viernes, 5 de septiembre de 2014

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE EL HUMO ESTÁ PEGADO A LA PARED





Los Bohemios y los Elegantes eran con boquilla. Los Delicados eran sin boquilla. Son anuncios de cigarros de quién sabe qué tiempo. Como dicen los clásicos, el tiempo ha hecho estragos en las láminas. Todo está lleno de óxido. Quienes se dejaron vencer por el embrujo de los anuncios ¿sufrieron estragos en sus pulmones? ¿Los tienen ya todos oxidados? ¿O ya son láminas que flotan en el río de la inmortalidad?
Mariana dice que le gusta el juego que hace este grupo de láminas, casi casi como si fuesen tipologías de hombres: existen los elegantes, los delicados y los bohemios. ¡Ah, los fumadores siempre están relacionados con actividades sibaritas que, en exceso, son perjudiciales! ¿Quiénes son los elegantes?, los que llegan al salón de té, se sientan y escuchan a la pianista que, en un esquina con penumbra, toca aquella de “Humo en tus ojos”; los delicados son quienes a la hora de salir de su casa se colocan un gazné de seda y revisan la hora en su reloj de leontina; los bohemios son quienes, irredentes, acuden a las terrazas de los bares, piden un Martini y, al final, juegan con el palillo que tiene ensartada una aceituna.
En realidad, la vida real no es tan seductora como ella lo ve. En realidad, quienes consumen estos cigarros son gente de escasos recursos económicos o gente con tendencias comunistas y socialistas. Los estudiantes del 68 le entraban con fe a los delicados (ovalados), sin filtro. Bueno, se sabe que también le entraban con mucha pasión a los churritos de cannabis, que también carecían de filtros. Quienes fuman Delicados son todo menos delicados, son gente con morraletas de lazo, con huaraches, que también le entran, con generosidad, a los hongos alucinógenos, a la par que comparten textos de Lenin y de Marx.
Alguna mañana estas láminas fueron rozagantes como nalgas de adolescente. Ahora, contaminadas con el mismo descuido de la pared sólo sirven para alimentar el óxido de la memoria. Porque, dicen los que saben, los fumadores no sólo oxidan sus pulmones, también oxidan su neuronas. Para refrescar aquellos tiempos ¡siguen vigentes estas láminas que promueven a los elegantes, a los delicados y a los bohemios!
Si la tipología de Mariana fuese correcta, todas las mujeres podrían decir qué tipo de hombre les gusta fumar. La mayoría tiene preferencia por los Elegantes; una minoría se decide por los Delicados (y es una minoría porque los delicaditos son buenos compañeros en la vida de día, pero escasos para las aventuras de la noche). El Bohemio ¿es un término medio? ¿Es un amante aceptable?
Los hombres, igual que los cigarros, hacen daño a los pulmones de las mujeres. He conocido algunas que han terminado con enfisema, cargando su tanque de oxígeno, porque fumaron hombres en demasía. Así como hay ninfómanas, también hay “cigarromaniacas”, creen que la vida está instalada en un cilindrín, tanto lleno de tabaco, como lleno de esperma.
Los “elegantes” ya son seres en vías de extinción. Los “bohemios” se mantienen. Los “delicados” cada vez son más. Todos, sin excepción, aun cuando no queramos admitirlo ya son seres oxidados. El nuevo hombre todavía no nace. Estos tiempos de confusión han parido sólo clones mal armados.