lunes, 29 de octubre de 2012


PREGUNTAS A LA HORA DEL CAFÉ

Ella me pregunta qué es la ternura. No sé. La ventana de mi casa no es orilla para el aire. ¿Será el agua tibia de la tina? ¿El pie derecho que prueba esa agua antes de meterse?
Me lo pregunta mientras prepara el café y yo la veo desde la sala. El aroma del café como si fuese un reptil se acerca a mí sobre la duela del piso; el aroma de ella, como si fuese hoja del viento, se acerca a mí a través de la burbuja que, a esta hora de la tarde, es como un campo de margaritas. En la ventana las palomas zurean sus rezos.
¿Qué es la ternura? Mientras pongo un disco de Andrés Cepeda, asoman palabras que riman con ternura. La ternura, sin duda, es la mano sobre las cuerdas de un violonchelo. Estoy seguro que los expertos en palabras y en sentimientos dudan a la hora de definir esta palabra. Estoy seguro que recurren a imágenes conocidas como muros de agua o como hilos que enredan las esquinas en tarde de lluvia.
Tal vez la ternura sea la línea del agua tibia de la tina, o tal vez la fuga de una marimba en barrio de bandoneón.
Me preguntas qué es, mientras el sol se tira sobre el piso y sobre nuestros sueños. ¿Qué es que no es su opuesto, el cardo que hiere? ¿Es la mano de la madre que prende la luz de nuestro cuarto de niño? ¿Será el paso titubeante de la niña a las diez de la noche, a mitad del callejón donde dormita la bandera del odio y del deseo?
No sé, no puedo saberlo. Miro el pez confundido en medio del agua de la pecera, lo veo con la misma duda. ¿Qué ternura existe en el encierro, qué en el aire detenido, qué en la mano que no se alcanza?
Mientras sirves el café ¡insistes! Lo haces con una voz sin premura, como si tu palabra fuera un abrazo cuando la brasa se apaga.
Pregunta en el instante en que la luz del ojo vecino se abre como ella abre la ventana para regar migas de pan para las palomas. ¿Es ternura el movimiento de sus manos, la miga en el pico del ave?
No sé, ¿qué puede saber un cardo del prodigio del agua? ¿Qué puede saber la izquierda lo que la derecha hace, si la mirada crece en otro muro? ¿Qué puede saber el cielo de la miseria del suelo?
Me pregunta qué es la ternura. ¿Es el aroma de la fruta madura? Mientras la voz de Cepeda se extiende en la línea del sax, ella seduce el color del cuarto, se enciende y se convierte en la criatura consentida del rojo tierra. Mientras ella seduce el aroma del café yo, nervioso, pienso en la definición de la ternura y en la dificultad de constreñir el vuelo.
¿Qué rezan las palomas? ¿A qué Dios imploran bendiciones? ¿El Espíritu Santo es una línea enredada en este cielo? ¡Ah, la ternura! Tal vez sea la caricia más perfecta de Dios, su mano a la hora en que se recuesta debajo de una palmera.
Mientras la música acompaña el adiós de la tarde, mientras ella se sienta a mi lado, cierra los ojos y lleva a sus labios la taza de café, un convencimiento se apodera de mí: en ella está la ternura, ella es ternura.