miércoles, 10 de septiembre de 2014

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE LAS AVES JUEGAN EN EL PISO





Es un grupo debajo de árboles. Realizan alguna actividad. Son como aves alrededor de alpiste. Son como un grupo de codornices. Por lo regular, las codornices se ven en fila india. Se sabe que las codornices son las aves favoritas de los militares, porque, muy aplicadas, y con paso ligero, van de un lado a otro, hasta que reciben la orden de volar y hacer un vuelo de reconocimiento por los campos sembrados de trigo.
Acá, este grupo de muchachos está sentado como cuentan que se sentaban los dioses cuando comenzaron a pensar cómo construir el mundo. Se sabe que el inicio del universo se debió a una reunión de Dioses. No es cierto que haya sido uno solo el creador. Si así hubiese sido el universo sería perfecto. Las imperfecciones se debieron a que hicieron una plenaria y, como en toda reunión, hubo colados, hubo algunos infiltrados que son los que acostumbran “romper” las sesiones.
Acá, el grupo de muchachos se ve pleno. Están contentos. La convivencia es esencial. Nunca se ha visto en la historia de la humanidad una codorniz sola, siempre van en grupo, saben que cuando el viernes llega es esencial que la banda se reúna y vaya a tomar la cerveza, en grupo, siempre todo es mejor en grupo. Claro, nunca falta el onanista que disfruta la vida en soledad. Pero estos últimos son los raros, los “exclusivos”, los que creen que el mundo se forma con un solo pensamiento.
Cuando los dioses se reunieron para hacer el Universo, uno de ellos dijo que sería necesario hacer un universo perfecto en donde la gente no envejeciera, en donde todo mundo tuviera las mismas capacidades y los mismos privilegios; un poco, como si Marx dijera que el mundo tendría que ser más justo e igualitario. La mayoría de dioses estuvo de acuerdo, incluso dijeron que no estaría mal que los seres humanos fueran como dioses. No, dijo uno, eso sí no es bueno. ¿Por qué no?, dijeron los demás. Pero, insistió, el dios inconforme, entonces perderemos poder. Todo mundo de los dioses rio, porque sabían que el dios era un impostor, un dios patito, porque el verdadero dios no se preocupa por perder o ganar poder, el verdadero dios es el poder absoluto.
Estos muchachos, así como están, saben que son una brizna de la misma planta de Dios, por eso no tienen cara de preocupación, por esto, hasta el mismo sol se descuelga sabroso de los árboles y se bota en el piso, al lado de ellos, donde, gozosos, disfrutan el instante. Si el espectador ve con atención observará que estos muchachos no tienen alguna botella, ni botanas; es decir, no llegaron para hacer un picnic, tal vez están en una sesión de trabajo, pero decidieron (en buena hora) no hacerlo en los encierros de los salones. Tal vez algo del espíritu de los Impresionistas se adueñó de su corazón y de su ánimo y mandaron a la mierda el encierro de los ateliers y salieron al bosque, ahí en donde el aire es como un conejo, donde la vida es como un columpio.
Están enredados en el aire, son un poco codornices, son un poco venados, un poco aliento de Dios. Todo refleja armonía, todo es como un cuento donde los cuervos son inexistentes. ¡Ah, qué maravilla cuando los jóvenes recuerdan que son de la tierra! ¡Qué bendición cuando los muchachos saben que la vida está a ras de piso, en la posibilidad del vuelo!