martes, 1 de noviembre de 2016

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA QUIÉN LA TIENE MÁS GRANDE





Querida Mariana: Tal vez en algún momento te platiqué que, antes, los muchachos hacían concursos para ver quién la tenía más grande. No obstante, lo que te contaré nada tiene que ver con juegos juveniles. En Darmen, la municipalidad realiza un concurso anual que así se llama: ¿Quién la tiene más grande? Y es un concurso de una planta de ornato llamada Sanserén. El día 9 de noviembre, los integrantes del jurado van a las casas de los competidores y visitan los jardines. Con una cinta métrica miden el alto y ancho de la sanserén, que es una flor de color rojo con motas blancas.
Romeo dice que aparte del juego que los adolescentes mexicanos hacen como travesura, en la intimidad de los baños, donde cuatro o más amigos usan un regla para ver quién es el campeón, en Armalos, también hacen un concurso que lleva el nombre ¿Quién la tiene más grande?, y que convoca a la población para ver quién tiene la fe más grande, ¿podés creerlo?
Yo entiendo que hay cosas mensurables, pero otras no. A mí jamás se me hubiese ocurrido organizar un concurso para ver quién tiene la fe más grande. ¿Cómo el jurado da su veredicto? ¿Con base en qué?
En Darmen, los integrantes del jurado llevan una cinta y hacen mediciones exactas. El secretario anota en su bitácora el tamaño de la sanserén. El jurado, como ya dije, mide el alto y el ancho, porque son flores que brotan de un tallo y se abren como manoplas. El jurado toma la altura desde la base del tallo hasta la punta del penacho y mide el diámetro de la flor abierta. No hay duda. Al final del día, después que visitaron cientos de jardines, en la plaza del pueblo, ante una multitud divertida y expectante, dan a conocer los resultados y premian a los tres primeros lugares. En Darmen, la flor de sanserén, desde tiempos remotos, es considerada como un símbolo de armonía. Las ancianas las usan para adornar los altares y para preparar tés que ayudan a soñar sueños armoniosos.
Bueno, lo mismo sucede con los traviesos que se sacan el miembro para medírselo con ayuda de una regla de treinta centímetros. Rodolfo (no sé si creerle o no) cuenta que en una ocasión, en Veracruz, en casa de sus primos, jugaron el juego y uno de los amigos de su prima Esther, los venció de entrada, porque a la hora que se sacó su miembro, rebasó la regla. Uno de los amigos (luego dicen que salió del closet) insistía en ir por otra regla a fin de saber el tamaño exacto.
Pero, ¿cómo le hacen en Armalos para ver quién la tiene más grande? ¿Es mensurable la fe? El doctor Pacheco, experto en asuntos de estadística comenta que sólo lo que puede medirse es objeto de estudio científico, lo demás cae en el terreno de la charlatanería. Así pues, para el doctor Pacheco es más importante el concurso de las sanserén o de los penes que el de la fe.
No obstante, cuentan los armalenses, el concurso de ver quién tiene la fe más grande convoca a una multitud, tanto de espectadores como de concursantes, esto último es así porque el triunfador obtiene el prestigio en la comunidad y además el viaje a Jerusalén con todos los gastos pagados.
¿Cuál es la prueba que deben pasar los concursantes de la fe? Romeo dice que todo el pueblo se concentra en la playa y miran cómo los participantes caminan por encima del agua y luego, como si fuera triatlón, deben ayunar durante cuarenta días y cuarenta noches para llegar a la prueba final que es la de hacer figuras de pájaros con barro y luego soplar para que tomen vida y vuelen. Romeo dice que cada año hay más de dos participantes que llegan al final de la prueba; es decir, caminan sobre el agua sin problema y ayunan el periodo exigido, pero, como los habitantes de Armalos, son torpes con las manos, no lograr modelar bien la figura de los pájaros y terminan haciendo ositos o conejos sin cola.