jueves, 21 de octubre de 2010

RECADO PARA ALGUIEN



Ante los conflictos del mundo esto aparece como un asunto menor, ¡pero no lo es! Los comitecos caminamos por campos que parecen minados. Además de la dificultad topográfica del entorno, las autoridades se encargan de instalar trampas mortales. Un ejemplo es el siguiente: frente a la tienda de ropa "Melody" dejaron unos tornillos que son topes para el caminante (la banqueta en cuestión está frente al parque central y frente al Teatro de la Ciudad).
Paty me dijo: "escribieras algo en el periódico, al respecto, porque la gente se cae a cada rato" (ella siempre piensa en los niños y en los viejos). Sí, dije, debemos pensar en los otros, en los que caminan este pueblo y se exponen a estas trampas mortales que las propias autoridades nos endilgan. Así que, hace dos días, robé un rato de tiempo a mi chamba y "subí" a la presidencia para ver si hallaba alguien con sentido común. El Secretario Municipal no estaba, el Presidente Municipal tampoco (claro que aunque el presidente estuviera no me recibiría porque, entiendo, él tiene cosas más importantes qué atender). Pero expuse mi preocupación a la secretaria que está en la antesala de la Presidencia y ella me sugirió pasara con el Contralor. No muy convencido porque no le miraba la relación, "bajé" a ver al Contralor. ¡Qué coincidencia!¡Tampoco estaba!, pero, igual, manifesté mi preocupación a dos secretarias que ahí estaban dándole duro a la chamba y se los encargué. Les dije: "por viditas suyas, ahí les encargo esto. Es muy simple, que alguien envíe a alguien para que con una segueta evite que más gente caiga" (una caída de estas provoca severos cambios en una vida, o en dos, o en más). Ya encarrerado, pues pasé al departamento de enfrente y, de igual manera, solicité hablar con el Director, pero ¿qué creen? ¡No estaba! Bueno, expuse mi solicitud a la secretaria y volví a suplicarle algo de sentido común. "Ustedes son el poder, dije, ustedes pueden solucionar esto con la mano en la cintura. Es una cosa tan simple". "Subí" y me topé con el departamento de Obras Públicas y pues pensé que mi petición no era un puente o una carretera, pero, con tanto albañil que ellos tienen, bien podían mandar a uno para que hiciera el prodigio. Ya no los aburro, el Jefe no estaba, pero la secretaria me envió con un funcionario. ¡Uf, por fin! Expuse mi problema (y de medio mundo comiteco), me escuchó atentamente y me dijo: "Sí, ya varios han reportado ese problema". ¡Dios, mío!, pensé, así que soy uno más de la estadística. Le dije, entonces, con mucha decencia: "¿Y por qué no han hecho caso a la demanda? ¿No acostumbran oír las demandas de la gente, del pueblo?". Me dijo que no me preocupara. Bueno, le dije, ahí se lo dejó en su conciencia (en buena onda) y salí. Un compa arquitecto me alcanzó y me preguntó si yo había dicho eso de la conciencia y le dije que sí y él, riendo, me dijo que por ahí no muy tienen conciencia. Le expliqué por qué había dicho lo que había dicho y él, también, me aseguró que no me preocupara, que procuraría la solución (no sé si él trabaja en el ayuntamiento). El asunto está en que, para la tarde, encontré la esquina como se ve en la fotografía. Alguien envió a alguien para que colocara una maceta grande. No es la solución (ahora pregunto ¿qué estarán tramando que no quitan de una buena vez los benditos tornillos? ¿Serán soporte para un mini-espectacular a media banqueta?). No es la solución, pero, estoy seguro, la gente ya no caerá con la frecuencia que caía (juro que esa mañana, el guardia de seguridad privada de "Melody" me dijo que el día anterior ¡tres personas habían caído! ¡Qué poca!).
¿Quién hizo caso a la recomendación? No sé, pero a ese alguien quiero decirle que hizo su buena obra del día, que su conciencia puede estar tranquila porque usó su posición (y no de primer nivel) para servir a la sociedad. Pareciera un acto insignificante, pero no lo es. Ahí, a cada rato, se tropezaba la gente y se caía. ¿Por qué colocan trampas mortales? No lo sé, nunca lo entenderé. Procuro usar el sentido común. Ahora, alguien (quien envió la maceta) hizo uso del sentido común y, estoy seguro, no costó mucho. Respetado alguien: ¡te doy las gracias! No iré a investigar quién sos, pero vos hiciste la diferencia de ese día y cumpliste con tu deber. ¡Que Dios te compense en la vida, de acá en adelante!