuadrados. Sería fabuloso pues daría motivos para gozar de una tarde sin enredarse entre sus propias fechas y un convidado de agosto que podría llegar desde el invierno. Aunque también podríamos esperar que La carreta de Traven se atascara a la llegada de los Convidados de agosto, porque los días de la canícula estarían sin principio y final en la mente de los choznos. En lo particular considero que los antiguos sacerdotes mayas encapsulaban por ello los glifos, era una forma de hacerlos girar entre los dedos de la cuenta larga de los siglos.

6.- Los fantasmas de Inglaterra ¿siempre están en medio de la niebla, o son la niebla?
Son la niebla misma, aparecen y desaparecen entre la bruma, se descuelgan de las sombras y se funden en la noche. Pero estoy seguro que son de niebla porque cuando chocan con mis ojos se vuelven lágrimas y seguro estoy que se han metido en mi mente a jugar con mis propios fantasmas chiapanecos.

7.- Quien practica el Quietismo ¿qué le dice la frase: "El que madruga Dios le ayuda"?
Aclaro: yo no soy quietista. Soy acción aunque luego me arrepienta y, ya que lo dijo Jean Paul Sartré, lo retomo “el hombre no es más que su vida y el conjunto de sus actos”. Por lo tanto la frase "El que madruga Dios le ayuda" me lleva a considerar que el verbo madrugar se conjuga con la divinidad y se contradice en su propia solicitud de movimiento que, para el quietista le imposibilita pues si madruga se mueve y si se mueve al interior de él mismo su paz interior se agita al constatar que los demás pueden hacer lo que él no puede.

8.- ¿Qué tan salado es el MAR-Tirio?
Mucho, tiene su propia adición de sal, y las olas que provoca la marea y la rotación de la tierra, entre otras leyes físicas que influyen en la naturaleza, erosionan mucho más que los lagrimales de las costas que, por algo, han preferido ser, o tierra, o mar, o cielo o lugar donde se ocultan los poetas.

9.- Quien está en una cueva ¿puede ver luz, no en la superficie, sino en el interior?
La cueva es lo de menos, la luz no se ve desde fuera sino desde dentro. Depende de que tan apretados se tengan los ojos del alma.

10.- Los Pulcros ¿qué clase de insectos prefieren?
Los impolutos, de esos que siempre estarán ahí sumergidos en su anonimato, sin destacarse como los piojos blancos del sombrerón, la araña, el coco, los de nagüita. Posiblemente también prefieren las nigüas porque han de pensar que al tener comezón en las plantas del pie van a encontrar dinero tirado y bastará con una leve reverencia para ser más ricos sin ser menos pulcros.

(J. Omar Ruíz Gordillo nació en Comitán, Chiapas, en 1955. Es arqueólogo, tiene una Maestría en Arquitectura y el grado de Doctor en Historia. Es investigador del INAH. Su trabajo lo ha llevado a viajar por varios países, publicar libros de arqueología y literatura y disfrutar de la soledad del campo por los rincones de los estados de Chiapas, Veracruz y Puebla).