lunes, 12 de junio de 2017

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA, DONDE APARECE EL PORTAL MÁS MODESTO




Esta fotografía fue tomada desde la lateral más modesta del parque central de Comitán. No siempre fue así. Hubo un tiempo que esta lateral fue una de las más concurridas.
Ahora, las personas que se sientan en los restaurantes de la lateral donde está el Hotel Delfín ven a los niños que corren por el parque y a los boleros que dan brillo a los zapatos de los visitantes. Quienes se sientan en el pretil del palacio municipal, de igual manera, disfrutan lo que ocurre frente a ellos, los jueves y domingos escuchan la marimba del ayuntamiento y ven a los bailarines que, con mucha enjundia, siguen el ritmo de la canción que se llama Tacuatzín: “Adelante va la iguana / más atrás el tacuatzín, / todo aquél que no se baña / tiene olor a calcetín”. ¿Y qué decir de quienes se sientan en la grada del corredor o en las sillas del café de la casa de la cultura? Ellos son testigos de las citas amorosas que ocurren alrededor de la fuente.
El portal donde está la Farmacia del Ahorro es el menos visitado, porque no hay posibilidad de sentarse para, desde ahí, observar el parque. Este portal es el patito feo. ¡No siempre fue así!
En los años setenta, este portal tenía mucha vida. Como estaba a una altura superior de la calle, las gradas servían para que niños y jóvenes se sentaran ahí y vieran lo que frente a ellos ocurría. ¿Qué pasaba? ¡Mucho! Casi todo. Era el camino obligado de los alumnos de la escuela secundaria y preparatoria (que ocupaba el edificio donde hoy está la casa de la cultura); además, enfrente estaba la Proveedora Cultural. Cuando era temporada de “figuritas”, decenas de niños se concentraban ahí para intercambiarlas o para echar volados “de paquete”. La calle era un hervidero de niños y muchachos y, por lo consiguiente, ese portal era uno de los más embelequeros.
Cuando la manzana fue derruida, este portal perdió su espacio de privilegio. Las escuelas secundaria y preparatoria tenían sus propios edificios y, como sucedió en la Ciudad de México con la construcción de Ciudad Universitaria, los estudiantes dejaron de transitar por las calles del centro. Los niños dejaron de agolparse en la banqueta de la Proveedora Cultural.
Si algún despistado se para en este portal (es casi imposible sentarse) ve una imagen no muy grata. Desde el portal del Hotel Delfín, el palacio municipal y la casa de la cultura, el parque se muestra diáfano, lleno de árboles. ¿Qué se ve desde este portal? Series de escalinatas y muros tapizados con laja.
Cuando algo desaparece queda un vacío difícil de llenar. Cuando la manzana fue derruida también cayó el privilegio de este portal. Ahora la gente camina por ahí, pero no se detiene como antes lo hacía.