domingo, 6 de julio de 2014

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA CON TOQUE DE QUEDA




¿Por qué este virtual toque de queda? Hay comunidades en Chiapas donde se prohíbe andar por las calles después de las diez de la noche. ¿Será porque hay delincuentes que roban a los transeúntes? ¿Alguien robó las tildes que faltan en público y en después o la h que le falta a prohíbe? Alguien comenta que la prohibición es por otra razón. Lo cierto es que hay comunidades donde está prohibido caminar después de cierta hora. ¿Hasta qué hora termina la prohibición? ¿A qué hora la gente vuelve a pensar que todo es normal y que es como en los viejos tiempos donde se podía andar a cualquier hora del día? Uno entiende lo que sucede en días de festejo. Las personas deben quedarse en las casas hasta el amanecer, hasta la hora en que ya es permitido “andar” por las calles. En las fiestas de Comitán existía la costumbre de “perder la llave”. Tal vez esta costumbre advertía ya tiempos en que no se podría salir de las casas por las noches. Sin duda que esta prohibición está dictada por los tiempos de inseguridad que se viven. Estos virtuales toques de queda alertan y alarman. A la vuelta de la esquina está una prohibición mayor. ¿Qué castigo reciben las personas que son sorprendidas andando en las calles más allá de las diez de la noche? Tal vez más que una prohibición en sí este aviso es un mensaje preventivo. Un poco como decir: “si sales después de las diez de la noche es bajo tu riesgo”. Tal vez conviene dormir temprano e ignorar lo que sucede en las calles durante la medianoche. Tal vez no es tan severo el anuncio. Se sabe que en las comunidades rurales la gente acostumbra dormir temprano. La mayoría de personas se levanta a las cuatro de la madrugada para iniciar labores, para tomar café con pan y luego ir al campo a ordeñar la vaca.
Este aviso no lo toleraría el compadre Juan o la sobrina Irma que tiene dieciocho años y quien sale todos los viernes va al antro y sale a las dos o tres de la madrugada y camina las calles de Comitán con el suéter como bufanda.
Algo hemos perdido. Ya no somos los animalitos que habitaron El Paraíso. Ya somos la generación posterior a la prohibición de “no tomarán frutos del árbol del bien y del mal”. Los pájaros se resguardan a las seis de la tarde, con su alharaca de fans de estadio buscan una fronda y se resguardan, pero si alguien los invitara a una fiesta, a una pijamada, no tendrían impedimento para volar y regresar a su árbol a media noche. Los hombres y mujeres de este tiempo ya no tienen esta libertad. Hay comunidades donde el toque de queda está vigente y la gente debe resguardarse temprano para dejar solitarias las calles. Algo hemos perdido y no es precisamente la tilde de público ni la hache de prohíbe ni la tilde de después.