domingo, 16 de noviembre de 2014

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE LA VIDA TOMA UN RECESO





¿Qué define a la vida? ¿Tienen vida los títeres? ¡Por supuesto que no! Acá está la prueba: un grupo de títeres permanece inerte sobre una mesa. El muñeco de los ojos saltones ni siquiera puede dormir. ¿Cómo dormir con los ojotes abiertos? Debajo de su mano derecha está otro títere, un muñeco amorfo, de guante. Por ahí se ve una cabellera de lazo, pertenece a una muñeca. Son títeres, no tienen vida. Es necesario que el titiritero los tome entre las manos para que los títeres cumplan con su función, que es la de divertir al público. Nacieron para divertir al público. Bueno, no sólo divierten. Recordemos a Rosario Castellanos y a su títere Petul. Este muñeco cumplía la función didáctica de enseñar buenos hábitos a los niños de los Altos de Chiapas.
¿Qué define a la vida? El titiritero tiene vida cuando sube a un escenario, pero también está vivo cuando baja. Esto no sucede con los títeres. Los títeres parecen tomar vida en el escenario, pero en cuanto termina la función tal “ánima” desaparece.
Parece que la vida, así tan simple como se ve, tiene rangos. Parece que la vida no siempre está en plenitud. Parece que los hombres y mujeres que tienen pasión por algo cuando realizan tal oficio es cuando están más plenos, más llenos de vida; es decir, la vida depende, en mucho, de lo que se hace y cómo se hace.
El titiritero de vocación se siente pleno cuando está en el escenario, cuando, a través de sus manos, de sus gestos y de su voz, le da vida a un simple muñeco. Antes, los titiriteros manejaban a sus muñecos ocultos del público. Se trataba de hacer que la gente, de veras, creyera que los muñecos tenían vida propia. Ahora no es así. Los titiriteros modernos no tienen algún empacho en mostrarse frente al público manipulando los títeres. Esto es así porque saben que, en efecto, el muñeco toma vida propia y llega el momento en que los niños espectadores olvidan las manos de los manipuladores y se concretan a ver la actuación del muñeco. (En la vida real también ocurre esto con frecuencia, la gente olvida a los que manipulan la vida desde arriba.)
Pero, ¿de veras los títeres fuera del escenario están inertes? ¿Son como piedras? Uno puede imaginar que los títeres son como aquellas muñecas que jugaron las niñas en la infancia, como los muñecos (soldados, luchadores, héroes) que jugaron los niños en la infancia. Mientras los niños juegan en el sitio a la guerra con los soldados de plomo o de plástico, los muñecos parecieran vivir. En cuanto las mamás llaman a comer, los soldados quedan tirados en el piso. ¿Qué sucede con ellos? Cualquiera dirá que son objetos olvidados, pero eso no es cierto. Cuando ocurre el juego, ocurre algo. Romeo dice que si en el mundo ocurren tantas guerras reales es porque los niños de todo el mundo las convocan a través de los juegos. Esta es una idea perversa, pero no deja de tener sentido. Cuando las niñas juegan a las muñecas, algo amoroso siembran en el Universo.
Acá los títeres parecen dormir. ¿Cómo no? Están cansados después de haber actuado. Mientras ellos “vivieron” los cientos de niños y papás que abarrotaron el teatro también vivieron con ellos. Ahora ya parecen olvidados. Se irán a la maleta y viajarán a otras ciudades. ¿Son simples objetos dentro de las cajas? ¿De verdad no tienen vida? Los humanos, quienes se congratulan de ser seres vivos no retornan a la vida cuando son encajonados. Los títeres, en cambio, seres inertes, recobran vida cada vez que un titiritero los saca del cajón y se vuelven plenos, llenísimos de vida, cuando actúan en el escenario. Su pasión es tanta que la vida los rebosa.