viernes, 4 de julio de 2014

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE UN TREN ESTÁ A PUNTO DE DESCARRILAR





Perdón, no sé si es un gusano o un tren. No sé (en caso de que sea gusano) cuál es su trompa y cuál su culo; no sé (en caso de que sea un tren) cuál es el frente y cuál el cabús.
Si es un gusano, seguro que se dispone a ir a una fiesta. Tal vez sea cumpleaños de algún ciempiés. ¡Qué brete debe ser, para papá ciempiés, comprar calzado al hijo que entrará al primer grado de primaria! ¡Cincuenta pares de calzado no debe ser poca cosa! Y debe ir a una fiesta porque lleva un traje hermoso, como de niña con cintas de cáscara de naranja y de carriles de juegos olímpicos.
Si es un tren está a punto de descarrilar, porque las vías ya se borraron, se fundieron con el calor inclemente de ese desierto rosa mexicano. Si es un tren intenta camuflarse para pasar desapercibido, por ese su color naranja ya a punto de volverse rosa. Su intento de camuflaje es porque no quiere ser como ese tren que camina por la costa de Chiapas y que se llama La Bestia.
Si es un gusano está a punto de convertirse en mariposa. ¿Los hombres también tienen esta capacidad para convertirse en seres alados? ¿En qué momento un hombre-gusano se convierte en un ángel, por ejemplo? ¿Es visible el cambio?
A veces no nos damos cuenta, pero son muchos los gusanos que andan por nuestros caminos. A veces (uf, qué asco) el pie de un hombre cae sobre uno de estos gusanos y lo destripa, un hilo verde, pastoso, sale de su cuerpo y se desparrama sobre el piso. A veces no nos damos cuenta, pero lo mismo sucede con los trenes, uno de éstos se descarrilla y un hilo verde, pastoso, se desparrama sobre las vías.
Nunca he logrado saber cuál es el frente y el detrás de un gusano. Mariana dice que yo vea cómo camina, pero luego pienso que también puede ir en reversa, sólo para despistar. A veces, los hombres se comportan igual que gusanos. Mi tía Eugenia dice que María, su hija, anda con la cabeza en el suelo. Imagino entonces que María (que no está de mal ver) anda con las piernas donde la mayoría de mortales tienen la cabeza y todos los que caminan a su lado le ven las piernas y la entrepierna y la saludan de esta manera: “buenas las tengas”, y ella, coqueta, mueve las piernas como si aplaudiera y sus nalgas se sonrojan. No habla, porque los lectores inteligentes ya advirtieron lo que esto significaría.
A veces, los gusanos extravían el rumbo y en lugar de andar trepados en las ramas de los árboles (como dicta la razón) se desplazan por el piso, dejan su rastro sobre los mosaicos. ¿Qué hace un gusano lejos de su casa de árbol? Los gusanos sólo abandonan su casa cuando acuden a una fiesta.
Mariana sugirió que hiciéramos un caminito con hojas, para que el gusano no sintiera nostalgia de su hogar. Pero no lo hicimos, porque yo insistí en que probablemente era un tren camuflado, así que mejor hicimos una vía con hilos de plata y estuvimos pendientes de que en su trayecto ningún niño centroamericano se subiera a su lomo y expusiera su vida en intento de alcanzar el sueño americano. Lo ideal sería que los gusanos no bajaran de los árboles, que siempre se quedaran en su casa al lado de sus papás y de sus amigos y que la patria, su patria, les proveyera siempre de hojas verdes para tapizar sus caminos y sus sueños.
Nunca he distinguido cuál es el frente de un tren o de un gusano.