lunes, 21 de noviembre de 2016

CUANDO LOS INTERESES FUNDEN LAS LÁMPARAS VERSALLESCAS




Las lámparas versallescas siempre están cerca del cielo, siempre están por encima de nuestras cabezas. Son las encargados de iluminar los salones donde se realizan las grandes conmemoraciones. Pero, ¿para qué sirve una lámpara con las bujías fundidas? Para nada, bueno, sirve para acumular polvo y telarañas.
Por intereses malsanos, hay ocasiones en que las lámparas versallescas no iluminan. Como ejemplo están dos actos recientes, los dos están relacionados con el reconocimiento de hechos relevantes. Uno de estos actos es la entrega del Premio Nobel de Literatura, el otro es la entrega de la Medalla Belisario Domínguez.
Dichos reconocimientos fueron creados para afirmar la dignidad de ciertas personas. El Nobel reconoce a quienes, según el entendimiento de los integrantes del jurado, son los escritores que han creado una obra literaria relevante; y la Belisario Domínguez reconoce a las personas mexicanas que se han distinguido por realizar acciones en favor de la patria.
La medalla Belisario Domínguez desde años anteriores ha dejado de lado su vocación original y se usa para intereses aviesos de grupos particulares. El Nobel de Literatura perdió su vocación este año.
Se sabe que ahora la entrega de la medalla Belisario Domínguez queda en manos de grupos políticos. Cada año, un partido político tiene la decisión en sus manos. Un año es el PRI, otro el PAN y luego el PRD y así consecutivamente. Ya no es el Senado quien decide y sino un grupúsculo, esto habla de una fractura que deshonra la imagen de la institución política y denigra el objetivo puntual de la entrega de la medalla que lleva el nombre de un comiteco relevante.
Algo similar ocurrió este año con la entrega del Nobel. Jamás el grupo de notables encargado de designar al escritor merecedor de tal distinción había caído en terrenos que lo desviaron de su función esencial. Muchos admiradores de Bob Dylan (el elegido) han hablado bondades de las letras de sus canciones y no dudan en reconocerlo como un poeta de excepción. Sin duda que esto es cierto, de lo contrario los integrantes del Comité Sueco no lo hubiesen elegido, pero -y esto es lo grave- Bob es más intérprete que escritor. Los millones y millones de personas que admiran a Bob lo conocieron a través de un acetato, de un casete, de un disco compacto o de un dispositivo electrónico musical reciente. Su letra tiene el complemento de la música. Si Bob sólo “dijera” sus letras muchos de sus admiradores se sentirían frustrados. Este año, el grupo de notables se equivocó. No privilegió el libro sino el disco.
Desde siempre (pensar lo contrario sería ingenuo) la entrega de reconocimientos responde a una serie de intereses particulares, pero, por lo regular, dichos estímulos se realizan siguiendo el espíritu que creó el galardón, pero este año las dos instituciones ¡se volaron la barda! Es más sorprendente la decisión de la Academia Sueca, porque del Senado ya puede esperarse todo.
Muchos críticos han señalado que la entrega de la medalla contiene un agregado perverso. Cuando alguien pregunta cuáles fueron los méritos de Fidel Velázquez para recibir la presea se dice que fue el secretario perpetuo de la central obrera del partido oficial. ¡Ah, bueno, dice el curioso! ¿Cuál fue el mérito de Carlos Fuentes? Fue un importante escritor mexicano (que nació en Panamá). ¡Ah, bueno, dice el curioso! Cuando alguien (en el futuro) pregunte: ¿Cuál fue el mérito del ingeniero Gonzalo Rivas?, la gente dirá: “Fue un héroe que ofrendó su vida al cerrar las válvulas de una gasolinera en medio de un incendio provocado por estudiantes de Ayotzinapa”. Este último agregado es de una perversión tal que contradice el espíritu liberal que siempre animó las acciones de Belisario Domínguez. El héroe comiteco dijo: “Cumpla con su deber la representación nacional y la patria estará salvada”. La patria está a punto de la asfixia, porque la representación nacional no cumple con su deber. No cumple con el deber máximo de honrar a la patria ni con el mínimo deber de elegir a personas con virtud en grado eminente para recibir la medalla.
Bob ya comunicó que no acudirá a la ceremonia de premiación. Ahora la Academia Sueca informa que el cantante acudirá a Estocolmo a brindar un concierto en 2017 y ahí, dice la Academia, el artista “puede” dar su mensaje. Da pena ajena esta declaración. No obstante que Bob ignora a la Academia al no acudir porque tiene cosas más importantes qué hacer, la institución mendiga unas palabras de parte del divo.
Este año, la lámpara de la Academia Sueca tuvo las bujías fundidas, lo mismo ocurrió con el candelabro del Senado Mexicano. Nadie, qué pena, tuvo la capacidad de arrimar una escalera para limpiar esas luminarias, para eliminar el polvo, las telarañas y los focos. Todo está fundido, confundido.