viernes, 27 de marzo de 2015

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE LA LUZ REPOSA EN EL PISO





Como si brotara de la laja ¡la juncia! La juncia que, por designio natural, está colgada de los árboles acá aparece tendida como alfombra para bendecir el suelo que pisan los pies de estos hombres y mujeres que, año con año, llegan puntuales a la cita. La fotografía fue tomada a las siete de la mañana con cincuenta y dos minutos, del día viernes veintisiete de marzo de dos mil quince. La mañana era limpia como cristal, fresca como agua de chilacayote, afectuosa como corazón de quetzal.
Como si brotara del piso ¡el aroma! El aroma de la palma y de la juncia. Las mujeres y hombres son como seres de copal. En medio de los aromas más naturales de la tierra tejen las palmas. Tejen cruces que serán usadas para la bendición del día domingo. Sentados, muy formalitos, al amparo de los arcos del Centro Cultural Rosario Castellanos, como si pasaran las cuentas de un rosario, entrecruzan las líneas de la palma. Tejen cruces, porque ese es su destino. Cualquiera podría imaginar que ellos estarían señalados para bordar otro tipo de formas, acaso nubes o pájaros. Pero no, el destino los marcó y ellos aceptan ese sino.
Como si brotara del fuego ¡la tierra! Porque ellos son herederos de los hombres primeros, de quienes, con sus manos, llenas de tierra, han modelado el fogón donde el hombre y la mujer calientan sus penas, miserias y anhelos. Esta mañana de viernes, ellos comenzaron una labor que es herencia de siglos. Vuelven a tejer los sueños de otros, de quienes (con regateo encima, ¡cabrones!) adquieren esas maravillas bordadas.
Como si brotara de la nada ¡el prodigio! Porque antes de que pasen por sus manos sabias, la palma no es más que un bonche de tiras. Cuando la palma comienza a desgajarse en rayos, aquélla comienza a tomar la forma de un haz de luz. Las manos dóciles y experimentadas van dando forma a las tiras y se convierten en trenzas que iluminan la frente del mundo. Ah, qué hermosas esas colas trenzadas, son como caireles en la cabellera del universo.
Como si brotara agua del templo ¡el camino de luz! Un camino de luz es lo que forman estas personas, estos hijos de la niebla. ¡Qué diferencia con la mierda que provocan los integrantes de organizaciones! Acá hay un tendal de mirtos, un revoltijo de aire que forma un viento de piedra.
Gladys Bonifaz dice que el Centro Cultural está bañado en piedra, bañados en nubes estas personas que, año con año, vienen a dejarnos un río de agua limpia.