jueves, 17 de noviembre de 2016

CARTA A MARIANA, CON PASEO A MÓNACO





Querida Mariana: ¿Vos conocés a algún amante profesional? Hace como dos años, Rocío me preguntó si había yo conocido en Comitán a algún amante profesional. Al principio no entendí su pregunta. Ella explicó: “Sí, alguien que se dedique, de manera profesional, a seducir a mujeres guapas y millonarias”. No. En Comitán, le dije a Rocío, a lo más que llegamos es a tener a hombres que “dan el braguetazo” y se casan con mujeres ricas. Conozco a más de dos que ascendieron de posición social al echarles el ojo a muchachas herederas de haciendas y grandes negocios. También le dije a Rocío que es común que los muchachos ricos se casen con muchachas ricas para incrementar los capitales. Esto último es práctica común que viene de tiempos en que los finqueros decidían los destinos de sus hijas al casarlas con los hijos de otros ricos hacendados. Con este tipo de alianzas garantizaban, además, la pureza de la raza. Ahora esto último ya no se da, porque muchos jóvenes de familias modestas, gracias al estudio o a su sagacidad, han logrado hacer grandes fortunas y el dinero les da el derecho de elegir a muchachas de la nobleza comiteca que terminan aceptándolos. Esto hace que los hijos salgan café con leche. Puede sonar clasista lo que digo, pero es una realidad que se comenta en voz baja. En la mitad del siglo pasado las clases estaban bien determinadas y los grandes apellidos se aliaban con otros similares, era imposible pensar que una muchacha bonita, rica, con cabellos rizados, de apellidos castizos y piel apiñonada se fijara en un moreno, pelos de puerco espín y de apellidos sin blasón. Hoy, Comitán ha cambiado. Pero no tanto para que tenga amantes profesionales, es decir, gigolos. No hay, o bueno, yo no los conozco, hombres que de la seducción hacen su profesión, hombres que, con sus encantos varoniles, sirven de compañía a las muchachas ricas y bellas.
Los amantes profesionales abundan en los lugares más exclusivos de la tierra. No dudo que estos gigolos existan en Cancún, por ejemplo, lugar donde acuden muchachas millonarias de todo el mundo, muchachas que se subliman ante los requiebros de esos hombres que han hecho de la seducción todo un arte. Acá en Comitán no se da. Acá, como que los hombres están acostumbrados a otros modos y como las turistas millonarias no llegan, pues no tienen la costumbre de vestir de manera impecable ni de tener modos excelsos para tratar a las damas.
Tengo un amigo (que vos también conocés) que se las da de seductor y logra convencer a más de una, pero sus conquistas son jóvenes sin fortuna (me refiero al plano económico). El máximo deseo de mi amigo es su satisfacción personal (me refiero al plano sexual). Por lo tanto, su comportamiento dista mucho de aquellos maravillosos hombres que se especializan en el arte de la persuasión a través de modales finos. Los amantes profesionales conocen a la perfección cómo es el pensamiento de la mujer, conocen los modos exquisitos con que las mujeres se rinden. Bueno, con decirte que hasta para abrir una simple coca cola tienen un encanto especial, lo que los franceses llaman “charme”. Acá, me da pena decirlo, pero la mayoría de hombres no son encantadores. A veces paso por carpinterías o talleres mecánicos y veo a los compas, llenos de grasa, sin camiseta, con los vientres inflados por comer tanta tortilla y no hacer ejercicio. Y si, en algún momento, aparece un hombre con “charme”, la gente lo voltea a ver con “desconfianza”. En este país no da confianza un hombre bien vestido, con aroma rico, con modales finos, que, en lugar de tomar tequila, prefiere tomar champaña.
No, le dije a Rocío, en Comitán no he conocido a ningún amante profesional. Éstos los hallamos en la Riviera Francesa, en Mónaco, en los grandes salones llenos de espejos y candiles de mil bujías. Como son tan exquisitos ellos siempre visten de manera elegante y conducen autos de lujo. Sus rostros son tan bellos y pulcros como una escultura de Rafael. Se acercan a la perfección. ¿De dónde tienen tanto dinero? Son herederos de grandes fortunas, por ello son hombres cultos y finos, pero, además, sus riquezas se incrementan gracias a que seducen y aman a mujeres millonarias, por eso son ¡amantes profesionales! No, acá en Comitán no hay.